Un flysch es una formación rocosa que intercala capas duras y blandas. Se llama así porque flysch significa deslizar en alemán, y es que la diferente dureza de cada tramo de roca provoca que la erosión de unas capas sea más fácil que las de otras y termine “deslizándose”. Un buen ejemplo de esta magia geológica se encuentra muy cerca de Bilbao y San Sebastián, en el llamado Geoparkea o Geoparque de la Costa Vasca.
La diferente dureza de la erosión hace que unas capas resistan más que otras, creando así esos estratos de roca que parecen láminas de pizarra. El litoral que va desde Zumaia hasta Mutriku, en la provincia de Guipúzcoa, está plagada de estas formaciones, algunas realmente impresionantes.
Contemplar y recorrer los flysch del País Vasco es como trasladarse a un mundo mágico donde la geología y la naturaleza nos enseñan todo lo que son capaces de hacer. Bienvenido al lugar donde el litoral de Euskadi alcanza su plenitud, a uno de los más importantes flysch del mundo.
Geoparkea o Geoparque de la Costa Vasca
El conjunto de flysch del litoral vasco conforman el denominado Geoparkea o Geoparque de la Costa Vasca. Se sitúa en los municipios de Deba, Mutriku y Zumaia, en pleno mar Cantábrico. Son 13 kilómetros de una costa espectacular. Pero venir aquí no es solo descubrir las propias formaciones rocosas, sino también recorrer un territorio que preserva sus valores naturales y culturales. El Geoparkea fue declarado Geoparque Mundial de la Unesco en 2015, lo que da a entender el calibre del lugar.
Las formaciones del flysch, con más de 60 millones de años, incluso permiten ver una fina capa negra que pudo ser testigo del asteroide que terminó con los dinosaurios. Los geólogos tienen aquí un auténtico filón.
La morfología del Geoparque se caracteriza por la presencia de rocas calizas, cuyos orígenes se remontan al Cretácico Inferior. Nos encontramos en un territorio karst, donde la roca tiene componentes solubles al agua, provocando una erosión que modela el relieve de esta forma tan característica.
La ruta de los Miradores: de Zumaia a Mutriku
La mejor manera de conocer el Geoparque es siguiendo la ruta de los Miradores del Geoparque. Se trata de un itinerario de 55 kilómetros a través de los paisajes y pueblos que forman parte de este espacio, un recorrido completo que nos permitirá conocer los principales lugares de interés. Esta ruta combina tanto los paisajes costeros, donde encontraremos las formaciones de flysch, como diferentes pueblos para conocer sus tradiciones y el legado cultural de este territorio.
Otra excelente forma de admirar estas formaciones es a través de una travesía en barco, desde la que contemplar la espectacular y salvaje costa vasca. Podrás contratarla tanto en Zumaia como en Deba.
El flysch de Zumaia y el fin de los dinosaurios
Sin duda, el punto más característico de todo el Geoparque es el flysch de Zumaia, en la playa de Algorri. Este tramo de costa está tocado por la magia. Aquí es donde encontraremos la prueba de la extinción de los dinosaurios.
En Algorri, la bajamar nos muestra una fina lámina negra que nos traslada al gran meteorito que impactó en Yucatán y acabó con aquellos prehistóricos animales, hace 65 millones de años. Esta capa tiene componentes como el iridio, el níquel o el hollín, relacionadas con el meteorito. Es uno de los afloramientos más importantes del mundo para estudiar la extinción de los dinosaurios.
Recorrer la playa de Algorri de la mano de un guía es como abrir un libro de geología y pasar de página a cada metro que avanzamos. En el Centro de Interpretación de Algorri, en Zumaia, encontraremos toda la información para organizar nuestra visita. Esta pequeña cala la corona la coqueta ermita de San Telmo, conocida por ser escenario de la boda de la película Ocho Apellidos Vascos. Sin duda, Zumaia es el lugar perfecto para recorrer la costa del flysch caminando, a través de los diferentes senderos.
Elorriaga y Sakoneta, calas y acantilados de ensueño
Tras Zumaia, y continuando la costa hacia el oeste, encontramos otras dos formaciones imprescindibles en el Geoparque: Elorriaga y Sakoneta.
Elorriaga ofrece un auténtico balcón sobre la costa y los acantilados del Geoparque. Una ruta circular de un par de kilómetros nos permite recorrer este paisaje que combina el más puro verde con el gris de los afilados acantilados que cortan de raíz la hermosa campiña.
Un poco más adelante, la zona de Sakoneta esconde pequeñas calas entre los blancos precipicios. Aquí descubriremos una de las mayores rasas mareales, otra joya geológica que solo aparece con la marea baja. Un paisaje mágico, propio de escultores con cincel que el mar guarda con capricho.
Deba y el flysch negro
La recóndita villa de Deba es la guinda de nuestro viaje por el Geoparkea vasco. Resguardada gracias a la desembocadura del homónimo río y una pequeña bahía, su casco histórico es toda una sorpresa. La iglesia de Santa María, declarada Monumento Nacional, es una joya del gótico.
Desde Deba descubriremos el último tramo de la costa del flysch. Partiendo de las hermosas playas de Santiago y Lapari, el recorrido nos conduce hacia el flysch negro, una de las rocas más antiguas de todo el Geoparque, más oscura que en la zona de Zumaia. Como si se tratase de plastilina, los pliegues del flysch nos muestran hasta qué punto se puede deformar una roca. El mejor ejemplo está en la punta de Aitzandi.
Pero Deba también es paisaje interior y cuenta con algunos de los valles más hermosos de todo el País Vasco, como los del valle de Lastur. Coge el sentido contrario a la costa y déjate engullir por los prados que envuelven a este municipio.
¿A qué estas esperando para descubrir la belleza de esta mágica costa?