Varsovia es la capital de la República de Polonia. Situada en el centro del país, con más de 1.800.000 residentes es la urbe polaca más poblada (la segunda es Cracovia, con más de 800.000 habitantes).
La que en su día fue conocida como “la París del Este” sufrió una devastadora destrucción durante la II Guerra Mundial (1939-1945) por parte del ejército alemán -sobre todo, tras el histórico Alzamiento de Varsovia en 1944-. Entre 1945 y 1953 se llevó a cabo una gran reconstrucción de la ciudad, tomando como referencia los cuadros de Canaletto -pintor de la corte del rey Estanislao Poniatowski II del siglo XVIII-, de fotos, postales o recuerdos, entre otros materiales. Un logro que hizo que la UNESCO reconociese a su casco histórico como Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1980.
La Varsovia de hoy combina un rico pasado, que en gran parte ha tenido que ser reconstruido (más de un 80% de la ciudad quedó destruida por los nazis), con edificios de estilo comunista fruto de su época como República Popular de Polonia (1945-1989), rascacielos modernos, zonas verdes y calles llenas de vida. El río Vístula divide a la capital polaca en dos.
Desde España hay vuelos frecuentes, que son económicos, lo que la convierte en un destino europeo para escaparse en cualquier época del año. Si el viajero dispone de tiempo, con un mínimo de dos días se puede visitar bien la ciudad: el casco viejo, la ciudad nueva, sus principales edificios y monumentos, así como los Museo del Alzamiento o el Museo de la Historia de Judíos Polacos.
- Ciudad vieja
- Castillo Real
- Ruta Real
- Ciudad Nueva
- El Gueto judío de Varsovia
- Barrio de Praga
- Parque de Lazienki
- Palacio de Wilanów
- Museo del Alzamiento de Varsovia
- Palacio de la Cultura y la Ciencia
Ciudad vieja
El 1 de agosto de 1944, el Armia Krajowa (“ejército nacional”, en su traducción al castellano) se sublevó en Varsovia contra la ocupación alemana. El objetivo de este ejército perteneciente al gobierno clandestino polaco en el exilio era hacerse de nuevo con la ciudad antes de que lo hiciera el Ejército Rojo, que estaba a las puertas de la capital polaca, para evitar caer en otras manos y volver a crear un estado polaco independiente tras la guerra. Hasta el 2 de octubre, se produjeron intensos combates que se saldaron con más de 100.000 civiles y 18.000 soldados muertos, según estimaciones de la época.
Tras la derrota de los sublevados, los nazis destruyeron gran parte de Varsovia como represalia: se calcula que más del 80% del casco histórico. Después de la guerra, se llevaron a cabo las labores de reconstrucción de iglesias, palacios, la plaza del mercado y otros edificios cuyo patrimonio arquitectónico abarca desde el siglo XII al XX.
Así pues, la Ciudad Vieja (Starówka, en polaco) es prácticamente nueva en construcción, pero mira al pasado a través de sus edificios reconstruidos. En una mañana o una tarde es posible recorrer a pie los principales puntos de interés del casco antiguo de Varsovia.
Un punto de partida podría ser el Castillo Real, a orillas del Vístula. Residencia oficial de los reyes polacos hasta 1795, es aquí donde se promulgó en 1791 la considerada como primera constitución europea. Destruido por los nazis tras el alzamiento de Varsovia, está completamente reconstruido. En su plaza exterior se erige la columna de Segismundo III, dedicada al rey polaco (1587-1632) que trasladó la capital de Cracovia a Varsovia y que es punto de encuentro para muchos vecinos.
Desde el castillo, previo paso por la Catedral de San Juan (siglo XIV), se puede callejear hasta llegar a la Plaza del Mercado de la Ciudad Vieja (Rynek Stare Miasto), de siete siglos de antigüedad y con el monumento a la sirenita blandiendo una espada y un escudo en el centro (la sirenita es el símbolo de Varsovia). También alberga el Museo de Varsovia y es una de las plazas con más vida de la capital, junto con la Rynek Nowe Miasto, que es la plaza nueva y está a pocos metros de distancia.
Por último, es muy recomendable visitar la barbacana, que está a pocos pasos de la Plaza del Mercado. Esta antigua estructura defensiva medieval que databa del siglo XVI, también fue destruida casi en su totalidad durante la II Guerra Mundial y reconstruida durante la posguerra.
Castillo Real
El Castillo Real (Zamek Królewski) de Varsovia, que comenzó su construcción en el siglo XIV, momento en el que se construyó la Gran Torre o Torre de la Unión (torre Grodzka), está reconstruido a imagen y semejanza de su último aspecto, el que adquirió durante el reinado de Segismundo III (rey de Polonia entre 1587 y 1632). En su momento, fue sede del parlamento y centro cultural del país.
Se puede visitar puesto que gran parte es un museo. En su interior se pueden ver diferentes estancias como la de Audiencias, la capilla, la Sala de Mármol -parte más antigua del castillo-, la Sala del Trono o la Cámara del Consejo. Ya en la parte este del castillo hay una colección de pintura con cuadros de Rembrandt o Canaletto, entre otros.
Ruta Real
Precisamente, desde el Castillo Real o desde la Plaza del Castillo parte la Ruta real de Varsovia, un recorrido histórico de 10 kilómetros de longitud cuyo punto final es el Palacio de Wilanów. La ruta tiene sus orígenes en el siglo XIV, cuando los reyes polacos se trasladaban desde su residencia oficial hasta los palacios veraniegos que se encontraban a las afueras de la ciudad.
Hoy, la ruta está dentro de la ciudad, y discurre por algunas de las avenidas y calles más conocidas de Varsovia. Una forma de contemplar cómo cambiaba la urbe durante los diferentes periodos de las casas reales a través de palacios y jardines.
Podríamos arrancar en el Palacio y jardín Krasińskich (Pałac Krasińskich) más al norte del Catillo Real. Data del siglo XVII y destaca su estilo barroco y un bello jardín ideal para pasear. Desde allí, caminamos hasta el Palacio Presidencial, donde reside el presidente del estado polaco y es el de mayor tamaño y fue construido en el siglo XVII. Al lado se encuentra la Plaza Piłsudski y jardín Sajón, donde se ubicaba el palacio Sajón del siglo XVIII (tras la destrucción durante la II Guerra Mundial únicamente se conservan parte de sus pórticos), la tumba del soldado desconocido y un bonito jardín sajón con varias esculturas barrocas.
Siguiendo la ruta hacia el sur, nos topamos con el Palacio Kazimierzowski, que en sus orígenes fue una casa de campo de los monarcas. La penúltima parada es el Castillo Ujazdowski, que se encuentra ya en el amplio y conocido parque Łazienki y que también fue una residencia de verano de los monarcas. Hoy es sede del Centro de Arte Contemporáneo. En Lazienki hay que detenerse en el Palacio de la Isla. La última parada de la Ruta Real es el Palacio del Rey Juan III en Wilanów, conocido como “el Versalles polaco”.
Ciudad Nueva
La Ciudad Nueva de Varsovia (Nowe Miasto) se sitúa un poco más al norte de la Plaza del Mercado de la Ciudad Vieja, y forma parte del núcleo histórico de la capital polaca. Como casi todo en Varsovia quedó hecho cenizas en 1944.
Su origen data de finales del siglo XIV, momento en el que obtiene el título de ciudad independiente de la ciudad vieja. Ya con la Constitución de 1791 entra a formar parte de la Varsovia de aquella época.
La Plaza de la Ciudad Nueva (Rynek Nowe Miasto) se construyó entre los siglos XIV y XV, en su momento albergó un ayuntamiento y cuenta con algunos edificios de la etapa comunista.
Su calle principal es Freta, que nace en Barbacana y donde se esparcen tiendas, restaurantes o la casa natal de la Premio Nobel de Física y de Química, Marie Curie.
Además de diversas iglesias como la de la Visitación de la Virgen María o la Iglesia del Espíritu Santo, en la Ciudad Nueva no hay que dejar de ver el Monumento a los héroes del alzamiento, que se encuentra en la plaza Krasinskich. También es recomendable visitar la Ciudadela de Varsovia, plaza con forma de fuerte que ordenó construir el zar Nicolás I para reprimir una insurrección del pueblo polaco en 1830 (en aquel momento, el Reino de Polonia estaba unido al Imperio Ruso).
El Gueto judío de Varsovia
Aún quedan partes del muro y algunos edificios, como los de la calle Waliców; también, algún búnker del momento de la insurrección judía, en la calle Mila. Todo lo demás fue pasto de las llamas y destrucción de la Alemania nazi.
Hablamos del Gueto de Varsovia, una zona del sudeste de la ciudad polaca en la que el ejército de Adolf Hitler confinó a más de 400.000 judíos (un tercio de los habitantes de la urbe) entre las paredes de un muro de unos cuantos kilómetros de extensión. Fue el mayor gueto judío de la Europa ocupada por los nazis. El director de cine Roman Polanski lo narró en la oscarizada película de El Pianista.
Fue construído en 1940 tras la invasión alemana de 1939 para albergar a la población judía de Varsovia y de los alrededores. Tras años de sometimiento, tuvo lugar el levantamiento de miles de judios armados. Fue el 9 de enero de 1943, al comienzo de la segunda deportación masiva de judíos a campos de exterminio, y duró hasta mediados de mayo, cuando el ejército alemán les ganó la batalla y, en represalia, acabó por destruir todo y sembrar aún más terror.
Para conocer todo lo que ocurrió, es de visita obligada el Museo de la Historia de los Judíos Polacos. En frente, se sitúa El Monumento a los héroes del Gueto. Otro monumento, el de Umschlagplatz, recuerda el punto de partida desde donde salían los vehículos que llevaban a los judíos al campo de exterminio de Treblinka.
Barrio de Praga
A la derecha del Vístula, es decir, a la otra orilla enfrente del Castillo Real y cruzando el puente Slasko-Dabrowski, encontramos el barrio de Praga. Data del siglo VII y fue de las zonas menos afectadas durante la II Guerra Mundial, por lo que conserva una parte genuina de Varsovia. Historia y modernidad se combinan en este distrito que, si el turista tiene tiempo, no debería dejar de conocer.
Un punto de partida podría ser el Museo del Barrio de Praga (calle Targowa), para conocer la historia de este barrio. En cuanto a edificios religiosos, destacan la Catedral de San Miguel Arcángel y San Froilán Mártir (siglos XIX y XX) o la iglesia ortodoxa de Santa María Magdalena (1869). Y, como contraste, la calle Zabkowska, donde se ubican casas de mediados del XIX con el arte urbano; o el Centrum Praskie Koneser, que constituye un ejemplo de arquitectura que rescata recintos antiguos como la destilería de Vodka Koneser para albergar un Google Campus o tiendas de diseño.
Parque de Lazienki
De entre casi el centenar de parques de Varsovia -una cuarta parte de la ciudad polaca está ocupada por zonas verdes-, el Parque de Lazienski, con 76 hectáreas de superficie, es el más popular. Su origen data del siglo XVII, cuando un noble construyó unos baños -de ahí su nombre, Lazienki, que significa baños-.
Más adelante, los reyes polacos construyeron aquí la residencia veraniega del Castillo Ujazdowski o bello Palacio de la Isla, que hoy alberga un museo de cuadros de colecciones reales. Pabellones, esculturas o cascadas son otros elementos que observar durante un paseo por este parque lleno de riqueza natural en forma de árboles centenarios o pavos reales y faisanes.
En verano, se pueden escuchar conciertos de Chopin al aire libre.
Palacio de Wilanów
El Museo Palacio de Wilanów constituye la última parada de la Ruta Real y es conocido como “el Versalles polaco”.
Ubicado en el sudeste de Varsovia es, quizá, el máximo exponente del arte barroco de la capital polaca. Su origen data de 1677, cuando el rey Juan III Sobieski compró estos terrenos para construir una residencia palaciega. Como estaba apartado del centro de Varsovia, se conserva prácticamente intacto, a diferencia del resto de la ciudad devastada durante la II Guerra Mundial.
Además de poder visitar diferentes estancias, como los aposentos reales, el edificio acoge el Museo de Interiores y la Galería del Retrato Polaco. En los exteriores, sus bellos jardines y el parque, con un lago y una cascada para contemplar y relajarse. Museo del Alzamiento de Varsovia
Museo del Alzamiento de Varsovia
Ubicado en el número 79 de la calle Grzybowska está el Museo del Alzamiento de Varsovia, un espacio interactivo en el que se muestra la lucha y vida diaria de los miles de polacos que se sublevaron contra el ejército nazi entre agosto y octubre de 1944. Una resistencia contra la invasión alemana y para hacerse con la ciudad antes de que lo hiciese el Ejército Rojo.
Supone una inmersión multimedia en el contexto de aquellos 63 días de resistencia a través de cientos de objetos, películas, fotografías, grabaciones sonoras, etcétera. También muestra la vida durante los años de posguerra de una ciudad en ruinas que tuvo que levantarse bajo un régimen comunista.
Un monumento de acero atraviesa todas las plantas y en sus paredes están inscritas las fechas más importantes del alzamiento, así como hay huellas de balazos. Desde la torre del museo, a la que se puede subir, hay unas bellas vistas al Parque de la Libertad y de toda Varsovia.
Palacio de la Cultura y la Ciencia
Probablemente sea el edificio más icónico de Varsovia. Sus 237 metros de altura lo convierten en el más alto de la capital polaca y se divisa desde cualquier parte de la ciudad.
El Palacio de la Cultura y la Ciencia (Pałac Kultury i Nauki) se construyó entre 1952 y 1955, durante el régimen comunista. Fue impulsado por Stalin como “regalo del pueblo soviético a los polacos”.
Se ubica al sur de Varsovia y su estilo pertenece al realismo socialista, aunque parece inspirado por el art decó que tiene al Empire State de Nueva York como referencia. Fue un símbolo de la Polonia socialista acogiendo, por ejemplo, congresos del Partido Obrero Unificado Polaco.
Fue un espacio para conciertos, exposiciones o ferias. Con más de 3.000 estancias, tiene varios teatros, un cine, una piscina, oficinas, una universidad y hasta el Ayuntamiento de Varsovia está en este imponente edificio. Y dos museos: el Nacional de Tecnología y el de la Evolución.
Se puede visitar y acceder a sus actividades. En la plata 30, a 144 metros de altitud, hay una terraza que ofrece unas vistas panorámicas impresionantes de Varsovia. Alrededor del edificio están modernos rascacielos que conforman una especie de “City”.