Cuenta la leyenda que unos pastores con sus rebaños que sufrían un temporal de frío y viento vieron de repente a una vaca blanca y decidieron seguirla. Allí donde se paró, fundaron un poblado que dio origen a Villafranca del Bierzo.
La verdad histórica es que Villafranca del Bierzo fue un fuerte militar en la época romana que protegía la ruta del oro y hasta el lugar donde astures y tropas califales pelearon durante la Reconquista. Pero sobre todo fue su situación geográfica, al inicio del duro valle del río Valcarce, la que la convirtió en un paso de descanso obligado para los peregrinos que querían ver al apóstol Santiago en Galicia. De hecho, muchos historiadores justifican su florecimiento a los hospitales que se crearon para atender a los caminantes.
Así surgió su castillo, su estructura medieval y su famosa Iglesia de Santiago con una Puerta del Perdón que permitía obtener la bula papal.
- Historia de Villafranca del Bierzo
- La Iglesia de Santiago
- La Iglesia de San Francisco
- El Castillo de Villafranca
- La Colegiata de Santa María
- El Convento de San Nicolás
- Calles más bonitas: Libertad y del Agua
- Plaza Mayor
- Paseo Fluvial
- Donde comer en Villafranca del Bierzo
- Qué ver en los alrededores
- Casa Pedro
- Dónde alojarse en León provincia
Historia de Villafranca del Bierzo
Desde su fundación, en época romana, Villafranca del Bierzo siempre ha sido un lugar de lucha por su estratégica situación geográfica. Los astures se lo arrebataron a los musulmanes y luego pasó de mano en mano en el reino de León y de Castilla.
En el siglo XII, Villafranca del Bierzo ya era un señorío de Sancha Raimúndez, la hermana del rey, que acabó pasando a manos de doña Urraca. Su propio nombre habla de una villa franca, exenta del pago de determinados tributos, gracias al paso del Camino de Santiago, lo que haría que en el lugar se asentaran francos, judíos y gallegos.
Alfonso IX creó el título de Conde de Benavente para uno de sus aliados en la corte, y le entregó este señorío que entró y salió de las posesiones de esta casa durante siglos.
Como ya hemos dicho, la ubicación de Villafranca siempre ha sido clave para el control de la zona y durante la Guerra de la Independencia española se convirtió en la sede del Cuartel General del Ejército de Galicia y sus aliados. Eso no evitó que fuera saqueada por los ingleses hasta en tres ocasiones y también por los franceses, que llegaron a quemar el archivo municipal.
Quizá esta presencia constante de gallegos y su cercanía a Lugo ha hecho que Villafranca del Bierzo sea uno de los pueblos de León en el que hoy en día se habla gallego.
La Iglesia de Santiago
La Iglesia de Santiago es uno de los puntos místicos más importantes del Camino de Santiago antes de llegar a Compostela. Fue construida en el siglo XII, después de que el obispo de Astorga consiguiera permiso del papa para levantar un templo a Santiago donde los peregrinos que no pudieran completar la ruta, por enfermedad o accidente, consiguieran igualmente el jubileo a 190 kilómetros de la de Compostela. Eso sí, tendrían que haber recorrido al menos 100 kilómetros del sagrado camino.
Además, de esta Puerta del Perdón, que sólo se abre en el Jubileo y que permaneció cerrada en los siglos XIX y XX por la peste y los saqueos, el templo de una sola nave cuenta con una portada austera, con arcos de medio punto y una espadaña que eleva un poco la altura del templo románico.
En su interior, destaca su cabecera, con el ábside de tambor muy propio de las iglesias románicas, y un Cristo crucificado, del siglo XIV, a tamaño natural.
La Iglesia de San Francisco
Algunos de los conventos que surgieron en Villafranca del Bierzo fueron saqueados por ingleses y franceses durante la Guerra de la Independencia. En el caso del de San Francisco, fundado en el siglo XIII por el impulso de doña Urraca, sólo queda ya la iglesia, que cuenta con unas vistas increíbles del pueblo.
De estilo románico con algunos detalles góticos y barrocos, por las distintas ampliaciones, destaca su fachada y sus fuertes muros. En el interior, cuenta con un retablo mayor de estilo churrigueresco y una pintura de Cristo Eucarístico de la escuela de Juan de Flandes.
También llaman la atención su coro, de estilo plateresco pero que refleja la austeridad franciscana y varios sepulcros de caballeros y damas importantes para Villafranca.
El Castillo de Villafranca
Si visitamos el imponente Castillo de los Marqueses de Villafranca muy pronto o un día con niebla, el resultado es una imagen casi de película: fuertes muros, torres circulares en las esquinas, ventanas enrejadas y una ubicación espectacular.
El castillo que vemos ahora mismo, de propiedad privada por lo que no se puede visitar, se levantó sobre otro más antiguo al que llamaban la Fuerza. Fue Juana I de Castilla la que dio el permiso para crear un complejo adaptado para que pudieran vivir los Marqueses de Villafranca.
A partir de ahí, se fueron haciendo ampliaciones y se transformó en una fortificación italianizante como muestran sus torres circulares con tejado de pizarra, típico de la zona.
El castillo fue saqueado por los ingleses cuando huían hacia Lugo durante la invasión francesa y luego las tropas galas lo incendiaron y arrasaron con lo que pudieron.
La Colegiata de Santa María
La Colegiata de Santa María fue levantada sobre un antiguo monasterio de la Orden de Cluny que se instaló en Villafranca en el siglo XII como hospedaje para los peregrinos franceses y como uno de los lugares en los que se impulsó la agricultura vinícola de la zona. No queda nada de esos restos en la actualidad.
El edificio es un ejemplo de arquitectura berciana del siglo XVI, muy importante en la zona, aunque su larga construcción, que duró 200 años, le fue añadiendo elementos posteriores. La iglesia, construida por orden del Marqués de Villafranca, Pedro de Toledo, cuenta con un interior interesante sobre todo por sus bóvedas y por la cúpula, que guardan retablos, además del coro barroco-rococó.
El Convento de San Nicolás
El Convento de San Nicolás El Real y su iglesia forman uno de los complejos religiosos más importantes del Bierzo. Construido en el siglo XVII, sigue el tradicional diseño de la Compañía de Jesús que lo levantó para ser un colegio para niños.
Algunos historiadores dicen que recuerda al que hay en Monforte e incluso lo conectan con El Escorial en algunas soluciones arquitectónicas. Sin embargo, el Convento de San Nicolás El Real tiene una personalidad propia que se marca en su impresionante fachada, coronada por el escudo de los jesuitas, y por su interior donde se guarda la imagen del patrón de Villafranca, el Cristo de la Esperanza.
Lo curioso, además de sus claustros y sus frescos, es el Museo de Ciencias Naturales que alberga entre sus muros.
Calles más bonitas: Libertad y del Agua
Recorrer este pueblo es adentrarse en un mundo de espiritualidad gracias a la impronta que el Camino de Santiago ha dejado en sus calles.
La calle de la Libertad posee una pendiente por la que conviene aminorar la marcha para observar bien las construcciones típicas con balcones de madera y escudos familiares en las fachadas de piedra.
Por su parte, la del Agua, un trozo del Camino de Santiago, ya se convirtió en la Edad Media en la principal vía comercial de Villafranca. Destacan edificios barrocos importantes como el Palacio de los Marqueses de Villafranca o el de Torquemada y también el Convento de San José. Al final de la vía, justo antes del puente medieval, se levanta la estatua al peregrino.
Plaza Mayor
Es una plaza pequeña pero muy animada. Preside el espacio el Ayuntamiento de Villafranca del Bierzo y muchos de los bares y restaurantes más típicos para poder saborear las viandas del Bierzo. Mantiene la estructura de soportales de madera muy típica de la zona.
Paseo Fluvial
Como otras localidades de la región, Villafranca ha sabido convertir el río en su playa fluvial. En el cauce del Burbia se ha hecho una pequeña presa, una zona de hierba y un paseo que permiten el baño en los meses de verano y caminar junto a sus aguas durante todo el año.
Dónde comer en Villafranca del Bierzo
La mayoría de los restaurantes se ubican en la zona de la Plaza Mayor. Es el sitio perfecto para comer un contundente menú de comida tradicional, a muy buen precio, donde el producto es lo más importante en cada elaboración, como en el Casino Bar. También hay algunos locales en el municipio donde se ofrece un oferta gastronómica un poco más diferente, como la Puerta del Perdón, pero en este caso se aconseja reservar.
Qué ver en los alrededores
Uno de los parajes más bonitos alrededor de Villafranca del Bierzo son Los Ancares, el límite entre las provincias de León y Lugo. Se trata de tres valles al norte de la comarca que han mantenido las costumbres y modos tradicionales de esta región de una forma más pura.
Otra de las localidades cercanas que se pueden visitar es Ponferrada, con un gran patrimonio histórico que incluye el Castillo de los Templarios o interesantes museos como el del Ferrocarril. Y pueblos que también han sido lugar de paso en el Camino de Santiago como Molinaseca.
Si lo que buscamos es mezclar gastronomía, historia y un paraje natural único, se puede optar por el enoturismo con rutas que recorren bodegas como la de Adriá o Pérez Caramés.
Dónde alojarse en León provincia
Son varias las opciones de hostales, albergues y hoteles que tienes en Villafranca del Bierzo y alrededores, pero si continuamos viaje hacía León, lo mejor es elegir un hotel en el centro histórico de la capital, como el Barceló León Conde Luna. Este hotel cuenta con 136 luminosas habitaciones completamente equipadas. Además, es un referente gastronómico por sus dos restaurantes emblemáticos: Nimú Azotea, ubicado en la décima planta del hotel, y Casa Mando
Otra buena opción es el Occidental León Alfonso V, junto a Casa Botines, la catedral y la colegiata de San Isidoro. Es un hotel sorprendente por su cúpula interior que se alza hasta la octava planta.