Ubicado al norte de la isla, en algún punto solitario del municipio de La Oliva, alza su silueta en el horizonte el volcán conocido como Calderón Hondo. No lo hace solo, puesto que a su alrededor aparecen otros tantos conos volcánicos que juntos conforman la llamada alineación del Bayuyo. Surgidos simultáneamente hace alrededor de 50.000 años, las lavas de estos volcanes fueron las responsables del aumento de la superficie de Fuerteventura hacia el norte y, por consiguiente, de su acercamiento a la vecina isla de Lanzarote.
Conectado con numerosos senderos y dotado de un relieve moderado, el acceso al Calderón Hondo resulta francamente sencillo, y su ruta de ascensión una de las más fáciles de toda la isla. Además, su situación a medio camino entre los pueblos de Lajares y Corralejo, permite al visitante conocer durante el día otras zonas de gran atractivo turístico en el norte majorero, tales como el Parque Natural Dunas de Corralejo o el recóndito pueblo pesquero de Majanicho. Si quieres saber un poco más acerca de esta ruta senderista y sus secretos, te invitamos a seguir leyendo.
La alineación del Bayuyo, un tesoro volcánico al norte de Fuerteventura
Hubo un tiempo lejano en el que las islas Canarias no tenían la superficie de la que hoy disponen. En el caso concreto de Fuerteventura —considerada, a nivel geológico, la isla más antigua del archipiélago—, sabemos que su forma alargada no fue siempre tan acentuada. Hace 50.000 años, siete centros de emisión, situados en línea recta a lo largo de 5 kilómetros, comenzaron a despedir lava, dando como resultado una expansión de la superficie insular de 110 kilómetros cuadrados, así como el surgimiento del islote de Lobos.
Hoy en día, esos primitivos centros de emisión se han convertido en volcanes veteranos que conforman la denominada alineación del Bayuyo —este último, es un vocablo de origen prehispánico heredado de las tribus que antiguamente poblaban la isla—. En dirección noreste – suroeste, los cráteres volcánicos de Bayuyo, Las Calderas, Caldera Encantada, Caldera Rebanada, Calderón Hondo, Montaña Colorada, Montaña de la Mancha y Montaña de Lomo Blanco dan forma, junto a sus respectivos malpaíses, a uno de los paisajes más impresionantes del norte de Fuerteventura.
Cómo llegar al Calderón Hondo
De entre todos los volcanes mencionados, Calderón Hondo, además de ser el mejor conservado, es tal vez el más accesible de todos. A él llegan numerosos caminos bien señalizados: desde Corralejo, al norte; o desde Lajares, al sur. Sin embargo, es desde esta última localidad, situada a tan sólo 4 kilómetros del volcán, desde donde los senderistas acostumbran a acometer su ascenso.
Su punto de partida lo hemos de buscar en las afueras del norte del pueblo, justo en la bifurcación que se crea entre la carretera pavimentada que va a Majanicho –calle la Cancela–, y la pista de arena que se dirige al Calderón Hondo –camino Calderas–. Una vez nos encontremos en este camino, podremos avanzar sin complicaciones hacia el volcán, claramente visible en la lejanía. Ahora bien, debemos saber que pronto nos encontraremos con una segunda bifurcación, la cual nos permite ascender el volcán por su cara oeste –camino de la izquierda–, o bien por su cara sur –camino de la derecha–.
El camino de la derecha es el más recomendable, por ser el menos empinado y pedregoso de los dos. A través del mismo –un recorrido de 2,5 kilómetros y 35 minutos de duración–, ascenderemos la ladera sur del Calderón Hondo, mientras a nuestro alrededor va cobrando protagonismo el espectacular paisaje volcánico de la llanura en la que se inscribe. Además, durante la marcha, el senderista podrá indagar las huellas del pasado económico de la región. Por ejemplo, en las numerosas canteras abandonadas que adornan el paisaje, y que recuerdan el uso histórico que los materiales volcánicos tuvieron en el mundo de la construcción (¡antes de su prohibición, claro!).
Reto: corona un volcán de Fuerteventura
Justo antes de llegar a la cima, el camino de ascenso al Calderón Hondo se empina un poco. Sin embargo, una vez arriba el esfuerzo y el cansancio se ven recompensados rápidamente. A 278 metros de altitud, las vistas que ofrece el volcán son simplemente espectaculares, con una panorámica amplia tanto del norte de Fuerteventura y su extenso malpaís (campo de lava), como de las islas de Lobos y Lanzarote en la distancia. De hecho, se recomienda visitarlo al atardecer, cuando la luz potencia la experiencia al máximo.
También es posible que nos encontremos con cabras y ardillas ávidas de alimento, estas últimas llegaron a la isla como especie invasora en 1965. Como curiosidad a destacar, en la actualidad, dada la escasa presencia de depredadores en Fuerteventura, las ardillas han podido expandir su población hasta el millón de ejemplares.
Ahora bien, si queremos descubrir el verdadero atractivo del Calderón Hondo deberemos dar la espalda a las vistas mencionadas. Con 70 metros de profundidad y unas interesantes trazas de azufre amarillo en el fondo, el cráter del volcán nos permite echar un vistazo al que un día fuera el origen de esta parte de Fuerteventura. Si el día no se presenta ventoso, podremos incluso rodear el cráter para disfrutar de varias perspectivas.
La ruta al Calderón Hondo es, a fin de cuentas, una ruta sencilla que puede realizarse tanto en solitario como en familia con niños.