El remozado Puerto de Valencia es uno de los escenarios imprescindibles de la Valencia marinera. Sus edificios singulares, su trajín diario, la evocación de un pasado en el que se fabricaban barcos a destajo y sus vistas a una franja traslúcida del Mediterráneo hacen obligada esta visita para el viajero, que comprobará, por mucho que se diga lo contrario, que Valencia no vive de espaldas al mar. La prueba está en los atractivos restaurantes y espacios de ocio con los que cuenta el entorno del Port de Valencia, como aquí se le conoce.
Integrado en el área metropolitana, el puerto de Valencia es el quinto puerto con más tráfico de Europa y el primero de España. De aquí salen los barcos que conectan Valencia con las Islas Baleares y desde hace tiempo es una importante estación en el turismo de cruceros del Mediterráneo. Su superficie supera el millón de metros cuadrados. Eso de momento, porque está aprobado un ambicioso plan de ampliación por su zona norte. Y cuenta también con impresionantes construcciones que un día tuvieron un destino diferente del actual.
- Las Atarazanas del Puerto de Valencia
- El singular Edificio del Reloj
- La Copa América de Vela
- Acero y cristal en el puerto de Valencia
- Restaurantes en el Puerto de Valencia
Las Atarazanas del Puerto de Valencia
Es el caso de las Reales Atarazanas del Grao, excelente muestra del gótico civil en Valencia, que nacieron para construir y remendar barcos cuando la ciudad era una potencia marítima mediterránea. La construcción de las Atarazanas comenzó en 1377, por orden del Consell de la ciudad, y sus obras se prolongaron hasta el siglo XV, en una época de gran apogeo de la industria naviera. Sin embargo, cuando esta actividad decayó, el espacio ocupado por las Atarazanas se destinó a otras funciones. Primero fue almacén de grano y después, depósito de sal y sala cinematográfica, hasta que acabó en manos privadas. Tras su declaración como Monumento Histórico en 1949, el Ayuntamiento de Valencia decidió recuperarlo y hoy alberga el Museo Marítimo Joaquín Saludes y varias salas de exposiciones.
La fachada principal de las Atarazanas del puerto de Valencia es muy visible porque está constituida por cinco grandes arcos apuntados fabricados en ladrillo entre los que podemos advertir el escudo de la ciudad. Su espacio interior ocupa nada menos que 3.500 m2 y está dividido en cinco naves longitudinales unidas entre sí con una techumbre de madera a dos aguas. Para hacernos una idea de sus dimensiones, basta decir que estaba concebido para permitir la entrada y salida de barcos.
El singular Edificio del Reloj
Ahora nos vamos a acercar casi a la orilla del mar para visitar, en la dársena interior de la Marina Real, el emblemático Edificio del Reloj, que data de 1916 y que nació como la Estación Marítima del Puerto de Valencia. Hoy, después de un interesante trabajo de restauración, acoge las oficinas de la Autoridad Portuaria. Se llama así porque desde su famoso reloj de cuatro esferas sigue señalando la hora de entrada y salida de los barcos. A sus espaldas, discurre la calle del Doctor Juan José Dómine, una de las pocas vías porticadas que hay en Valencia.
Junto al Edificio del Reloj, nos vamos a topar después con los denominados Tinglados modernistas que jalonan la dársena del puerto de Valencia y que fueron construidos, éstos sí, para almacenar mercancías. Son inmuebles proyectados en 1911 y decorados con motivos vegetales valencianos y relieves que aluden al trabajo y al universo marítimo. De los seis tinglados que se construyeron, sólo quedan el 2, el 4 y el 5. Si tienes curiosidad y te fijas, en el Tinglado número 2 encontrarás figuras de martillos, tenazas, ruedas dentadas, peces, anclas…
La Copa América de Vela
Si te gusta la vela, fíjate en un edificio negro de cristal, situado entre el Edificio del Reloj y el Tinglado número 2. Es la Casa de la America’s Cup, la regata de vela internacional más prestigiosa de la historia. Podrás acceder también a su interior y te mostrarán, si lo deseas, un audiovisual sobre la historia de la regata. De hecho, la Copa América 2007 fue la convocatoria que aceleró la remodelación del antiguo Port de Valencia. Valencia, de hecho, era la primera localidad europea en organizar este evento.
La Marina Real Juan Carlos I del Puerto de Valencia hoy está dedicada a los deportes náuticos. Tiene dos dársenas con capacidad para 800 amarres, así que el público tiene la ocasión de disfrutar de las embarcaciones allí atracadas, entre los que encontrará muchos veleros, y de la tranquilidad de las aguas del Mediterráneo, mientras divisa a lo lejos el faro y la blanca silueta del impresionante edificio Velas y Vientos (Veles e Vents), toda una referencia vanguardista de la dársena del Port de Valencia que costó la friolera de 35 millones de euros.
Acero y cristal en el puerto de Valencia
Se trata de una impresionante construcción de acero y cristal, diseñada por los arquitectos David Chipperfield y Fermín Vázquez, que simboliza la modernidad y sirve de enlace entre la ciudad y el mar. Obtuvo el premio de arquitectura LEAF 2006 y fue concebida como centro de operaciones de la regata. Desde sus terrazas, se divisan los barcos que salen del canal, la silueta completa de la dársena y la playa de la Malvarrosa. Una curiosidad: Toma su nombre de unos versos de Ausiàs March en los que el poeta del Siglo de Oro valenciano evoca la fuerza de los vientos.
Si tienes tiempo, te sugerimos que, por su cercanía al Port de Valencia, visites también la renombrada playa de la Malvarrosa, el Museo del Arroz, situado en un viejo molino; el Museo de la Semana Santa Marinera, con imágenes, tronos y estandartes de las diferentes hermandades, y la Casa Museo Blasco Ibáñez, dedicada a uno de los escritores más importantes que ha dado Valencia. ¿Recuerdas “Cañas y barro”?
Restaurantes en el Puerto de Valencia
Y si lo que te apetece verdaderamente, a estas alturas, es sentarte a la mesa, te hallas en el sitio perfecto, porque el entorno del Puerto de Valencia se ha convertido en un polo de atracción de “gourmets” y “foodies”. Los restaurantes más singulares son el Bar Aduana, ubicado entre dos ficus de 15 metros de altura que han sido declarados árboles monumentales; Destino Puerto, Vlue Arrivar, Dos Lunas Beach, High Cube, La Marítima, Malabar, La Lonja del Pescado y Duna Puerto, pero la oferta de locales es muy amplia en las cercanías y para todos los bolsillos. Si quieres darte un homenaje gastronómico, reserva en La Sucursal, el restaurante del edificio Veles e Vents. Además de tener un panorama 360 grados sobre el puerto, disfrutarás de un menú degustación que ha sido reconocido con una estrella Michelin y dos soles Repsol.
Así que no lo olvides. Aprovecha tu estancia en Valencia para disfrutar del puerto, de sus magníficos edificios del patrimonio industrial, de las nuevas aportaciones arquitectónicas y de su amplia oferta gastronómica y de ocio.