Conocido como “el barrio pequeño”, Malá Strana es uno de los más antiguos de la ciudad y también uno de los más románticos. Las casas antiguas, palacios y fachadas barrocas se reparten alrededor de las empedradas callejuelas, situadas a los pies del imponente Castillo de Praga. La Ciudad Vieja (o Staré Město, en checo), por su parte, acoge algunos de los rincones más bonitos, sobre todo de noche, cuando el casco antiguo se ilumina. Si decides dar un paseo nocturno, no puedes perderte la plaza de la Ciudad Vieja, un lugar con mucho encanto.
Pide un deseo en el Puente de Carlos
El principal atractivo de Malá Strana –o Barrio Pequeño– es, sin duda, el Puente de Carlos, que conecta este vecindario con la Ciudad Vieja. A primera hora de la mañana, la neblina cubre el lugar dejando entrever las más de 20 estatuas barrocas y góticas que se encuentran a cada lado del puente. A última hora, cuando el cielo se tiñe de púrpura y las primeras farolas se encienden, la atmósfera es incluso más romántica. Las luces de los edificios próximos se recuestan sobre las tranquilas aguas del río Moldava creando hermosos reflejos que las parejas observan desde lo alto.
De entre las estatuas del puente, la más visitada es la de San Juan Nepomuceno, confesor de la reina de Bohemia. Cuenta la leyenda que el rey desconfiaba de su mujer y le preguntó a su confesor por las supuestas infidelidades. Como éste no dijo nada, le cortaron la lengua y lo tiraron al río desde el puente. Su estatua se encuentra acompañada de cinco estrellas (las que había sobre el puente el día de su muerte), un perro (símbolo de fidelidad) y una mujer (la reina). Se dice que si se coloca la mano izquierda sobre la base de la estatua y se pide un deseo, este se cumple, por lo que es un lugar muy frecuentado por parejas.
Jura amor eterno en la isla Kampa
Uno de los rincones más mágicos de la ciudad es la isla de Kampa, ubicada al final del Puente de Carlos. Se trata de una isla artificial enmarcada por el canal Čertovka, también conocido como el Canal del Diablo –según dicen, recibe este nombre por una mujer de lengua afilada que vivía allí y molestaba a los vecinos–. Sobre este canal, y junto al molino Velkopřevorský mlýn, se encuentra el famoso puente de los Candados, donde las parejas, como símbolo de amor eterno, colocan candados y tiran la llave al agua. No es una práctica que recomendemos pero existe.
Paseo en barco por el río Moldava
Admirar Praga desde el río es una experiencia inolvidable. Hay varias compañías que ofrecen recorridos de dos o tres horas en barco, algunos de ellos con cena romántica a la luz de la velas y música en vivo. Los más famosos son Paropvlava y Jazz Boat.
Alquila una carroza o un descapotable antiguo
Hay diversas formas de conocer la ciudad: a pie, en bici, autobús, barco… pero una de las más divertidas y originales es hacerlo en una carroza medieval abierta. Los recorridos son de media o una hora, avanzando entre las antiguas calles del centro como en un cuento de príncipes y princesas. ¡Hasta los conductores van ataviados con ropa de época!
También de época, aunque de otra, visten los conductores de los coches vintage que hacen recorridos por la ciudad. Estos descapotables clásicos llaman la atención con sus carrocerías brillantes y colores chillones. Sin duda, una de las experiencias con más glamour para conocer Praga.
Ópera y cena
Y hablando de glamour, ¿qué dirías de una velada en la famosa Ópera de Praga? Imagina la majestuosa fila de butacas rojas orientadas hacia el escenario. La enorme lámpara de araña colgando del techo y las decoraciones doradas que cubren cada centímetro de pared. Al contrario de lo que puede parecer, las entradas son realmente asequibles. Además, no hay mejor guinda para el pastel que una cena romántica.
Restaurantes románticos en Praga
En una escapada romántica no puede faltar una deliciosa comida en un lugar idílico. El restaurante Teresa U Prince, cuya terraza tiene las mejores vistas de la plaza de la Ciudad Vieja, se encuentra en la azotea del hotel del mismo nombre y sirve una variedad de platos internacionales.
Otra terraza de espectaculares vistas es Zlatá Praha, un restaurante ubicado en la novena planta de un hotel de aspecto señorial y menú totalmente checo. Como de vistas panorámicas va la cosa, el restaurante Oblaca también se merece un puesto en el ranking. Se encuentra en la torre de televisión Žižkov y ofrece un menú moderno e internacional. Pero, sin duda, la palma del lujo y la abundancia se la lleva el Hanavský pavilion, un edificio neobarroco forjado en hierro, cemento y cristal cuyas vistas de la ciudad quitan el hipo. Este restaurante es perfecto para tomar un café y una deliciosa tarta en su terraza mientras pasan los cruceros por el río Moldava.
Miradores, parques y jardines
No hay rincón más romántico que un jardín repleto de flores, fuentes y frondosa vegetación. Desde la Edad Media, la ciudad comenzó a llenarse de parques donde la nobleza se retiraba a descansar. Hoy en día, hay más de 200 entre los que elegir. Algunos de los más conocidos, aunque no por ello masificados, son el Letná, el Havlíček, el Stromovka, el Vrtbovska, el mirador de Vyšehrad y, por supuesto, la famosa colina de Petřín, también conocida como la colina de los Enamorados. En ella se encuentra la estatua del poeta romántico Karel Hynek Mácha. Se cree que quienes colocan una flor a los pies de la estatua serán amados por su pareja, y quienes se besan frente al poeta se querrán eternamente.