El Palacio Chávarri es uno de los edificios más notables de Bilbao y el testigo silencioso de la transformación industrial de la ciudad. Construido entre 1888 y 1894 para el empresario Víctor Chávarri y su hermano Benigno, fundadores de los Altos Hornos de Vizcaya, este monumental edificio, situado en el corazón del ensanche de Bilbao, fue la sede, desde 1943, del Gobierno Civil de Vizcaya. En la actualidad acoge la Subdelegación del Gobierno en Vizcaya, por lo que también es conocido como “la embajada española”.
- La historia del Palacio Chávarri
- Cómo visitarlo y qué ver en el Palacio Chávarri
- Información para la visita
Se trata de un impresionante ejemplo de la arquitectura bilbaína de finales del siglo XIX que llama la atención por su singular fachada en chaflán a la plaza de Federico Moyúa, más conocida como Plaza Elíptica; su peculiar colorido y la distribución de sus estancias y elementos decorativos de la fachada, ya que todas sus ventanas y balcones son diferentes. También su tejado es muy original y espectacular. En cualquier caso, es el emblema de aquella sociedad bilbaína de finales del XIX de cuyas iniciativas se fue curtiendo el Bilbao industrial del siglo XX. De hecho, fue el primer edificio de la burguesía vizcaína que se construía fuera del Casco Viejo de Bilbao y del Campo Volantín.
La historia del Palacio Chávarri
Fue el arquitecto belga Paul Hankar, ayudado por su colega bilbaíno Atanasio de Anduiza, quien proyectó este palacio de 3.000 metros cuadrados para Víctor Chávarri, marqués de Triano. Lo hizo inspirándose en otra obra suya anterior: el Hotel Zegers-Regnard, de Bruselas. Y es que Víctor Chávarri hizo sus estudios en Lieja y quería que su casa le recordara, sin reparar en gastos, el estilo del Renacimiento flamenco.
El Palacio Chávarri tiene una planta semisótano, una planta noble en el entresuelo, tres plantas en altura y una última rematada en mansarda, pero lo más singular de este inmueble es la composición asimétrica de su fachada, con abundancia de formas quebradas, piedras de diferente color, gran variedad de ventanas, balcones, miradores y buhardillas… y todo este complejo diseño le confiere una notable singularidad. En su zona trasera, además, existe un jardín en el que, posteriormente, se añadieron algunas edificaciones.
En 1939, la familia vendió el palacio a una sociedad inmobiliaria italiana que pretendía derribarlo para hacer viviendas, pero afortunadamente acabó cayendo en manos del Estado español.
Durante los años 1943 y 1947, el arquitecto Eugenio María Aguinaga reformó las dos viviendas de los Chávarri con el fin de destinarlas a la sede del Gobierno Civil. Su intervención afectó sobre todo a las estancias interiores: se recuperaron las piedras de mármol blanco y rojo de los suelos, se edificó una nueva escalera posterior, se acondicionó la planta primera, la planta segunda se dedicó a la vivienda del gobernador civil y la tercera, para vivienda del secretario. En cualquier caso, se respetó la cuidada decoración de suelos, paredes y techos, así como la de las puertas, chimeneas de mármol y el ascensor con la cabina de madera. Porque la fachada del palacio nunca se alteró.
Y es que la decoración interior del Palacio Chávarri es una verdadera maravilla, a la que debieron contribuir todos los artesanos de la época, ya que cuenta con infinitos detalles ornamentales, desde el suelo hasta las pinturas cenitales o las puertas policromadas. Todo un derroche de buen gusto y talento.
El Palacio de Chávarri está catalogado como Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento. En 2014, al cumplir el inmueble 120 años, se publicó un libro, “El palacio de los Chávarri”, sobre la historia de este espectacular inmueble bilbaíno, escrito por Álvaro Chapa y Susana Chávarri, descendientes ambos de la familia fundadora de los Altos Hornos de Vizcaya.
Cómo visitarlo y qué ver en el Palacio Chávarri
Al tratarse de una institución de carácter oficial (Delegación del Gobierno en Bilbao), el Palacio Chávarri no se puede visitar en su totalidad, pero sí se programan periódicamente visitas guiadas para que los ciudadanos puedan conocer diferentes espacios de este espectacular inmueble. Normalmente, estas visitas se programan los sábados. Hay que estar atento, porque hay pocas plazas y están muy demandadas. En cualquier caso, siempre se puede disfrutar del exterior del palacio y de las zonas ajardinadas de su entorno.
Los afortunados visitantes que acceden al interior del Palacio Chávarri pueden admirar la singular Sala de los Espejos, contigua a lo que fue el despacho de Víctor Chávarri, y otra estancia adyacente recubierta de paneles de madera con motivos indígenas. Un ascensor conduce hasta la primera planta, el piso noble del palacio, donde se encontraba el comedor principal, que conserva aún la mesa original para 20 comensales. El servicio se alojaba en la cuarta planta y los hijos de la familia, en la tercera.
El dormitorio de Víctor Chávarri y Soledad Anduiza, con vestidor, conserva las camas y los sillones originales. Y la Sala de Música, de estilo barroco afrancesado con pinturas en el techo de José Echenagusía, también se mantiene casi intacta.
Además del palacio, la finca incluía un edificio anejo para las caballerizas, los carruajes y la residencia de algunos sirvientes, dependencias que en la actualidad son utilizadas para acoger dependencias como la de Protección Civil.
En cualquier caso, visitar el Palacio Chávarri es sacudir la memoria de un hombre, Víctor Chavarri y Salazar (1854-1900), que fue una pieza fundamental para la industria y las finanzas vizcaínas. Había nacido en Portugalete y, cuando acabó el bachillerato, se trasladó a Lieja (Bélgica) a realizar sus estudios de ingeniería civil. De aquella formación y de su vocación por todo lo relacionado con el carbón, el hierro y el acero, surgieron empresas de la importancia de Minas de Triano, Argentífera de Córdoba, Talleres de Miravalles, Industrial Vasco Asturiana Santa Bárbara, etc. Víctor Chávarri también fue senador y diputado a Cortes. Víctor Chávarri murió a los 46 años de edad, a causa de un derrame cerebral, por lo que tuvo poco tiempo para disfrutar del maravilloso y espectacular palacio que mandó construir. Una verdadera pena.
Información para la visita
De momento, las visitas al Palacio Chávarri para el público general se limitan a las mañanas del último sábado de cada mes, de 10 a 14 horas. Se realizan en grupos de un máximo de 20-25 personas, a cargo de personal especializado, y se deben reservar con bastante antelación, teniendo en cuenta la demanda.
La visita tiene una duración de unos 45 minutos y durante la misma se recorre la planta noble del palacio, donde se encuentran tanto las estancias particulares en la que habitó la familia Chávarri, como los salones en los que desarrollaron su vida social durante el breve periodo de tiempo en que pudieron habitarlo. También se puede visitar el jardín del palacio.
Al margen de esto, los vecinos de Bilbao pueden participar en alguna de las visitas que la Subdelegación del Gobierno ofrece tanto a empresas como instituciones profesionales y socioculturales.