Paradojas de la vida, Cangas del Narcea es uno de los concejos más extensos del Principado de Asturias y a la vez, uno de los más desconocidos por el turista. Con cerca de 82.000 hectáreas de superficie, 13.000 habitantes y 54 parroquias, este concejo del suroeste asturiano constituye una de las sorpresas más gratas que podamos encontrar en el interior de la tierra querida.
Bañada por las aguas del río Narcea ―del cual toma su nombre―, esta región de orografía accidentada y naturaleza indómita alberga toda una serie de tesoros por descubrir. Gran parte de su territorio queda inscrito dentro del parque natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, un paraíso virgen que cuenta a su vez con el famoso bosque de Muniellos, el mayor robledal de España.
Además de sus parroquias, cuyas calles mantienen la esencia de la arquitectura popular asturiana, otros grandes atractivos de la zona pueden encontrarse en el Monasterio de San Juan de Corias, antiquísimo conjunto monumental reconvertido en Parador Nacional de Turismo, o el Santuario de la Virgen del Acebo, cuya ubicación en lo más alto de la sierra promete vistas insuperables del entorno. A continuación, te desvelamos todos los tesoros que convierten a Cangas del Narcea en la capital ―no oficial― del suroccidente asturiano.
Monasterio de Corias, un enclave milenario donde pasar la noche
La diminuta parroquia de Corias, que dista tan sólo 2 kilómetros de la de Cangas del Narcea, se encuentra situada en la margen derecha del río Narcea. Sobre este río cruza un puente de piedra datado del siglo XIV, el cual se construyó con la finalidad de comunicar el centro del pueblo con el Monasterio de San Juan Bautista de Corias, un imponente complejo eclesiástico declarado Monumento Histórico-Artístico en 1982.
Hoy en día, este monasterio, conocido popularmente como el Escorial asturiano, funciona como Parador Nacional de Turismo, por lo que cualquiera pueda pasar aquí una noche disfrutando de la gastronomía local y de la esencia medieval que desprende el edificio.
Asimismo, en la zona también operan algunas empresas locales, las cuales ofertan a precios reducidos visitas guiadas por el interior del monasterio. En estas rutas, de una hora de duración, los guías nos desvelarán los detalles más interesantes que envuelven la historia del lugar. Por ejemplo, que su primera construcción data del año 1032, que su época de máximo esplendor tiene lugar entre los siglos XII y XIII; o que un gran incendio acaecido en 1732 es el responsable del estilo neoclásico actual de sus fachadas.
La guinda del pastel la ponen los numerosos cultivos de vid instalados en las laderas escarpadas del valle. Empresas como Bodegas Monasterio de Corias mantienen viva esta tradición vitivinícola que conecta, a lo largo de los siglos, con los antiguos monjes benedictinos que elaboraban vino en el monasterio fundacional.
Cueto de Arbas, un viaje a la cumbre más alta
El Cueto de Arbas, con 2007 metros de altitud, constituye el pico más alto del parque natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias. Situado en la frontera entre Asturias y León, su mejor acceso hemos de buscarlo en Leitariegos, una estación de esquí situada en el municipio leonés de Villablino a la que se accede a través de la carretera AS-213 desde Cangas del Narcea.
Una vez aquí, podremos iniciar una ruta sencilla de 9 kilómetros de longitud hasta la cumbre de la montaña. A medida que ascendamos, presenciaremos accidentes geográficos tan agradables como la Laguna de Arbas, residuo de un antiguo glaciar de circo cuyas orillas exhiben en la actualidad excelentes muestras de narciso, azafrán silvestre y turbera montañosa.
El premio gordo espera en la cima, la cual se transforma en un increíble mirador desde dónde contemplar los valles del Narcea y Degaña, la cordilla Cantábrica y sus picos, o los montes de León. ¡Cuidado! Esta zona suele ser lugar de paso del oso pardo, con diferencia el animal más emblemático del parque.
Santuario del Acebo, el segundo más importante de Asturias
El Santuario de la Virgen del Acebo, ubicado en la parroquia de Linares del Acebo, está considerado como el segundo santuario más influyente de Asturias. Se encuentra situado en lo alto de un monte ―a una altitud de 1174 metros― y su acceso, tanto a pie como en coche, puede realizarse por la carretera que conecta con la parroquia de Cangas del Narcea. A nivel informativo, este santuario ha sido en ocasiones etapa ciclista tanto en la Vuelta a Asturias como en la Vuelta a España, por lo que su subida entraña cierta dureza.
Una vez arriba, encontraremos unas vistas que nada tienen que envidiar a las del Cueto de Arbas. Aquí además nos acompaña el Santuario del Acebo, un lugar rodeado de misticismo debido a los supuestos milagros que acompañaron su construcción en el año 1590. Con planta de cruz latina y una imponente torre con pórtico, lo mejor de la iglesia aguarda en su interior. Allí podemos encontrar una serie de imágenes manieristas y un retablo del siglo XVII en el que reposa una imagen románica de la virgen mucho más antigua.
Bosque de Muniellos, el paraíso de los robles
Tal y como adelantábamos, una de las joyas indiscutibles del parque natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias es la reserva natural integral de Muniellos. Este espacio natural protegido, declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en el año 2000, esconde el mayor bosque de robles existente en España, además de uno de los mejor conservados de toda Europa.
Toma su nombre del río Tablizas-Muniellos ―en realidad un afluente del Narcea―, el cual nace en esta ladera de la montaña y desciende escoltado por numerosos cortíos, construcciones circulares con recios muros de piedra que protegen las colmenas de los osos y del fuego.
Asimismo, es precisamente a la vera de este río donde nos espera el Centro de Recepción de Visitantes de Muniellos, un lugar donde se explica al recién llegado la enorme riqueza florística y faunística del paraje. Además, desde aquí parten varias rutas balizadas, como la Ruta Bosque de Moal o la Ruta entorno del río Tablizas. Ahora bien, conviene reservar con antelación nuestra visita, puesto que la Consejería de Medio Ambiente del Principado de Asturias tan sólo permite un aforo máximo de 20 personas al día.
Bisuyu, el hogar un poeta
Si tenemos que describir en un solo párrafo el encanto que esconde el pueblo de Bisuyu, nosotros nos decantamos por citar los bellos versos que le dedicó su paisano Alejandro Casona cuando ya era un consagrado dramaturgo de la Generación del 27:
“Tejados de pizarra con tiñas de verdín. Para ir de Romería, collares de maíz. Frugales y perfectos sonetos de madera. Dólmenes agrarios, ¡hórreos de mi tierra!”
A fin de cuentas, Bisuyu ―Besullo en castellano― no ha cambiado mucho desde entonces. Continúa preservando esta multitud de elementos etnográficos que Casona señalaba en su poema. Tampoco se ha movido de esa colina, entre los valles de los ríos Arganza y Pomar, sobre la que nació. En sus calles permanecen los numerosos hórreos y paneras. También la antigua iglesia de San Martín y las capillas de La Magdalena y la de Las Veigas ―esta última, por cierto, da nombre a las fiestas patronales―. Desgraciadamente, sus característicos mazos, en los que una vez se forjaron las herramientas mineras, han decrecido en número. Hoy tan sólo queda uno, el Mazo d´Abaxo, cuyo interior puede conocerse mediante visitas guiadas en temporada alta.
Además, Bisuyu posee un Centro de Recepción de Visitantes cuya planta baja está dedicada al pueblo y sus tradiciones, y la planta alta a la figura de Alejandro Casona. Aquí también existe una tienda de regalos donde es posible adquirir numerosos productos artesanales.
El Prau El Molín, el mayor protagonista de las fiestas de El Carmen
De vuelta a la parroquia de Cangas del Narcea, considerada el corazón del concejo homónimo, podemos visitar el Prau El Molín, un prado verde a las afueras del pueblo dónde es tradición celebrar cada 16 de julio la primera verbena de las fiestas de El Carmen.
En esta romería, a la que acuden en masa tanto cangueses como foráneos, tiene lugar la famosa “Descarga”, un espectáculo pirotécnico en el que se lanzan más de 80.000 cohetes voladores en menos de 6 minutos. Alrededor surgen las barbacoas y los picnics y también, desde hace algunos años, se habilita una piscina en la presa del Prau del Molín, cuyas aguas alimentaron en su día la primera central hidroeléctrica del pueblo.