En Marruecos, la mellah es el término genérico con el que se conoce el barrio judío, al igual que en otras partes del mundo se utiliza el vocablo judería o gueto. En las ciudades marroquíes, la mellah estaba rodeada de murallas y se accedía a través de una puerta fortificada. Y, por lo general, se encontraba cerca del Palacio Real o de la residencia del gobernador, ya que su influencia era grande en la economía local. El sultán daba protección a los judíos a cambio de su lealtad y del pago de impuestos. En el caso de las mellah rurales, se trataba de aldeas separadas y habitadas únicamente por judíos.
Historia del Barrio Judío de Marrakech
La primera mellah o barrio judío oficial de Marruecos se estableció en la ciudad de Fez en 1438, exactamente en Hims, una zona construida en un salinar conocido como al-Mallah, palabra que después serviría para designar a todos los barrios judíos del país. Aunque se trataba de espacios que estaban protegidos, no siempre fue así a lo largo de la Historia, porque la mellah de Fez, por ejemplo, padeció en 1465 el asesinato de casi todos sus habitantes tras desatarse una gran ola de violencia contra los judíos en Marruecos.
Durante mucho tiempo, la mellah de Fez fue el único barrio judío de Marruecos, hasta que en la segunda mitad del siglo XVI surgió un nuevo asentamiento en Marrakech que fue descrito por un viajero europeo, en 1791, de esta manera: “Tiene dos grandes puertas, que se cierran regularmente cada tarde cerca de las nueve en punto, después de lo cual ninguna persona tiene permitido entrar o salir hasta la mañana siguiente. Los judíos tienen un mercado propio”.
Al parecer, fue el sultán saadí Moulay Abd Allah quien creó esta zona junto a su palacio para proteger a los judíos de las amenazas y ultrajes de los musulmanes, al mismo tiempo que controlaba el pago de los impuestos de este importante colectivo. Además, se servía de una serie de consejeros que le asesoraban en sus decisiones.
El Barrio Judío de Marrakech, un territorio de 18 hectáreas
Con una superficie de 18 hectáreas, la Mellah de Marrakech era autosuficiente y tenía sus propios mercados, talleres, iglesias y cementerios, pero los más de 10.000 judíos que ocupaban la zona estaban muy hacinados y la pobreza campaba a sus anchas, salvo entre los consejeros reales.
En 1692, surgió la tercera mellah en la ciudad de Meknès (o Mequínez), la nueva capital del sultán Ismail de Marruecos. Y, a partir de entonces, aparecen nuevos barrios judíos en el resto del país, llamados mellahs a excepción del de Tetuán, donde se utilizó la palabra “judería”. Y a finales del siglo XIX y comienzos del XX, los judíos que estaban en mejor posición social se mudaron a los nuevos barrios (villes nouvelles) y dejaron en las mellahs a los ancianos y a las familias con menos recursos económicos.
Marcha de los judíos a Israel
Desde el establecimiento del estado de Israel en 1948, la gran mayoría de los 36.000 judíos de Marrakech emigraron masivamente al nuevo estado judío y, por esta razón, las mellahs en la actualidad están habitadas únicamente por musulmanes de pocos recursos económicos y por comerciantes o mercaderes de especias. Hoy es una de las zonas más baratas de Marrakech y conserva su tradicional estampa de calles estrechas y encajonadas entre edificios que aportan a la estampa cierto sentimiento de claustrofobia. Y los pocos judíos que quedan en Marrakech, apenas 300, viven en los barrios modernos de la ciudad, especialmente en el Barrio de Gueliz, donde existe una sinagoga moderna.
Dentro de la antigua mellah de Marrakech, se puede adivinar cómo pudo ser la vida cotidiana de los judíos, porque muchas casas del barrio conservan todavía la estructura típica de las juderías y la riqueza artesanal de sus habitantes. Es el caso del edificio que acoge el Museo Tiskiwin, sede de una interesante colección de objetos de la cultura bereber.
Qué ver en el Barrio Judío de Marrakech
A lo largo de la historia de la Mellah de Marrakech, se construyeron numerosas sinagogas, muchas de las cuales han desaparecido o han sido reconvertidas para otros usos. Sin embargo, todavía siguen activas dos de ellas: la sinagoga de Lazama y la de Negidim.
Sinagogas del Barrio Judío
La sinagoga de Lazama fue construida, al parecer, en 1492 después de la expulsión de los judíos de España, y constituye el principal atractivo turístico del barrio, si bien el edificio actual data del siglo XIX. Es un espacio sagrado que conserva los pergaminos que contienen la Torá y está presidido por dos candelabros judíos y una tabla de la ley bien iluminada. Basta con pagar un donativo al rabino para poder visitarla. La sinagoga abre de domingo a jueves de 9 a 18 horas y los viernes, hasta las 16 horas. Por su parte, la sinagoga de Negidim tiene unas dimensiones más reducidas y fue construida a finales del siglo XIX.
Cementerio Judío
Si existe un lugar donde el viajero puede advertir la importancia que tuvo la población judía en Marrakech, éste es el Cementerio Judío, situado al este del barrio. En un espacio de 52 hectáreas, se concentran cientos de tumbas talladas en piedra que se distribuyen de una forma irregular, lo que le confiere un aspecto de desorden y abandono. Entre este laberinto de piedras amontonadas, también se pueden observar mausoleos pertenecientes a los rabinos y a otras ilustres figuras de la comunidad judía, pero se trata de edificaciones o monumentos aislados. La entrada es gratuita y los hombres deben cubrir su cabeza con un kippah que proporciona el vigilante del cementerio.
Zoco de las especias
El antiguo barrio judío de Marrakech, también conocido como Hay Essalam o Barrio de la Paz, se encuentra al sureste de la medina, muy cerca de los palacios de la Bahía, del Badi y el Palacio Real. Es muy interesante visitarlo de día y pasear por su curioso mercado cubierto, un singular zoco cuya especialidad son las especias.