Adentrarse en la comarca cacereña de Las Hurdes supone hacerlo en un lugar legendario. Claro que la leyenda no siempre tiene por qué ser heroica. La realidad es que esta zona del norte de Cáceres ha arrastrado durante décadas cierta fama de abandono; aunque, por fortuna, Las Hurdes han cambiado mucho en los últimos tiempos…

Al recorrer en coche la comarca, uno se da cuenta de que, por más que el recuerdo de la pobreza esté ahí, poco tienen que ver Las Hurdes actuales con las que vivió el genial cineasta Luis Buñuel, hacia los años 20 del siglo XX.

El aragonés fue el responsable de poner a esta comarca en el mapa, gracias a su película “Las Hurdes, tierra sin pan”, en la que se mostraba una tierra de miseria: pueblos abandonados por la Administración pública y alejados de cualquier forma de progreso.

Pero, como ya hemos dicho, hoy Las Hurdes poco tienen que envidiar en cuanto a infraestructuras, inversiones públicas y posibilidades de futuro a otras comarcas de Cáceres y el resto de Extremadura.

 

 

Además, hay que sumar el encanto de parajes naturales de auténtico impacto, con uno de los meandros más escenográficos de todo el país: el del Melero. También una particular etnografía (tradiciones, folklore y gastronomía), que se preserva en Las Hurdes como lo que es: un auténtico tesoro ancestral.

Conoce la comarca de Las Hurdes, en Cáceres

Las Hurdes de Cáceres se sitúan a caballo entre esa provincia y la de Salamanca (Castilla y León), en la vertiente Sur del Sistema Central. Esta cadena montañosa es la responsable de que a la comarca la rieguen cinco ríos (Ladrillar, Los Ángeles, Hurdano, Malvedillo, Ovejuela y Esperabán), que nacen en sus alturas, creando a su paso fértiles valles hortofrutícolas. Las Hurdes

En este sentido, Las Hurdes es “hermana” en orografía y paisajes a los cercanos valles del Jerte y La Vera.

Agricultura y ganadería (sobre todo, apicultura) son las principales fuentes económicas de Las Hurdes, aunque en las últimas décadas el turismo se ha convertido en una interesante alternativa. De hecho, cada vez son más las personas que llegan aquí durante puentes, fines de semana y vacaciones, atraídas por los recónditos paisajes de la comarca.

En sus 500 kilómetros cuadrados, distribuidos en seis municipios, habitan algo más de 7.200 personas. Los municipios, a su vez, están divididos en 43 localidades (pueblos, alquerías y pedanías). Y los dos más poblados son Nuñomoral y Pinofranqueado.

Los pueblos bonitos de Las Hurdes

En estas 43 localidades de Las Hurdes hay muchas y muy diversas cosas que ver. Prácticamente todos los pueblos y alquerías albergan construcciones realizadas con la característica pizarra de la comarca: la llamada arquitectura negra. Entre los pueblos más interesantes destacan los siguientes:

  • Horcajo: esta pequeña alquería llama la atención por la integración de la arquitectura negra de sus casas con el privilegiado entorno natural que la rodea, justo en la confluencia del río que le da nombre y el torrente que baja de la sierra. Pertenece al municipio de Pinofranqueado.
  • El Gasco: aunque la mayoría viene aquí a contemplar y refrescarse en el Chorro de La Meancera, del que hablamos luego, este pueblo es también muy interesante desde el punto de vista arqueológico. De hecho, se han encontrado numerosos restos de un antiguo poblamiento originario de la Edad de Bronce.

    El Gasco en las Hurdes
    El Gasco en Las Hurdes
  • El Robledo: esta alquería pertenece al municipio de Casares, y es la localidad más elevada de Las Hurdes (1.100 metros). Varias de sus casas están construidas de acuerdo con la peculiar arquitectura negra de la zona.
  • Casares de Las Hurdes: este es el pueblo más grande del municipio del mismo nombre, muy conocido en toda la comarca por la fiesta de los tamborileros. Músicos de toda la zona se congregan durante el carnaval para amenizar una de las celebraciones más llamativas de la provincia.
  • Casar de Palomero: esta localidad preserva sus tres barrios medievales (cristiano, musulmán y judío), una rareza no solo en Extremadura, sino en toda España. Tampoco hay que perderse la ermita de la Cruz Bendita (siglo XVIII), en la calle Mayor.
  • Sauceda:

Pertenece al municipio de Pinofranqueado y su caso urbano se extiende junto al cauce del río Los Ángeles. Éste riega y alimenta los muchos sauces que dan nombre a la localidad. Por otro lado, las casas y edificios públicos de Sauceda son un buen y atractivo ejemplo de la arquitectura hurdana tradicional.

Aun así, las mayores bellezas de este pueblo las aporta el medio natural, con las chorreras de Las Buitreras y Las Seriais, así como la piscina natural alimentada por las aguas del propio río.

  • El Moral

El Moral es una aldea (o un alquería), sí, pero nadie vive aquí desde hace mucho tiempo. El abandono vino provocado, seguramente, por el cambio en las rutas pastoriles. Y lo cierto es que lo que hoy se puede observar es el trazado de una pequeña localidad construida a base de piedra y pizarra, cuyas casas han perdido la techumbre. No obstante la visita a este lugar retrotrae a la forma de vida medieval, que se prolongó en Las Hurdes mucho tiempo después de aquel periodo histórico.

  • Erias

Esta pequeña alquería preserva su trazado histórico y la característica arquitectura hurdana en la mayor parte de sus construcciones. Entre ellas, destacan el arco, levantado a base de barro y pizarra, que da acceso a la localida tras cruzar un llamativo puente de piedra sobre el río. También la fuente pública, de la que dicen mana agua templada en invierno y fría en verano.

Qué ver en Las Hurdes

Etnografía y arquitectura popular aparte, Las Hurdes son un lugar que regala espectaculares entornos naturales. Aquí están algunos de los que más atraen al turismo:

Meandro del Melero:

es, sin duda, uno de los paisajes naturales más llamativos del país, con el río Alagón dibujando un círculo casi perfecto. Aunque el meandro, como tal, se encuentra en la provincia de Salamanca, el mejor lugar para contemplarlo es el mirador de La Antigua, en las cacereñas Hurdes.

Charco de La Olla:

es la más grande de las piscinas naturales que hay en la comarca de Las Hurdes. Alimentado por el río Ladrillar, está en las inmediaciones de la localidad de Las Mestas y, junto a él, existe un antiguo molino de agua construido completamente en piedra.

Meandros del Malvedillo:

observar estas curvas y recurvas del río desde el mirador de El Gasco es algo que no deja indiferente a nadie. Se trata de tres meandros consecutivos en un espacio relativamente pequeño.

Chorro de la Meancera:

también conocido como Chorro de la Miacera, se trata de un salto de agua que alcanza los 100 metros de altura. Para admirarlo hay que ir hasta el pueblo de El Gasco y, desde allí, seguir un sendero señalizado y pavimentando de unos 2 kilómetros de longitud. La mejor época para visitarlo es durante la primavera.

Embalse de Pinofranqueado:

en medio de un magnífico paraje boscoso, este embalse retiene las aguas del río Los Ángeles y sirve par abastecer de agua potable a cinco localidades de la comarca. Pasear por su entorno a finales de la primavera o principios de verano es una auténtica delicia.

  • Chorrituero de Ovejuela: muy próximo a la alquería que le da nombre, este salto de agua tiene unos 50 metros de altura y vierte en una poza, ideal para un baño veraniego, sobre todo porque está a resguardo del sol y de las altas temperaturas que caracterizan a Las Hurdes en esa temporada. Hasta aquí se puede llegar a pie desde Ovejuela, en una ruta de 5 kilómetros de distancia.
  • Mirador de Las Carracas: es, sin duda, uno de los mejores lugares para comprender la grandeza (y belleza) de Las Hurdes, enmarcadas por la Sierra de la Corredera y el Puerto de los Casares, así como el valle que forma a su paso el río Ladrillar. Hasta el mirador se llega gracias a una ruta a pie, de unos 2 kilómetros de longitud, que parte desde el citado puerto de montaña.

 

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