A muchos se les escapa el hecho de que Marruecos es toda una potencia en lo que a playas y calas respecta. Eclipsado por su hechizante desierto, por sus antiguas medinas y sus zocos de ensueño, el visitante medio olvida que la costa de Marruecos abarca no uno, sino dos extensos litorales con características muy distintas entre sí: el que corre paralelo al mar Mediterráneo, con 120 playas aproximadamente; y el que desciende por el Atlántico, con cerca de 200. Así, mientras las playas del norte de Marruecos, desde Nador hasta Tánger, nos ofrecen un ambiente más tranquilo y familiar, las playas de la vertiente atlántica, con las ciudades de Agadir, Mirleft y Tarfaya a la cabeza, nos muestran el lado más salvaje de la costa marroquí. No por casualidad, esta extensa franja, azotada de manera regular por los vientos alisios, alberga algunos de los spots surferos más codiciados del norte de África. A continuación, para que vayas a tiro hecho, te desgranamos las mejores playas de Marruecos.
Costa del Atlántico Norte
Tánger
El litoral de Tánger, con un pie en el Mediterráneo y otro en el Atlántico, nos regala una excursión a las cercanas Cuevas de Hércules, un atractivo conjunto de grutas marinas en las que, según la mitología griega, el semidiós Heracles se refugió antes de su partida al Jardín de las Hespérides.
Posteriormente utilizada como cantera de piedra para molinos, hoy en día estas rutas son famosas principalmente por su llamado “mapa de África”, una silueta del continente africano perfectamente esculpida en las paredes rocosas de una de sus aperturas al mar.
Rabat
En un radio de 20 kilómetros alrededor de la capital marroquí, podemos visitar un sinfín de arenales en los que los locales suelen bañarse durante todo el año. La Plage des Nations o Tamara Plage son sólo dos de estas playas de apariencia salvaje cuyas olas garantizarán diversión a raudales a los amantes del surf. Por este motivo, los bañistas deberán ser cautos a la hora de adentrarse en el agua.
Asilah
Situado a menos de una hora en coche de Tánger, este pintoresco pueblo costero, colmado de casitas blancas que se asoman al Atlántico, fue en otro tiempo territorio español. Hoy es una zona muy turística en la que abundan las galerías de arte, los campings y los hoteles. La razón es sólida: por increíble que pueda parecer, su playa principal –la playa de Asilah–, situada al norte del pueblo, forma un vasto arenal de casi 40 kilómetros de extensión que resulta enteramente accesible desde la carretera N-1. Por el contrario, el litoral se vuelve más abrupto al sur del pueblo, en la playa Paradise.
Costa del Atlántico Sur
Agadir
Si nos desplazamos al suroeste de Marruecos, cerca de la frontera con el Sahara Occidental, descubriremos ciudades tan interesantes como Agadir. A los pies de su Kasbah –espacio fortificado de origen bereber–, se despliega una serie de bulevares turísticos que dan acceso a la playa urbana de Agadir, de 9 kilómetros de longitud. Con 300 días de sol al año y un equipamiento espléndido, esta playa acoge una gran cantidad de empresas dedicadas no sólo a la promoción del deporte acuático, sino también de actividades en la arena, como quads y paseos a camello. Por su parte, en las afueras de Agadir también podemos encontrar playas menos concurridas, pero igual de familiares como, por ejemplo, la playa Taghazout y la playa Tamraght.
Esauira
Otra de esas ciudades interesantes del suroeste marroquí es Esauira, un núcleo de población portuario con reminiscencias de la Bretaña francesa, que aún conserva intactas las murallas fortificadas de antaño. Su litoral está claramente dominado por la isla de Mogador, un imponente trozo de roca varado a pocos metros de la orilla, cuya silueta resulta visible desde cualquiera de las playas del municipio. Debido a la constante presencia de los vientos alisios, su playa de Taghart goza de unas olas ideales para la práctica del surf y otros deportes acuáticos.
Sidi Kaouki
A mitad de camino entre Esauira y Agadir, podemos visitar esta playa salvaje repleta de campings surferos en los que pasar la noche. Considerado uno de los mejores spots de Marruecos, aquí se dan cita durante todo el año amantes del surf y windsurf procedentes de todo el mundo. Además, aquí también podremos contratar excursiones en camello que nos guiarán por las dunas que rodean la playa.
Mirleft
Aún más al sur de Agadir, en las últimas estribaciones de las montañas del Anti-Atlas, nos espera Mirleft, un núcleo costero con apariencia de poblado “western” famoso por haber sido lugar de retiro espiritual para muchos de los hippies occidentales de los años 70. Igualmente azotada por los vientos alisios, esta zona del litoral marroquí Suratlántico atesora media docena de playas en las que resulta un placer practicar actividades acuáticas como el surf o la pesca. Además de su playa urbana –Sidi Mohamed Ben Abdellah–, merece la pena visitar otras zonas de baño más alejadas como la playa de Marabout; o las calas Coquillage y Plage Sauvage. También podemos acercarnos a los acantilados de El Gezira, situados al norte del pueblo.
Legzira
Una de esas playas que merece la pena visitar alrededor del Mirleft es la de Legzira, un paraíso natural de difícil acceso en el que la fina arena blanca contrasta bellamente con el color rojo de sus imponentes arcos de roca.
Tarfaya
Antigua capital de la zona sur del protectorado español de Marruecos, la diminuta ciudad de Tarfaya sorprende a los visitantes a su llegada. Tras cruzar el desierto, son muchos los reclamos turísticos que la ciudad y sus alrededores les ofrecen: por un lado, las islas Canarias resultan visibles desde la costa. Por otro lado, Tarfaya es el lugar donde se inspiró el escritor Antoine de Saint-Exupéry a la hora de escribir El Principito en 1927. Si a esto le sumamos un litoral repleto de playas vírgenes y la cercanía del Parque Nacional de Akhfennir, ya tenemos otro lugar indispensable que visitar en Marruecos.
Costa del Mediterráneo
Cabo Negro
Este es el nombre que recibe una zona residencial de fama internacional ubicada a escasos kilómetros de la frontera con Ceuta. Su interior posee, entre otros atractivos, un campo de golf, pistas de hípica, restaurantes y pubs, y una playa homónima de arena fina equipada con todos los servicios básicos.
Martil
Asimismo, a continuación de Cabo Negro surge la ciudad costera de Martil –Río Martín, en castellano–, cuya playa homónima, flanqueada por un animado paseo marítimo, está considerada una de las más bonitas del litoral mediterráneo marroquí. El origen de esta ciudad, tal y como la conocemos hoy en día, data de 1912, cuando el Protectorado Español en Marruecos estableció aquí una de sus bases militares. Hoy podemos visitar un vestigio de esta época en el Fuerte de Martil, situado en las inmediaciones de la desembocadura del río homónimo.
Alhucemas
Si continuamos avanzando hacia el sur por la costa mediterránea de Marruecos, tarde o temprano llegaremos a Alhucemas, una ciudad con sabor marinero rodeada por la bahía homónima al este –repleta de playas semiurbanas como Plage Quemado, Plage Calabonita y Plage R´Hach–; y por el Parque Nacional de Alhucemas al oeste. Respecto a este último, merece la pena destacar que se trata de una de las joyas ocultas de la región rifeña. Escondidas entre los cañones y cerros que caracterizan a esta zona árida, podemos visitar calas recoletas como las de Badis, Iris y Taydiwine.
Nador
Ubicada a orillas de la albufera de la Mar Chica, y vigilada por la silueta imponente del monte Gurugú, la ciudad de Nador es otro de esos núcleos de población fundados por los españoles a principios del siglo XX. Hoy sus alrededores concentran varios campos de golf y su playa principal, la playa de Corniche, nos permite bañarnos en las aguas saladas de la mencionada laguna.
Saidia
Muy cerca de Nador se encuentra este pequeño pueblo turístico cuya popularidad ha crecido en los últimos años gracias a la construcción de un complejo llamado Mediterranea-Saidia. A sus pies se despliega la playa de Saidia, un arenal de 6 kilómetros de largo cuya baja profundidad resulta ideal para el baño infantil. Por su parte, en el extremo este de Saidia también podemos encontrar otras calas menos concurridas, como por ejemplo Moscarda 1 y Moscarda 2, o la vasta playa de Bidèr.