La plaza de toros de la Maestranza, joya sin igual de la tauromaquia, alza sus blancos muros de cal sobre una elevación cercana al río Guadalquivir —conocida como monte del Baratillo—, desde 1765. Construido a lo largo de más de 120 años en el antiguo barrio de El Arenal, por las arenas de este coso han desfilado y desfilan grandes nombres del toreo patrio como Juan Belmonte, Manolete o José Tomás. No es para menos: la tradición avisa que todo torero, para ser reconocido como figura, antes debe triunfar en esta plaza. El origen de su construcción está íntimamente ligado a la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, una centenaria organización nobiliaria nacida al abrigo de la Corona con el fin de promover la práctica de la equitación y el manejo de las armas. Es, además, una de las más bellas muestras de arquitectura taurina en el mundo, con rarezas estructurales hoy convertidas en tesoros: la forma elíptica e irregular de su ruedo, en contraste con la forma circular acostumbrada; o su peculiar estilo arquitectónico, a caballo entre el tardo-barroco y el clasicismo.
Y es que admiradores no le faltan. El arquitecto Rafael Moneo, por ejemplo, decía maravillado durante el pregón taurino al que había sido invitado: “Si la Giralda hermana culturas, la Maestranza nos recuerda que siempre hay lugar para valientes, que no está escrito nuestro destino”. Aquí un fugaz salto al ruedo que, según dicen, transporta a todo aquel que lo pisa a campo abierto.
La Maestranza de Sevilla vista desde el tendido: entradas y actividades
Cada año, la Real Plaza de Toros de la Maestranza comienza su temporada taurina el Domingo de Resurrección (día coincidente con el comienzo de la Feria de Abril), y termina en septiembre. Es por eso que, todo aquel interesado en asistir a una corrida deberá programar su visita a Sevilla calendario en mano. Y monedero también. Los precios de las entradas suelen oscilar desde los 52 euros de la localidad al sol, hasta los 250 euros de la mejor situada.
A su vez, desde hace sólo dos años, la empresa encargada de gestionar la temporada taurina también organiza una serie de actividades enfocadas a la promoción de dicha cultura. Una iniciativa pionera que anima al público a participar en talleres de formación en el propio ruedo, a repasar corridas famosas con sus protagonistas, o a realizar excursiones a ganaderías que tradicionalmente han provisto de toros a la plaza.
Visita guiada por la cultura taurina (sin toro)
Por otro lado, para aquellos a los que las corridas per se no despiertan interés (o simplemente prefieren prescindir de ellas), la Plaza de la Maestranza también pone a su disposición visitas guiadas fuera del horario de lidias. Estas visitas al recinto están disponibles todo el año y son, literalmente, un viaje a las entrañas de la tauromaquia. Con un precio general de 8 euros, el recorrido incluye, además de un paseo por los tendidos de la plaza y el monumental ruedo, un viaje al interior del llamado Museo Taurino. Este último, inaugurado en 2008 por los actuales reyes de España, está compuesto de una serie de galerías interiores en las que se exhibe, atesorado durante siglos, patrimonio taurino de toda clase.
Es el caso de la Sala de Pinturas, una colección de óleos pertenecientes a los siglos XVIII, XIX y XX, cuya temática sobrevuela paisajes de campo, escenas de lidia, y retratos de grandes toreros. La Sala de Estampas, a su vez, recoge un preciado repertorio de estampas, litografías y grabados, entre las cuales destaca una imagen de 1578 llamada Corrida caballeresca —primer registro taurino del que se tiene constancia—; o las llamadas doce estampas de la Tauromaquia, realizadas por el pintor Francisco de Goya a su paso por París en 1876.
Y, sin embargo, son muchos los que afirman quedarse con la última de las estancias del recorrido: la Capilla de los toreros. Un lugar silencioso presidido por un retablo cuya imagen central muestra a una pequeña Virgen de Los Dolores. A sus costados, podemos encontrar tres oraciones impresas en azulejos de cerámica que ayudan a infundir coraje en el torero. A fin de cuentas, el último rincón que éste visita antes de lanzarse al albero alcalareño del ruedo.
Luces, cámara y acción en la Maestranza
La imponente presencia de la Maestranza, a orillas del Guadalquivir, ha calado con el paso de los siglos en numerosos dramaturgos y cineastas. De ahí que con la plaza suceda lo mismo que con otros tantos símbolos de ciudad, que sin haberlos visitado en persona uno tenga la sensación de conocerlos. Porque en realidad ya la lo hemos hecho, acompañando al Fígaro de El Barbero de Sevilla; a la Carmen de Georges Bizet; o al Don Giovanni de Lorenzo da Ponte.
También a través de tantas y tantas películas —nacionales y extranjeras— cuya trama se ha visto atraída por la sombra romántica que proyecta la plaza. Desde la comedia costumbrista de ‘El patio de los naranjos’, primera en hacerlo en 1926; hasta ‘Night and Day’, americanada protagonizada por Tom Cruise y Cameron Díaz que ubica los encierros de San Fermín en las inmediaciones del coso. Y la lista entre medias es interminable: ‘Sangre y arena’, de Rouben Mamoulian; ‘Pan, amor y Andalucía’, dirigida por Javier Setó en 1958; ‘Ese oscuro objeto de deseo’, de Luis Buñuel; o ‘La joven de las naranjas’, película noruega de 2008.