Gran Senda de Málaga: un nombre que anuncia con elocuencia lo que representa, un paseo natural que recorre la provincia de norte a sur y de este a oeste, brindando a quienes lo contemplan escenarios de ensueño. Pueblos blancos, olivares infinitos, bosques cerrados, cursos fluviales… El paisaje cambia como lo hace el asombro (y la energía) de aquellos que lo cruzan buscando una alternativa de ocio en contacto con la naturaleza, pero sin alejarse demasiado de la Costa del Sol .
Esta ruta de Málaga es, con diferencia, una de las más versátiles del sur de España. No en vano, sus más de 700 kilómetros, divididos en 35 etapas, atraviesan nueve comarcas y más de medio centenar de municipios. El recorrido descubre tanto el patrimonio natural de la provincia, como buena parte de sus atractivos culturales, las típicas construcciones encaladas o el carácter amable de sus gentes, señas de identidad propias de unos pueblos que derrochan encanto.
Pero aún hay más. Tras una jornada agotadora de caminata, los amantes del senderismo en Málaga no lo tendrán difícil para encontrar un lugar al que retirarse a descansar, recuperar energías con una buena oferta gastronómica local o compartir impresiones con los lugareños acostumbrados, cada vez más, a compartir con orgullo la belleza de su tierra con los amantes de la naturaleza llegados de todo el mundo.
Un viaje ‘interior’ en la Gran Senda de Málaga
El paisaje es uno de los principales reclamos de la Gran Senda de Málaga, aunque no el único. Está claro que el contacto con la naturaleza es inspiración y serenidad, pero también crecimiento, superación y riqueza. Es, en definitiva, el despertar de los sentidos que, a través kilómetros de viñas, macizos inescrutables, lagunas en calma y similares que se funden, a su vez, con el rico patrimonio cultural de la provincia y sus gentes, propician cierta catarsis personal.
¿Qué esconde esta senda de Málaga que permite ese viaje interior en armonía con el entorno? Fundamentalmente:
Trekking y otros deportes
El trinar de los pájaros, el murmullo de los ríos o el sonido del viento son una compañía lo suficientemente atractiva como para dejarse embaucar por la Gran Senda de Málaga. A excepción de ciertas zonas, buena parte de esta ruta en Málaga no solo puede hacerse a pie, sino también en bicicleta e, incluso, a caballo. Y es que, la senda malagueña recorre cuatro parques, dos reservas y tres parajes naturales.
Una estampa rocosa sobresaliente en el paisaje de la vega en la Sierra de Gracia, la serenidad y belleza natural de las Lagunas de Fuente Piedra y Campillos… Los reclamos naturales se suceden dibujando escenarios con personalidad propia. El Desfiladero de los Gaitanes, una garganta cincelada por el río Guadalhorce entre calizas y dolomías jurásicas; la Sierra de las Nieves o la Dehesa del Mercadillo, salpicada de pinares, encinas y fauna silvestre son solo algunos de los rincones para perderse a la largo de la Gran Senda de Málaga.
Por si esto no fuera bastante, la infraestructura conecta con otras actividades tanto deportivas como educativas. Más allá de ser una excelente opción de senderismo en Málaga, también es posible practicar escalada, piragüismo, rafting, descenso de cañones, vías ferratas y hasta descenso BTT, por lo que se antoja un plan perfecto para viajar con amigos a Málaga .
Turismo cultural
La senda de Málaga es mucho más que naturaleza salvaje. Sus 35 etapas recorren buena parte del patrimonio malagueño a través de vestigios de su historia repartidos por toda la ruta. Desde la propia capital de la Costa del Sol, con su catedral, el Museo Thyssen de Málaga o sus playas, entre otros, parte una aventura por las culturas de la provincia.
La sexta etapa de la Gran Senda de Málaga, por ejemplo, brinda un paseo por algunos de los pueblos moriscos más hermosos. Cómpeta, Árchez, Salares, Sedella, Canillas de Albaida… Sus casas encaladas y rincones pintorescos les han valido un carácter propio que se ha dado en llamar la Ruta del Mudéjar.
La recta final de esta ruta de Málaga, concretamente trigésima etapa, conecta Estepona y Marbella . Ambos enclaves son, sin duda, dos de los municipios más turísticos de la provincia. El primero presume de ser ‘el jardín de la Costa del Sol’. Además de un centro urbano renovado, Estepona ofrece la posibilidad de pasear por calles llenas de inspiración. Su Ruta de los Murales cuenta con más de media docena de obras de José Fernández Ríos, una iniciativa de arte urbano, digna de contemplar.
No es extraño encontrar a lo más granado del panorama social paseando por las calles de Marbella. Sin embargo, para los amantes del senderismo en Málaga, la ciudad brinda otros encantos. Su situación privilegiada al pie de la Sierra Blanca y con vistas al mar, es motivo suficiente para recalar en la que se considera popularmente como la capital de la Costa del Sol Occidental.
Desarrollo personal
El ‘viaje interior’ en la Gran Senda de Málaga empieza y termina en uno mismo. Sus escenarios ponen el telón de fondo para despertar la inspiración, pero son cuerpo y mente los que viven su particular catarsis. Con etapas que van desde los 10,5 kilómetros que separan Torrox y Nerja, a los cerca de cuarenta de la 32º etapa entre Ojén y Mijas, la ruta en Málaga es un reto para poner a prueba las capacidades de los senderistas.
Junto a la distancia, los distintos grados de dificultad (baja, media y alta) exigen, por momentos, una alta concentración. La toma de decisiones en entornos naturales y la respuesta física constituyen una interesante oportunidad para el crecimiento y el desarrollo personal. Todo ello envuelto en los diferentes sentimientos que despiertan los trayectos de la senda de Málaga.
La credencial del la Senda de Málaga
Al estilo del Camino de Santiago y su ‘compostela’, la Gran Senda de Málaga tiene su propia Credencial de Gran Senderista. El folleto que acredita la realización de, al menos tres de las 35 etapas, que puede obtenerse tanto de manera presencial como digital.
Lo mismo da la etapa de partida o destino, basta con sellar el documento a lo largo del recorrido y el senderista obtendrá el diploma que otorga la Delegación de Medio Ambiente y Promoción del Territorio de la Diputación de Málaga.
Naturaleza, cultura, tradición y playa o montaña a placer ¿qué más se puede pedir?