En Pompeya el tiempo se detuvo en el año 79, cuando una violenta erupción provocada por el volcán Vesubio, que se alza frente a la bahía de Nápoles, alcanzó la ciudad. Si dispones de tiempo suficiente durante tu viaje a Roma, merece la pena una escapada para conocer este espectáculo conservado en la ceniza volcánica, a poco más de 200 kilómetros de la Ciudad Eterna.  

Como escribió el pensador alemán Johann Wolfgang von Goethe: “Muchas calamidades sucedieron en el mundo, pero ninguna proporcionó tanto gusto a los que vinieron después. Es difícil que pueda haber algo más interesante”. Esos sentimientos enfrentados, entre el horror y la fascinación, que afloran al contemplar Pompeya, son los mismos que experimentó Goethe.  

La ciudad de Pompeya y su triste historia 

Aunque los orígenes de la urbe aun se discuten hoy día, se cree que ya existía en el siglo VI a.C., ocupada primero por los oscos, un pueblo prerromano. Lo que no admite duda es que Pompeya fue asediada por Lucio Cornelio Sila en torno al 89 a.C. y que se rindió en el 80 a.C., año en el que sus habitantes recibieron la ciudadanía romana.

 

 

De este modo, y debido a su cercanía con el mar y con la Vía Apia, se convierte en un punto estratégico a nivel comercial. Alcanzará el grado de municipium, la segunda clase más alta a la que puede optar una ciudad romana. Sin embargo, antes de su gran desastre, Pompeya ya había empezado a decaer. Debido a unos fuertes enfrentamientos en el anfiteatro en el año 59, el emperador Nerón había prohibido las peleas de gladiadores en la ciudad. Y en el año 62, también hubo a un gran terremoto, cuyo desastre aún no se había superado cuando despertó el volcán. 

La erupción del volcán Vesubio que sepultó a Pompeya  

Plinio el Joven fue el único testigo presencial de este desastre natural que documenta lo ocurrido. Aunque sus escritos fechan el suceso el día 24 de agosto del año 79, excavaciones posteriores han comprobado que la erupción fue en octubre de ese mismo año, por lo que es probable que haya un error en las transcripciones.

Volcán Vesubio
El cráter del Volcán Vesubio

Los textos de Plinio el Joven tienen un incalculable valor, redactados en forma de cartas que van dirigidas al historiador Tácito, un querido amigo suyo. Relata lo que ven sus ojos, así como la muerte de su tío y mentor, Plinio el Viejo, a causa de la explosión del volcán. En su honor, este tipo de erupciones se conocen como plinianas.  

Esta catástrofe alcanzó las ciudades de Pompeya, Herculano y Estabia, destruyéndolas. Se calcula que hubo unos 5.000 fallecidos. El número de víctimas no se conoce con exactitud, ya que hasta el momento solo se han hallado restos de unos 1.500. Sin embargo, la población de Pompeya se cifraba en unos 15.000 habitantes, lo que hace pensar que muchos lograron escapar.

Villa de Pompeya
Una de las lujosas villas de Pompeya

Se cree que la erupción duró al menos dos días y se desarrolló en dos fases: la erupción pliniana que arrojó piedra pómez y ceniza en primer lugar; después llegarían los flujos piroclásticos, los gases volcánicos calientes. Estos últimos sumieron a Pompeya en la oscuridad y quemaron a todo aquel que aun estuviera allí.  

Las espesas capas de ceniza sepultaron la ciudad y cayó en el olvido. Pasó el tiempo y no fue hasta el siglo XVIII

cuando se descubrieron sus restos. Los trabajos arqueológicos comenzaron por encargo del rey de Nápoles, el futuro Carlos III de España. Con el paso de los años, los edificios se fueron recuperando, así como las pinturas y los objetos que los decoraban, sorprendentemente bien conservados. Entre los hallazgos más insólitos hay que mencionar los huecos en la ceniza solidificada que habían contenido los restos humanos de los que perecieron. Para preservar este escalofriante testimonio, se decidió verter yeso en los huecos, dando como resultado las figuras de los cuerpos en sus últimos momentos de vida, que hoy se distribuyen por la ciudad. Esta técnica fue posible aplicarla solo en algunos casos.  

Una excursión a las ruinas de Pompeya, dónde está y qué puedes ver allí

Todo el conjunto arqueológico de la ciudad es un valioso testigo, pues la estructura de la antigua urbe romana está intacta, sin ningún tipo de añadido posterior. La Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad en 1997 –y no es para menos–, pues su valor artístico y arquitectónico es extraordinario.  

  • El Foro

Este espacio siempre es el alma al hablar del urbanismo romano, un hervidero tanto comercial como social. En Pompeya encontramos una construcción rectangular delimitada por columnatas en tres de sus lados, y por el templo de Júpiter en el cuarto lado. Es una de las partes mejor conservadas tras la excavación.  

  • El templo de Júpiter

Estaba dedicado a la tríada capitolina, es decir a Júpiter, Juno y Minerva. Con el terremoto del año 62 sufrió graves daños y aun estaban restaurándolo en el momento de la erupción. Podemos comprobar que es un templo de tipo próstilo, con columnas solo en su fachada.  

  • El templo de Apolo

Este era el edificio religioso más importante de Pompeya, además de uno de los más antiguos que se levantaron en la ciudad. El lugar es sorprendente, pues nos permite admirar el carácter períptero del templo, con una fila de columnas en cada uno de sus lados, que suman un total de 28 columnas corintias. A su vez, el recinto estaba formado por un peristilo de 48 columnas, algunas de las cuales siguen hoy en pie.  

Estatua de Apolo en Pompeya
Estatua de bronce del dios Apolo
  • La Basílica

Es la edificación más significativa para los ciudadanos, pues aquí se encontraba la administración de justicia, junto al foro.  

  • Las termas

Había un total de cuatro termas en Pompeya y todas se pueden visitar. Las más importantes son las que están cerca del Foro, debido a la bella decoración que conservan sus paredes. Aunque, la fama se la llevan las termas suburbanas, por las pinturas con escenas sexuales situadas en la parte superior del vestuario. 

  • El anfiteatro y otras construcciones para ocio

Frescos Pompeya
Frescos eróticos en el Lupanar

En Pompeya había dos teatros, el Grande y el Pequeño, levantados siguiendo el esquema griego. Así, se aprovechaba la pendiente de una colina para colocar las gradas. Ambos se encuentran en muy buen estado de conservación. El anfiteatro es el más antiguo, de este tipo, en arquitectura romana, construido incluso antes del Coliseo romano. Fue el primero que se realizó en piedra, y sobre su escenario tocó en 1971 el grupo Pink Floyd. 

  • El Lupanar

Había varios burdeles en Pompeya, pero este era el principal. Llama poderosamente la atención por la ornamentación de sus paredes, con frescos de temática erótica que han sobrevivido al paso de los siglos. También exhibe numerosas inscripciones.  

  • Villa de los Misterios

Se encuentra a las afueras de la ciudad y es particularmente conocida por la calidad de sus frescos, sobre todo los de la Sala de la Gran Pintura. Estos son muy reveladores, pues muestran rituales de iniciación en los Misterios Dionisíacos.

Villa de los Misterios Pompeya
Frescos policromados conservados en la Villa de los Misterios

Hay muchos otros edificios destacados, como la casa del Fauno, donde se encontró el mosaico de Alejandro Magno, el más complejo que se conoce hasta la fecha y que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. La casa del Poeta Trágico también contiene otro interesante mosaico que advierte del perro, rezando la inscripción Cave Canem. No te olvides de visitar el jardín de los Fugitivos, donde reposan los moldes de trece víctimas de la erupción del volcán, con rostros que muestran terror y los cuerpos retorcidos por el dolor. Pompeya es una ciudad conservada entre ceniza que nos descubre como se vivía en una antigua urbe romana, aunque todavía queda mucho por desenterrar.

Ruinas de la antigua Pompeya
Pompeya