La Catedral de Murcia es de esos edificios que se han ido vistiendo de estilos conforme pasaban los siglos para bien. Sus orígenes fueron una capilla instalada en la Mezquita Aljama (la principal) cuando la ciudad pasó a ser cristiana. Y las primeras piedras del imponente edificio que es ahora se colocaron en el siglo XIV, siendo el claustro gótico la parte más antigua del complejo que se conserva.

A partir de ahí, la ampliación a la Puerta de las Cadenas es una de las primeras obras renacentistas de la península. Cuenta con una de las fachadas principales barrocas más importantes de España y el segundo campanario más alto del país, tras la Giralda de Sevilla.

Aunque estos no son sus únicos secretos porque en su altar mayor, además de un retablo interesantísimo, se puede ver una urna de piedra donde se conservan el corazón y las vísceras de uno de los reyes castellanos más importantes, Alfonso X el Sabio.

  1. Contexto e historia de la Catedral de Murcia
  2. Valor arquitectónico
  3. Museo de la Catedral
  4. Recomendaciones e información para la visita
  5. Alojarse en el centro de Murcia

Contexto e historia de la Catedral de Murcia

Desde que Jaime I el Conquistador asumiera el control de Murcia, los cristianos tuvieron claro que tenían que crear su propia catedral para trasladar allí el Obispado de Cartagena. Lo primero que hicieron fue levantar una capilla en la Mezquita Aljama, consagrándola a la advocación de Santa María la Mayor.

Pero no fue hasta 1394 cuando se empezó a levantar la actual catedral en el mismo lugar donde se decía misa entre las columnas de la vieja mezquita. Las obras se concentraron en la construcción del claustro, de estilo gótico que aún sigue en pie. Y no se inauguró el edificio hasta 1467 cuando volvió a ser consagrada y dedicada a Santa María.

La Catedral de Murcia nunca ha dejado de estar en obras puesto que luego llegaron ampliaciones, reparaciones, y añadidos varios que han creado un edificio imponente donde los estilos se superponen y se combinan de una manera magistral.

Uno de los hitos arquitectónicos más importantes fue cuando se levantó la torre campanario, que estuvo en obras durante más de dos siglos, entre 1521 y 1793. Mide 93 metros, 98 metros si contamos su veleta, lo que la convierte en la segunda torre catedralicia más alta de España tras la Giralda de Sevilla. En su interior alberga hasta 20 campanas, cada una con su propio nombre, y que fueron utilizadas durante siglos para anunciar desgracias como los desbordamientos del río Segura o fiestas mayores.

En 1854, el edificio sufrió un fuerte incendio que acabó con el altar mayor y la sillería del coro. La restauración trajo nuevas obras con nuevos estilos pero también el gran regalo de la reina Isabel II, una sillería plateresca del siglo XVI del Monasterio de Santa María de Valdeiglesias, que le valió colocar su escudo real en una de las entradas a la catedral.

Valor arquitectónico

Esta catedral es una joya artística por dentro y por fuera. Lo primero que llama la atención es su fachada principal, una de las obras barrocas más importantes, concebida como un retablo con más de 54 metros de altura y 20 esculturas de santos, tres arcángeles, un ángel de la guarda y los misterios de la Virgen presidiendo.

Cuenta con tres puertas de acceso a sus tres naves pero sólo la Portada de los Apóstoles es del siglo XV y está construida en gótico flamígero. En la clave del arco de esta puerta es donde se colocó el escudo de Isabel II por su ayuda durante la reconstrucción tras el incendio de 1854.

La Portada de las Cadenas, la entrada por la calle Trapería, se levantó en el siglo XVI y constituye una de las primeras obras renacentistas de España. Es un gran arco triunfal que buscaba homenajear a los reyes castellanos por lo que incluye curiosos relieves de los Reyes Católicos, Juana la Loca y Felipe el Hermoso.

Pero si hay algo que caracteriza a esta enorme catedral en forma de cruz latina es su torre campanario, construida durante más de dos siglos lo que hace que cada cuerpo sea de un estilo arquitectónico diferente (renacentista, barroco, neoclásico…).

En el interior de la torre hay muchas estancias curiosas y con grandes leyendas que las hacen únicas. Se puede visitar la Sala del Reloj, y también la de los Secretos o Susurros, donde la acústica permite a quien está en el centro escuchar cualquier conversación en voz baja que se pueda mantener dentro de la habitación. Otro de los puntos populares de la visita a esta torre es el Balcón de los Conjuros, donde los sacerdotes bendecían a la ciudad para protegerla de los malos augurios, guerras o desastres naturales.

Museo de la Catedral

El museo ocupa la sala capitular y el claustro de la antigua Catedral, de estilo gótico, y una de las partes más antiguas del edificio, aunque ha sufrido muchas modificaciones. Se abrió en abril de 1957, para impulsar las obras que se seguían haciendo en el complejo.

En su interior se pueden ver los antiguos cimientos de la mezquita Aljama que dio origen a la catedral y muchos de los frescos que decoran sus muros.

También son visitables varias de sus capillas y el gran tesoro catedralicio que cuenta con importantes obras de pintura, escultura, textiles y ajuar litúrgico todavía en uso.

De la colección hay que destacar, tanto por su importancia artística como por su popularidad, un retablo gótico del italiano Bernabé de Módena: la Virgen de la Leche, del siglo XIV.

De hecho, el museo exhibe igualmente el famoso Medallón de la Virgen de la Leche del imaginero murciano Francisco Salzillo, siglo XVIII, y que demuestra la devoción por esta imagen.

Hay retablos renacentistas, uno de Fernando de Llanos, discípulo de Leonardo da Vinci; la impresionante Custodia del Corpus de Antonio Pérez de Montalto, del siglo XVII, el joyero de la Virgen de la Fuensanta y el Sarcófago de las Musas, romano del siglo III.

Hay que tener en cuenta que la visita a la Torre se realiza a través del Museo de la Catedral.

Recomendaciones e información para la visita

La visita de la Catedral y el Museo nos puede llevar una hora y media mínima. Debido al estado de conservación de muchas partes del complejo no está permitido hacer fotos con flash ni grabar ni usar el palo selfie para evitar daños que pudieran ser irreparables. Además de que no se puede tocar nada, como recuerdan nada más comenzar el recorrido.

Hay dos visitas guiadas, muy recomendables, puesto que es un edificio lleno de leyendas, secretos e historias populares que merecen ser escuchadas de quienes las viven de primera mano.

Además, no te puedes marchar de Murcia, ni de la Catedral, sin disfrutar de las mejores vistas de toda la ciudad desde la Torre. Eso sí, esta subida está desaconsejada para quienes sufran algún tipo de problema respiratorio o de corazón, que tengan vértigo o claustrofobia.

Lo mejor es llevar calzado cómodo para iniciar el ascenso casi a los cielos y evitar, a toda costa, asomarse a los balcones.