Sucede con la provincia de Málaga que muchos turistas se marchan de ella sin haber visitado su capital, eclipsados, no sin razón, por la imponente y archiconocida Costa del Sol. Ahora bien, esta provincia andaluza tiene todo lo necesario para disfrutar de un viaje con amigos, y bien merece la pena visitar hasta el último de sus rincones.

Además de su litoral, a tramos altamente turistizado —valga el neologismo— y a tramos salvaje y aislado, Málaga esconde un sinfín de parques naturales en los que explorar la peculiaridad que brota de la mezcla de los bosques mediterráneos en un clima casi tropical. Por su parte, en el ambiente urbano de la ciudad de Málaga son interminables las propuestas de ocio, gastronomía y cultura, con cada vez mayor número de espacios alternativos, y una lista interminable de bares de tapas. De toda esta amalgama surgen cuatro recomendaciones de plan, para que vuestro viaje con amigos resulte 100% malagueño.

Bucear por el precioso fondo marino de Maro

Si bien la llamada Costa del Sol occidental —aquella que se extiende al oeste de la ciudad de Málaga— goza de mayor popularidad entre los veraneantes, conviene no perder de vista el tramo de litoral opuesto, aquel que se acerca a tierras granadinas. Dado que en esta área ha tenido lugar una menor actividad urbanística, en ella es posible encontrar paisajes de apariencia tan salvaje como los que ofrece el Parque Natural de Maro-Cerro Gordo.

Su epicentro, el encantador pueblo de Maro, dista apenas 3 kilómetros de Nerja, y es un punto de partida excelente para emprender una jornada de submarinismo con amigos. Tanto Arrecife Club de Buceo (952 255 214), como Buceo-natura (958 82 74 19), nos trasladan a este excepcional paraje de la mano de profesionales. Si no tenemos experiencia alguna, pero queremos probar aquello de respirar bajo el agua, podremos realizar nuestro bautismo de buceo con ellos, con clase teórica incluida.

La inmersión en el mar será el momento más esperado por el grupo, y una vez bajo el agua, disfrutaremos de un bonito recorrido a poca profundidad, en el que será común cruzarse con grutas y fondos escarpados, así como con todo tipo de especies marinas, como la tortuga boba, el coral anaranjado o el llamativo pez luna. Al finalizar el bautismo, quedará tiempo para disfrutar de las playas y los paisajes circundantes, con especial atención a las espectaculares cascadas que abundan en la zona.

 

 

Dos lugares de tapeo que no admiten excusa

Plan clásico donde los haya, especialmente en Andalucía, el salir de tapas es una de esas actividades que debe realizarse allí donde uno vaya. Tras una jornada deportiva, no hay mejor recompensa que darse una ducha refrescante, vestirse con ropa ligera, y salir a la calle a dejarse seducir por los bares de tapas más apetitosos. Y como en la ciudad de Málaga hay tantos, nos vemos en la obligación de recomendar al menos unos pocos:

El Mercado Central de Atarazanas, en pleno centro de Málaga, más que un bar es una zona de bares, y además una parada perfecta por muchos motivos. Por un lado, ofrece al visitante un pedazo viviente de la historia de la ciudad, por ser aquí donde se levantaban impresionantes astilleros en época nazarí. De los mismos hoy sólo pervive una puerta de mármol, y cómo no, el nombre del mercado, cuya traducción literal al castellano vendría a ser “lugar donde se reparan barcos”.

 

 

El otro gran atractivo es que este mercado ofrece al visitante más de una veintena de puestos de producto fresco. El mismo que utilizan bares vecinos como el Café Bar Mercado Atarazanas (calle Atarazanas, 10) o el Bar El Yerno (Plaza Arriola, 12) en la preparación de sus platos. El primero se ha hecho famoso gracias a sus brochetas de rape y gambón, a sus calamares rebozados y a sus tapas de paella. El segundo prepara delante del comensal un surtido de frituras crujientes de pescado y marisco, con especial mención a sus boquerones al limón, sus vieiras y navajas, y su pulpo frito.

Sin salir del centro histórico, la otra recomendación gastronómica nos transporta a escasos metros del Museo Picasso. Casi tan famoso como este, la Bodega Bar El Pimpi (Calle Granada, 62) es a menudo colocada dentro de la lista de los must-do malagueños. Inaugurada en 1971, como dato curioso su nombre hace referencia a un personaje popular de la cultura local que antiguamente solía prestarse como guía a los viajeros lejanos que llegaban al puerto de la ciudad.

Por sus salones y bodegas de estilo regionalista han desfilado incontables personalidades como la familia Picasso, la Duquesa de Alba, Antonio Gala, Paco Rabal o Antonio Banderas, quien por cierto es a día de hoy socio del restaurante. Con estos valores añadidos, sólo cabe decir que sus tapas y sus vinos de la tierra se sirven y se bastan para poner la guinda a este pastel tan malagueño.

Probando la cerveza artesanal que se produce en Málaga

Con el estómago lleno es, tal vez, como mejor se saborea la cerveza —y con amigos, por supuesto—. Por eso, otro plan que no puede faltar en Málaga es el de explorar su circuito de cerveza artesanal, a la vez que se disfruta de sus calles y de sus gentes. Porque si bien esta ciudad es principalmente conocida por su vino dulce en cuanto a bebidas se refiere, en los últimos años la misma ha comenzado a importar el “fenómeno craft-beer” sin complejo alguno.

La primera opción que os recomendamos tiene un nombre que no deja lugar a dudas: La Fábrica. En pleno barrio del Soho —centro cultural callejero por excelencia en Málaga—, esta cervecería con diseño industrial pone a disposición del visitante hasta siete cervezas distintas. Eso sí, todas ellas elaboradas de manera 100% artesanal. Además, sus 1200 metros cuadrados de superficie acogen también de manera frecuente conciertos de música en directo.

Por otro lado, esparcidos por toda su geografía urbana, la ciudad de Málaga ofrece diferentes rincones en los que probar cerveza de elaboración propia. El Rincón del cervecero (calle Casas de Campos, 5) es uno ellos. Situado también en el barrio de Soho, su pasión por la cerveza artesanal es tal que hasta te venden el equipo necesario para hacerlo tú mismo en casa.

En Central Beers (calle Cárcer, 6), con una estética más estilizada que la del anterior, encontramos hasta 15 tipos de cerveza de barril y una carta simple, pero contundente, a base de hamburguesas y ensaladas.

Para terminar, La Botica de la Cerveza (calle Victoria, 13) esconde, tras su apariencia de humilde tienda-bar, una de las mejores oportunidades para conocer en profundidad la historia de la cerveza al mismo tiempo que se degusta. Ya sea en barril o en botella, este templo del líquido ámbar atesora hasta 300 cervezas distintas; y organiza, bajo petición, catas personalizadas en un entorno distendido y familiar.

Conciertos y espetos en el Sonora Beach

Puede ser que en vuestro viaje hayáis pensado en hospedaros en otros municipios costeros aparte de la ciudad de Málaga —si no es así, deberías pensar seriamente en ello—. Pasando Torremolinos, Fuengirola y Marbella se llega a Estepona, uno de los cascos antiguos más bellos de toda Andalucía y cuya cercanía a la Sierra de Grazalema arroja unas vistas cautivadoras.

Allí, en su playa, se encuentra el Sonora Beach, un chiringuito único en donde el estilo bohemio danza a ritmo de funky; y en donde los conciertos estivales son una constante casi diaria. Abierto de 11:30 a 21:00 todos los días, tanto un buen espeto al mediodía, como un mojito al atardecer pueden servirnos como excusa totalmente válida para visitarlo.