La ciudad de Praga, que suele ser la entrada de los viajeros en la República Checa, representa todo lo que un amante de la cultura y de la historia puede desear. Entre sus calles se pueden descubrir espacios con una vida extraordinaria, como la Plaza de la Ciudad Vieja; o donde la historia se regodea, como en el Barrio Judío; recintos que acotan catedrales, fortalezas y calles de alquimistas, como en el Castillo de Praga; y bares animados donde sirven la mejor cerveza.
Si aún no has encontrado razones de peso por las que debas visitar Praga, sigue leyendo porque conocerás sus mejores monumentos y las actividades que tienes que hacer en la capital checa. Un viaje a la República Checa, comenzando por Praga, estará lleno de experiencias inolvidables.
- Lugares imprescindibles
- Plaza de la Ciudad Vieja y Torre del Reloj
- Puente de Carlos
- Castillo de Praga
- Catedral de San Vito
- Callejón del Oro
- Iglesia de San Nicolás
- Barrio Judío
- Plaza de Wenceslao
- Clementinum
- Torre de la Pólvora
- Monte Petrín
- Monasterio de Strahov
- Isla de Kampa
- El muro de John Lennon
- Casa Danzante
- Jardín Vrtba
- Vysehrad
- Castillo de Karlstejn
- Jardín Botánico de Praga
- Museos en Praga
LUGARES IMPRESCINDIBLES EN PRAGA
Existen tantos viajes como personas ya que en función de nuestros gustos elegimos qué lugares visitar o qué hacer en Praga. Sin embargo, si partimos de aquellos exponentes arquitectónicos y culturales básicos en la denominada ‘Ciudad de las mil torres’ hay que tomar en consideración las siguientes recomendaciones.
1. Plaza de la Ciudad Vieja y Torre del Reloj
Uno de los primeros lugares que se suele visitar en Praga es la plaza de la Ciudad Vieja, que no sólo es una de las más antiguas (del siglo XII) sino que concentra grandes monumentos como el Ayuntamiento de la Ciudad Vieja, la iglesia de Nuestra Señora de Tyn, el palacio de los Kinsky y la casa de la Campana de Piedra.
Aunque todos los mencionados son importantes, si hay un sitio que nadie se pierde en esta plaza es el Reloj Astronómico del siglo XV que está situado en la torre del Reloj (del Ayuntamiento). Cada hora en punto un gran número de personas se concentran frente a estas enormes esferas para presenciar el desfile de los apóstoles mecanizados y de otras figuras, como la Muerte o el Tacaño, que inician el movimiento.
2. El monumental Puente de Carlos
Es una de las imágenes más habituales de Praga y de las primeras visitas que se suelen hacer. El puente de Carlos, uno de los más antiguos de la capital, fue mandado construir por Carlos IV (de ahí su nombre). Aunque la obra comenzó en 1357 y no se terminó hasta 1402, la espera mereció la pena porque es una maravilla monumental. En los laterales del puente se distribuyen 30 magníficas esculturas de santos que se fueron añadiendo entre el siglo XVII y el XX. Observa detenidamente la puerta que franquea una de las entradas porque es una maravilla gótica.
Al atardecer o cuando ha llovido es el mejor momento para hacer fotografías. Si quieres hacerlas sin nadie tendrás que madrugar, a las 6 de la mañana sólo hay algún deportista corriendo.
3. Castillo de Praga, una gran fortaleza
Si cuando piensas en un castillo te viene a la mente uno de Disney, desecha la idea porque el Castillo de Praga es una ciudadela que incluye en su recinto la catedral de San Vito, el antiguo palacio real, jardines y calles pintorescas como el Callejón del Oro. Se necesitaría un día completo para recorrerlo sin prisas. Este castillo fue construido en el siglo XI para albergar a los monarcas checos, aunque desde que se constituyó la república fueron sustituidos por los presidentes del país.
4. Catedral de San Vito
La catedral de San Vito, Wenceslao y Adalberto se encuentra ubicada en el recinto de la ciudadela del Castillo de Praga. Fueron precisos seis siglos para verla terminada, ya que comenzó a edificarse en 1344 y no se finalizó hasta 1929. No te conformes con admirar su estilo gótico desde el exterior, y dedica al menos media hora a visitar su maravillosa capilla de San Wenceslao. En esta capilla se depositaron los restos del patrón por lo que dispone de una lujosa ornamentación. La visita también debe incluir la cripta, donde están las tumbas de los monarcas checos, y las joyas de la Corona situadas en una la Sala de la Coronación.
5. Callejón del Oro y la casa de Kafka
Esta callecita, situada entre la Torre Blanca y la Torre de Dalibor, es una de las sorpresas que guarda el Castillo de Praga. Poco puedes imaginar que allí se oculta una hilera de casitas de colores con aires de fantasía. Estas pequeñas viviendas están incrustadas en los arcos de la fortificación desde finales del siglo XVI. En ella residieron praguenses hasta la 2ª Guerra Mundial, algunos tan ilustres como Franz Kafka, que estuvo dos años (1916 y 1917) en la casa 22. El nombre de callejón del Oro o Dorado está motivado porque en este lugar tenían sus talleres algunos alquimistas. Con el tiempo estas casitas fueron convertidas en tiendas de recuerdos.
6. Iglesia de San Nicolás y su enorme cúpula
Con una cúpula tan llamativa como la de la iglesia de San Nicolás es imposible pasar desapercibida. Este templo tiene una cúpula con un diámetro de 20 metros y una altura interior de 49 metros. Es el más elevado de la capital. Es una visita muy recomendable para conocer el barroco en Praga, y su decoración interior donde es posible admirar frescos del pintor vienés Johann Lucas Kracker y pinturas de Karel Škréta. Si, por casualidad, tu visita coincide con un concierto de música religiosa, no lo dudes y disfruta del sonido de su órgano del siglo XVII.
7. Barrio Judío, testimonio del pasado
El antiguo gueto judío de Praga es uno de los mejor conservados de Europa. En este barrio se sitúan 6 sinagogas, un ayuntamiento, y un cementerio cuya imagen con lápidas y tumbas amontonadas en varias alturas es una imagen imborrable. Pero además de este peculiar camposanto, también hay otras visitas de interés como la sinagoga Viejo-Nueva, envuelta en la leyenda del Golem; la sinagoga Pinkas, que tiene el epitafio más largo del mundo en su pared; la sinagoga Española, cuya dorada ornamentación interior es sorprendente; o el Museo Judío. En este barrio recibirás una lección de historia que no olvidarás.
8. Plaza de Wenceslao, donde todo pasa
Ya te hemos hablado del centro neurálgico de la Ciudad Vieja, ahora lo haremos de la plaza más importante de la Ciudad Nueva que Carlos IV fundó en 1348. Resulta casi imposible que no pases por ella cuando estés recorriendo Praga, y la reconocerás porque está rodeada de edificios monumentales, bancos, teatros, cines, hoteles y muchas tiendas. Además, en el centro se sitúa la escultura ecuestre de San Wenceslado, realizada en 1912 por el artista J.V. Myslbek.
En la Plaza de Wenceslao también se sitúa una de las visitas imprescindibles en la capital checa: el Museo Nacional.
Si visitas la ciudad en diciembre incluso podrás admirar el bonito mercadillo que se coloca cada año en este lugar.
9. El Clementinum y su biblioteca
Este complejo no es tan grande como el Castillo de Praga pero también impresiona por su dimensión. Se encuentra situado en la Ciudad Vieja, muy cerca del Puente de Carlos, por lo que se puede llegar a pie. Lo más recomendable es recorrer el Clementium, y dedicar atención, al menos, a la Torre Astronómica, cuyos 68 metros de altura brindan bonitas panorámicas; a la Capilla de los Espejos, con sus órganos del siglo XVIII; y, por supuesto, a la biblioteca. Seguro que ya has visto imágenes de sus filas infinitas de libros sobre estanterías de madera, sus globos terráqueos y las pinturas al fresco.
10. Torre de la Pólvora, una entrada real
A pesar de la gran monumentalidad de Praga, la torre de la Pólvora sigue suscitando admiración en cuantos visitan esta ciudad. Es uno de los monumentos más relevantes del gótico tardío y se podría decir que se corresponde con la entrada a la Ciudad Vieja. Era el lugar de paso obligado para los reyes checos cuando iban a ser coronados. Desde su construcción en el siglo XV ha tenido diversas funciones incluso como almacén militar de pólvora.
Si tienes tiempo, sube a su mirador, a 44 metros de altura (la torre tiene 65), para disfrutar de la panorámica del magnífico casco histórico. Tiene una escalera de caracol con 186 peldaños pero es uno de esos monumentos que hay que visitar en Praga.
11. Monte Petrín, un pulmón verde
Un parque enorme y una torre de observación parecida a la torre Eiffel son los principales atractivos del llamado monte Petrín, ¡y no es poco! Esta es una de las mayores zonas verdes de la capital y un lugar donde desconectar en cualquier momento del día. A la cima, además, se puede subir en funicular.
En Petrín es un placer pasear por jardines como Nebozízek o el Jardín del Seminario, con más de dos mil árboles frutales, y subir a la torre para admirar la panorámica de Praga. Y si vas con niños, les encantará el Laberinto de los Espejos, un edificio con espejos cóncavos y convexos donde su imagen se distorsiona provocando muchas risas.
12. La riqueza artística del monasterio de Strahov
Fundado a comienzos del siglo XII para albergar a monjes de la orden de los premonstratenses, el monasterio de Strahov es una de las visitas que hay que hacer en Praga si vas algo más de un fin de semana. En su recinto se encuentran interesantes lugares de interés como la iglesia de la Asunción de la Virgen María (del siglo XVIII), y una impresionante biblioteca con un amplio fondo de manuscritos medievales, globos terráqueos y mapas. No te pierdas en la biblioteca la sala Teológica y la sala Filosófica cuyos techos están pintados con frescos de Siard Nosecký y Anton Maulbertsch. Por último, la pinacoteca de Strahov cuenta con valiosísimas pinturas gótica, barroca y rococó.
13. Isla de Kampa, el rincón más romántico
Si te hablan de la isla de Kampa seguramente sea para recomendarte un romántico paseo. Esta pequeña isleta se encuentra entre el Moldava, el río que divide en dos la ciudad, y el estrecho canal Certovka (donde aún se puede ver un molino hidráulico). Para llegar a la misma sólo es necesario cruzar el canal por algún puente. Kampa es ideal tanto para desconectar como para hacer un pícnic con amigos o visitar el Museo Kampa, que alberga la amplia colección de Jan y Meda Mládek, importantes coleccionistas de arte del siglo XX.
14. El muro de John Lennon
El genio de la música John Lennon también cuenta con su particular homenaje en Praga, y raro es el viajero que pasa por la capital checa sin hacerse una foto en este muro de mil colores. Este proyecto nació de forma espontánea tras la muerte del artista, alguien pintó su cara en una pared del jardín de la Orden de Malta, y a ella se le fueron añadiendo citas, velas y proclamas por la libertad. Cuando llegó la democracia, se dejaron las reivindicaciones, y hoy día es un lienzo de muro con obras de más de 30 artistas de varios países que hay que ver en Praga. Si quieres escribir algo puedes hacerlo porque hay un espacio para pintar con tiza o rotulador.
15. La escultórica Casa Danzante
La arquitectura moderna tiene en Praga unos representantes muy admirados desde el siglo pasado. Y uno de ellos es la llamada Casa Danzante, que fue edificada en 1996 en el muelle de Rasin con un proyecto firmado por los arquitectos Frank O. Gehry y Vlado Milunić. La curiosa silueta de esta construcción está formada por dos edificios que se juntan en un abrazo. Dicen que esta figura está inspirada en la conocida pareja de bailarines Fred Astaire y Ginger Rogers. Si quieres puedes entrar en el interior para comer en su restaurante y disfrutar de su terraza panorámica de 360 grados con impresionantes vistas del Castillo de Praga y del barrio de Malá Strana; o para visitar la galería de arte.
16. Jardín Vrtba, arte natural
Dicen que todo esfuerzo tiene su recompensa, y, aunque te cueste encontrar el Jardín Vrtbovská, merecerá mucho la pena. Para que lo sitúes, se oculta en la ladera del monte Petrín (muy cerca del puente de Carlos). Es un jardín barroco de estilo italiano encargado por Jan Josef, el conde de Vrtba, a comienzos del siglo XVIII junto a su palacio. Aunque el palacete haya sido modificado con los años, el jardín permanece con su estructura original. Fíjate con atención en sus bonitas esculturas, que fueron creadas por el afamado Matyáš Bernard Braun. La gran belleza de este jardín y las vistas que regala de la ciudad te atraparán un largo rato.
17. Vysehrad
Se pòdría decir que aquí se halla el origen de Praga, pues Vysehrad constituye el nucleo más antiguo de la ciudad, donde se halla una magnífica fortaleza de la segunda mitad del siglo XI que ocuparon los príncipes premislitas a orillas del río Moldava. Su nombre significa “castillo en las alturas”. Se trata de una de las zonas más desconocidas de Praga, pero su visita merece mucho la pena, porque, además de la fortaleza, en su entorno se encuentran la iglesia neogótica de San Pedro y San Pablo, el Parque Vysehrad, una de las zonas verdes más célebres de Praga con monumentos y esculturas, y el cementerio del siglo XIX donde reposan numerosas celebridades del país. Según la leyenda, en la fortaleza de Vysehrad viven 34 fantasmas.
18. Castillo de Karlstejn
Situado a 32 kilómetros de Praga, en lo alto de una colina sobre el pueblo de Karlstejn, es una de las excursiones más demandadas por los viajeros. Se trata de un castillo medieval, levantado en el siglo XIV por encargo del emperador Carlos IV, que es muy significativo para la historia de la ciudad, porque aquí se conservaron durante 200 años las Joyas de la Corona. En una visita guiada, podrás descubrir, entre otras estancias, los salones privados del emperador Carlos IV, el salón de banquetes, la capilla de San Wenceslao, las pinturas medievales de la Gran Torre del castillo, la armería y la cárcel. Una de las piezas más famosas del tesoro es una copia de la Corona de San Wenceslao, que llevaron siempre los reyes de Bohemia.
19. Jardín Botánico de Praga
Situado a las afueras de la ciudad, el Jardín Botánico de Praga tiene abiertas al público 30 de sus 52 hectáreas, donde se encuentran la Viña histórica de Santa Clara, el Jardín de meditación japonés y el sorprendente invernadero tropical Fata Morgana, que es todo un viaje por la vegetación tropical a lo largo de las estaciones. Se extiende desde el monte Troja hasta la orilla derecha del río Moldava y el visitante puede descubrir aquí más de 10.000 especies botánicas diferentes, tanto en la zona exterior como en los invernaderos, y, además, en la bodega de los viñedos, es posible degustar una copa de vino.
MUSEOS EN PRAGA, CULTURA PARA TODOS
En Praga la cultura rezuma por todos sus rincones, decenas de museos, teatros, óperas… es imposible no dejarse tentar por las decenas de propuestas que se encuentran cada día. Si te interesa algún espectáculo en especial trata de reservar las entradas previamente. Y si, por su casualidad, tu estancia coincide con algún festival de música, no dejes de acudir porque tienen un altísimo nivel en música clásica, jazz, etc. y es de esas cosas que hay que hacer Praga para sentirte como una persona local.
20. Museo Nacional
Tan impresionante es su arquitectura, es considerado Monumento Cultural Nacional, como sus amplias colecciones. El Museo Nacional, situado en la plaza de San Wenceslado, es el más importante de la República Checa y comenzó su andadura en 1818 como Museo Patriótico de Chequia. Su magnífica sede actual, de estilo neorrenacentista, y construida por el arquitecto Josef Schulz no se finalizó hasta 1890. En sus fondos cuenta con elementos de distintas materias desde ciencias naturales a ciencias sociales que se distribuyen en distintas salas temáticas de Prehistoria, Zoología, Paleontología, Minerales, etc. Reserva una mañana o una tarde completa para gozar con calma de todas sus salas.
21. Museo de Franz Kafka
Los admiradores del universo literario de Franz Kafka tienen una cita en este museo para curiosear entre las primeras ediciones de sus obras, diarios, manuscritos, cartas y dibujos del autor. Esta exposición se mostró inicialmente en Barcelona en 1999, después pasó por Nueva York en los años 2002 y 2003, y en 2005 se instaló en el actual museo ubicado en la vieja fábrica de ladrillos Herget.
En el Museo de Kafka se estudia a fondo al escritor praguense, en el ‘Espacio existencial’ se presta atención a su vida, y en la sala ‘Topografía imaginaria’ se centran en su forma de concebir la realidad y de buscar inspiración para sus obras. Las modernas técnicas museográficas ayudan al visitante a introducirse en su mundo. Sin duda, un museo interesante para visitar en Praga.
22. Museo del Comunismo, memoria del pasado
Si te gusta la historia y tienes curiosidad por conocer el periodo comunista de la República Checa, este es tu museo. Este museo del Comunismo fue inaugurado en 2001 y realiza una narración de lo años en los que el país estuvo bajo el yugo ruso (entre 1948 y 1989), etapa que finalizó con la Revolución de Terciopelo. En sus distintas salas (Orígenes, El sueño del Comunismo, La Realidad, etc.) se exhiben piezas, objetos, mobiliario y documentos de aquella etapa y también se proyectan audiovisuales.
23. Museo Mucha, sensibilidad ilustradora
Aprovecha tu viaje a Praga para visitar este museo y admirar gran parte de la obra del artista checo Alfons Mucha. Seguro que ya conoces algunos de sus carteles y obras de la etapa parisina (1887-1904) con sus bonitas ilustraciones de damas, pero también podrás ver esculturas, dibujos y óleos del artista. Además, se exhiben los carteles que creó en Bohemia entre los años 1910 y 1939, y se proyecta un interesante documental de 30 minutos sobre su vida y su obra. Este es uno de los lugares que hay que hay que visitar en Praga si te gusta la ilustración.
Dónde comer en Praga
Al tratarse de una de las ciudades más bonitas de Europa, Praga recibe todos los años a cerca de 10 millones de turistas. Por esta razón, abundan los restaurantes en la ciudad, especialmente en el centro histórico. Te recomendamos algunos:
U Privrnce (Maiselova, 3). Está ubicado en el Barrio Judío y es uno de los restaurantes más originales de Praga. Sus paredes están llenas de pintadas y caricaturas y aquí puedes comer, por un precio razonable, un codillo o un buen plato de carne acompañado de cerveza sin filtrar. Además, tiene carta en español.
U Sadlu (Klimentska, 2). Es uno de los locales más célebres de Praga, seguramente por la calidad de su cocina y sus ajustados precios. Además, está ubicado en un entorno de estética medieval y se accede a él a través de un pasadizo y de unas escaleras.
Medvidkú (Na Perstynu, 7). Este restaurante es famoso por haber elaborado la cerveza más alcohólica del mundo, la X Beer 33, y por sus recetas a base de cerveza: pan de cerveza, carnes guisadas a la cerveza, etc. Además, es un viejo establecimiento medieval que conserva muebles y utensilios de siglos pasados. Hay que probar su codillo.
Lokál Dlhouhááá (Dlouhá, 33). Es uno de los locales de moda entre la población más joven. Sirven platos típicos de la rica gastronomía checa en un espacio muy acogedor de techos abovedados. Eso sí, durante los fines de semana es muy difícil encontrar una mesa.
V Zátisí (Liliová 216/1). Es el típico local para darse un capricho. Fue considerado el Mejor Restaurante de Europa Central y Oriental en 1996 y el Mejor Restaurante de Praga en 2001. En su decoración podrás encontrar pinturas, una biblioteca y luces tenues. ¿Qué puedes comer? Desde pez lobo hasta carne de ciervo, siempre con coles y otras verduras como guarnición. Sus cócteles gozan de una fama excelente.