En plena meseta de la Anatolia, en el corazón de Turquía, se encuentra una región mágica, con un paisaje más propio de la Luna que de la Tierra. Está integrado por unas formaciones rocosas de tonos blanquecinos, con estrías verticales que se asemejan a hojas de cuchillos, valles espectaculares, ciudades subterráneas y peñascos que parecen esculpidos en el principio de los tiempos por seres fabulosos. Se trata de la región de Capadocia, que a pesar de encontrarse bastante aislada del resto del país, es uno de los lugares más turísticos de Turquía.
Recorreremos los rincones más increíbles de Capadocia, región declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Y lo hacemos tanto por tierra como por aire, pues aquel que la visite no puede irse sin realizar una de las actividades más increíbles y populares que se pueden hacer en Turquía: conocer la Capadocia en globo. En este itinerario que te proponemos garantizamos una experiencia inédita. ¿Nos acompañas?
- Historia y contexto de Capadocia
- Dónde está y cómo llegar a Capadocia
- Qué ver en Capadocia
- Volar en globo sobre Capadocia
Historia y contexto de Capadocia
La historia de Capadocia está ligada de forma indisoluble a sus característicos paisajes. De no existir las formaciones geológicas originadas por las erupciones volcánicas de un pasado ya muy remoto, no se habrían asentado aquí la mayor parte de los pueblos que han habitado esta región ya desde las edades del Bronce y del Hierro.
A lo largo de toda la Antigüedad, las cuevas naturales, tan abundantes en la toba volcánica de Capadocia, fueron el refugio de varias civilizaciones: hititas, persas (quienes le dieron el nombre de Kappatuka), griegos y romanos.
Luego, a partir del siglo I, también fueron refugio para los cristianos, que fundaron numerosas iglesias y monasterios y que llegaron aquí huyendo de la persecución de las autoridades romanas. De hecho, se supone que aquí predicaron los apóstoles Pedro y Pablo de Tarso. Muchos de esos centros religiosos han llegado hasta nuestros días en razonables condiciones de conservación, pudiéndose admirar aún parte de su riqueza ornamental.
Luego, amparadas por el Imperio Bizantino, estas instituciones dieron brillo a la Capadocia durante varios siglos. De hecho, en Capadocia nacieron y vivieron algunos de los padres de la Iglesia, como Basilio el Grande, Gregorio Nacianceno y Gregorio de Nisa.
Así, hasta que los otomanos se hicieron con el dominio del país tras la toma de Constantinopla, con un periodo intermedio en que la zona estuvo dominada por los selyúcidas. El Imperio Otomano duró hasta después de la I Guerra Mundial y luego la Guerra de Independencia (1919-22), frente a las potencias aliadas ocupantes, devino en la creación de la actual República de Turquía (en 1923).
Dónde está y cómo llegar a Capadocia
En primer lugar, es imprescindible saber donde se encuentra Capadocia. Hablamos de una región árida en la Anatolia central, a casi 800 kilómetros al sureste de Estambul (a unos 360 kilómetros si nos encontramos en Ankara, capital de Turquía).
Existen muchas formas de llegar a Capadocia. La más rápida es, sin duda, en avión. Desde España no hay vuelos directos a Kayseri, donde se encuentra el aeropuerto más cercano a Capadocia (a unos 70 kilómetros). Es imprescindible realizar una escala desde Estambul. Desde los dos aeropuertos de la ciudad parten a diario multitud de vuelos directos a Kayseri, con una duración media de 1 hora 30 minutos y unos precios que si se reserva con tiempo resultan muy competitivos.
Otra forma de viajar es por carretera, si bien los casi 800 kilómetros que separan Estambul de Capadocia supone emplear muchas horas. En autobús, por ejemplo, supone un viaje de hasta 12 horas. Eso sí, los autobuses ‘premium’ en Turquía son realmente confortables.
También se puede viajar en tren, si bien, la línea de tren rápida lleva sólo desde Estambul hasta Ancara. En la capital turca tendremos que continuar en autobús.
Por último, siempre se puede realizar el viaje alquilando un coche. Sin embargo, se trata de una opción más cara y el viaje es largo, incluso tedioso…
Qué ver en Capadocia
La historia de Capadocia comenzó hace mucho tiempo, exactamente, 10 millones años. En aquella era entraron en una violenta y prolongada erupción dos volcanes de la zona que cubrieron de lava toda la región de la Anatolia central. La acción de la lluvia, el viento y la erosión producto del tiempo esculpieron esta inusual región de la Capadocia. La llegada del ser humano a la zona fue también temprana. En ella se asentaron los míticos hititas en el tercer milenio antes de Cristo y desde muy pronto proliferaron prósperas ciudades-estado, al ser un enclave privilegiado en las rutas comerciales entre Oriente y Occidente. Pisó estas tierras Alejandro Magno, las dominó la Roma imperial y se convirtió en un hervidero de religiones y credos.
Visitar esta misteriosa región es conocer un territorio lleno de historia y de lugares únicos.
Valles de Göreme
A pesar de ser un pequeño pueblo agrícola, Göreme es el epicentro de Capadocia. Alrededor de este municipio se encuentra el Parque Nacional de Göreme, que se puede conocer haciendo agradables excursiones a pie desde el pueblo. En el parque se hallan sorprendentes valles: el de los Cuchillos, el de las Palomas, el del Amor o el Rojo. En este último lugar se encuentran enclavadas antiguas iglesias, y en sus zonas más altas se puede disfrutar de uno de los atardeceres más inolvidables de Turquía.
A un kilómetro del pueblo, además, se encuentra el célebre Museo al Aire Libre, formado por antiguas iglesias bizantinas, de entre los siglos VIII y XI, excavadas en la montaña y que cuenta con hermosos frescos. Si decide visitarlo, no olvide llevar una linterna.
Chimeneas de las hadas
Las famosas formas rocosas conocidas como ‘chimeneas de las hadas’ no son exclusivas de Capadocia, pero las que se encuentran en esta región son posiblemente las más famosas del mundo. Se trata de elevados pináculos rocosos que cuentan en su parte más alta con cierta forma de tejado. Se trata de roca sedimentaria erosionada que ha tomado esta forma. En la parte alta de estas estructuras está la roca más resistente, por lo que la erosión resulta más moderada, generando remates muy llamativos.
Estas chimeneas, conocidas en la región como kales (castillos), pueden llegar a tener una altura de hasta 45 metros. Al norte de Capadocia, en las inmediaciones de Aktepe, está concentrado el mayor número de chimeneas de las hadas. Poseen las formas más conocidas: de tono rosáceo con remate oscuro. En el antes mencionado valle de las Palomas, cerca de Göreme también puede disfrutarse de una representación de estas formaciones rocosas. De hecho, el valle se llama así porque las palomas de la zona anidan en las partes altas de las chimeneas.
Ciudades subterráneas
En los pueblos de Kaymakli y Derinkuyu, a unos 20 kilómetros al sur de Göreme, se encuentran dos de las ciudades subterráneas más interesantes de la región.
El origen de estas construcciones bajo tierra se pierde en el tiempo, si bien fueron los primeros cristianos de la región que huían de las persecuciones quienes hicieron un uso sistemático de este laberinto de túneles y cámaras subterráneas distribuidos en varios niveles. En los niveles superiores se encontraban las viviendas y las iglesias, mientras que los inferiores se usaban como almacenes. Contaban con un sistema de ventilación e incluso de salida de humo. El intrincado conjunto de galerías era perfecto para esconderse, pues aunque se encontrara la entrada, difícilmente se daba con la salida.
La visita puede resultar claustrofóbica, pues se debe pasar por pasillos bajos y estrechos.
Museos de Capadocia
Además del Museo al Aire Libre de Göreme antes mencionado, la provincia cuenta con espacios interesantes para exposiciones. Los dos más célebres se hallan en el municipio de Avanos, a unos 8 kilómetros al norte de Göreme. El Museo Guray de Cerámica está excavado en la roca, a 20 metros bajo el suelo. Tiene nada menos que 1.600 m2 de superficie expositiva dividida en tres partes: una primera que recopila piezas cerámicas arqueológicas desde la edad del Bronce hasta época otomana; una segunda zona donde se exponen piezas de los ceramistas contemporáneos más reputados del mundo; y una tercera que es una galería de arte más convencional.
Otro museo algo más extraño, que se puede visitar en Avanos, es Chez Galip. Se trata de un Museo del Cabello Humano. Su origen se remonta a 1979, cuando el fundador del museo se separó de su amante y ésta le entregó un rizo de su cabello como recuerdo. Desde entonces, su dueño ha recopilado más de 16.000 rizos de mujeres diferentes que expone orgulloso en este peculiar lugar.
La cerámica, eje de la artesanía de Capadocia
La región de Capadocia ha sabido mantener sus tradiciones, muy apreciadas por quienes visitan la zona. Una de las más antiguas es la alfarería. Y el centro neurálgico es Avanos. No es extraño ver alfareros dando forma a la arcilla en algunas de sus tiendas.
De hecho, cuenta con fábricas de las que salen algunos de los objetos de cerámica más apreciados del mundo. En cualquier esquina de esta localidad se puede adquirir como souvenir una singular pieza de alta calidad a buen precio.
Colinas de Uchisar
Una enorme roca agujereada como un queso de gruyère se eleva sobre la población de Uchisar, a sólo 5 kilómetros de Göreme. Se trata del punto más elevado de Capadocia, que sirve, a su vez, como castillo natural para sus habitantes desde al menos el siglo I de nuestra era.
Se pueden visitar tanto las estancias de este singular castillo como las galerías que las conectaban entre sí. Una de las experiencias más extremas consiste en subir los estrechos 120 escalones que nos llevan a la cumbre de la colina. Los menos aprensivos que consigan hacerlo tienen el premio de divisar una de las panorámicas más espectaculares de Capadocia, sobre todo si se hace al atardecer.
Valle de Pasabag
El Valle de Pasabag, que se encuentra entre Göreme y el Valle de Zelve (del que hablamos a continuación), supone un gran atractivo para visitantes llegados de los más diversos lugares del planeta, por la característica forma puntiaguda de las “caperuzas” que cubren sus chimeneas de hadas. A este lugar también se lo conoce como Valle de los Monjes, pues en el pasado cristiano de la zona acogió a varias comunidades monásticas.
De hecho, aparte de la geología, la gran referencia monumental en el Valle de Pasabag es la capilla dedicada a San Simeón, que se sabe habitó en esta zona hacia el siglo V.
Love Valley
El nombre de Love Valley (Valle del Amor) es, sin duda, una eufemística forma de referirse a la concentración de fálicas formaciones geológicas que hay aquí. Entre Göreme y Uchisar solo hay que dar un pequeño rodeo para llegar a este lugar, perfecto para una ruta a pie, que permite disfrutar de la singularidad de las erupciones volcánicas que le dieron su aspecto.
Sin duda es una de los grandes referentes en la visita a la Capadocia y su geología da pie a numerosas bromas y a fotografías, cuando menos, chocantes.
Pueblo de Çavusin
Situado entre las localidades de Avanos y Göreme, el pueblo fantasma de Çavusin estuvo habitado hasta mediados de los años 50. En ese momento, un deslizamiento de tierras obligó a las autoridades al traslado forzoso de la población a una meseta cercana, en un lugar geológicamente más seguro.
Lo que hoy se puede observar en Çavusin es el antiguo conglomerado de casas y cuevas excavadas en la toba volcánica, en una prodigiosa fusión con el elemento natural. Éste, modelado por sucesivas erupciones y la erosión provocada por la lluvia, el sol, el viento y resto de elementos naturales a lo largo de milenios.
Entre los monumentos que quedan en pie en Çavusin merecen visita la iglesia de Nicophoras Phocas (siglo X), sin duda una de las mejor conservadas y más valiosas de Capadocia. En su interior se pueden admirar numerosos frescos con escenas bíblicas.
Museo al aire libre de Zelve
Este espacio, incluido en la declaración de Capadocia como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, es una de las atracciones más visitadas de esa región. Se trata de un paisaje caracterizado por elevadas y puntiagudas chimeneas de hadas, entre las que a lo largo de la historia se han levantado numerosas construcciones, incluyendo iglesias y monasterios de la época bizantina, es decir, anteriores al año 1.100.
Algunos de estos monumentos presentan un razonable estado de conservación. Entre ellos, las iglesias de Uzumlu (de las uvas), Balikli (de los peces) y Geyikli (de los ciervos), siendo esta última la que da la bienvenida a este espacio.
El recorrido a pie por el valle, de unos 2 kilómetros de longitud, permite también observar las viviendas que conformaron la antigua localidad de Zelve.
Valle de las Rosas
El Valle de las Rosas, cuyo nombre oficial es Güllüdere, es uno de los grandes objetivos para buena parte de las personas que visitan Capadocia. Y lo es por la singularidad de las formaciones que se admiran en él. Pero también por las abundantes y valiosas huellas patrimoniales de un pasado hasta cierto punto esplendoroso.
La manera en que sucesivas erupciones volcánicas modelaron el paisaje ha marcado la vida de sus habitantes, ya desde los primeros pobladores que aquí se asentaron. Las llamadas chimeneas de hadas, los pilares de roca y cientos de viviendas aprovechando las cuevas naturales o excavadas por manos humanos son los elementos más llamativos.
Al Valle de las Rosas se lo conoce con ese nombre precisamente por las tonalidades multicolores que adquieren esos elementos geológicos con la luz del amanecer y el ocaso.
Volar en globo sobre Capadocia
Una de las estampas más célebres de Capadocia es la de decenas de globos de todos los colores elevándose sobre el singular terreno al amanecer. En efecto, la guinda del pastel a la hora de visitar este lugar único es ver aparecer los primeros rayos de sol sobre esta extraña superficie a varios cientos de metros de altitud.
Los vuelos salen cada mañana, siempre que el tiempo sea propicio. Hay multitud de compañías que ofrecen este tipo de excursiones en Göreme y en Uchisar.
En las cestas suelen entrar hasta 24 personas y, aunque no es muy económico, merece la pena. Suele incluir un pequeño desayuno previo al viaje y una copa de champán al aterrizar. El viaje en globo dura una hora, si bien lo normal es que toda la experiencia, desde que te recogen en el hotel hasta que te llevan de vuelta, se prolongue hasta 3 horas.
Para todo aquel que sienta la irrefrenable necesidad de subir en globo no está de más recordarle que lleve algo de abrigo y, si le tranquiliza, que contrate un seguro de viaje.