Sabías que en la ciudad de San Sebastián existe un cementerio dedicado a honrar la memoria de los soldados británicos que batallaron en la Primera Guerra Carlista, en una contienda que no era la suya y que tuvo lugar entre 1833 y 1840? Escondido en la ladera norte del Monte Urgull, se trata de un espacio romántico por el que se diseminan los mausoleos y lápidas y que tiene un encanto muy especial. Está escondido entre rocas, precipicios y esculturas por las que se pasean las juguetonas lagartijas que buscan resquicios de sol entre la intensa bruma.
El coronel Tupper del Sexto Regimiento de Fusileros escoceses, el teniente general Lacy Ewans, el coronel Oliver de Lancey, el mariscal Gurrea, los soldados Howard, Newman, Gates, Smith… todos ellos murieron defendiendo San Sebastián y el régimen liberal contra el asedio carlista de 1836-37. Hay que recordar que en esa contienda se enfrentaban los carlistas, leales a Carlos María Isidro de Borbón y partidarios de un régimen absolutista, frente a los isabelinos, vinculados a Isabel II y partidarios de un régimen más moderado. Desde lo alto del cementerio, una gran roca vigila las lápidas en este bonito y desconocido rincón de la capital guipuzcoana.
- Historia del Cementerio de los Ingleses
- Qué puedes ver en el Cementerio de los Ingleses
- Cómo llegar al cementerio
- Dónde alojarse en los alrededores
Historia del Cementerio de los Ingleses
El Cementerio de los Ingleses de Donostia fue inaugurado con salva de cañones en 1924 por el alcalde Prado Ruiz de Gámiz en compañía de las reinas María Cristina y Victoria Eugenia, asidua veraneante en San Sebastián, quien descorrió una bandera que cubría una gran lápida de piedra escrita en español e inglés y que rezaba así: “A la memoria de los valientes soldados británicos que dieron la vida por la grandeza de su país y por la independencia y libertad de España”. Esto significa que lleva prácticamente un siglo en pie. El objetivo era rendir homenaje a los soldados de la Legión Auxiliar Británica que perecieron defendiendo sus ideales. Dicho cuerpo militar estaba formado por más de 10.000 voluntarios de todo tipo y condición social. Hay que recordar que entonces solo existía en San Sebastián el Cementerio de San Martín, que carecía de espacio para los fallecidos no católicos.
Qué puedes ver en el Cementerio de los Ingleses
Acceder al Cementerio de los Ingleses de San Sebastián es aventurarte a vivir una experiencia de otro tiempo. Emociona darse un paseo por este espacio histórico que transcurre entre lápidas bien visibles y carteles informativos que se reparten en un entorno en el que abunda la vegetación y la umbría. De esta forma, el recorrido se hace más misterioso y místico y constituye un itinerario muy recomendable para disfrutar también de la calma que proporciona la naturaleza. Percibirás que el musgo se ha apoderado prácticamente de todo el cementerio, lo que añade un atractivo mayor a todo el espacio. Uno de los lugares más populares del cementerio es el Mirador. El recorrido por el cementerio se hace de una forma cómoda, debido a la red de senderos que en su día se diseñaron.
Además de las lápidas y mausoleos de los soldados y oficiales ingleses, hay una tumba que sobresale por su singularidad. Pertenece a Sara y a su hija de corta edad, que llegaron a España siguiendo los pasos de su esposo y padre, John Callender, médico cirujano, inspector general de los Hospitales de la Legión, en la que se alistó el 4 de agosto de 1835, sin pensar que reposarían aquí para la eternidad. Sara falleció en San Sebastián en 1837 y su hija había muerto en Santander con anterioridad, a la edad de 22 meses. John Callander sería condecorado con la Real Orden de San Fernando de Primera Clase.
Cómo llegar al Cementerio de los Ingleses
El Cementerio de los Ingleses se encuentra en el Monte Urgull, justo a los pies de su castillo. Existen dos maneras de llegar hasta aquí. La primera exige aparcar el coche en la explanada que hay al final del Paseo Nuevo y desde aquí comenzar la subida hacia el cementerio. Es el camino más corto, pero hay que tener en cuenta que la subida de Bardocas es muy empinada. La segunda opción es emprender una subida desde la plaza Zuloaga, junto al Museo de San Telmo, o desde detrás de la Basílica de Santa María porque ambos itinerarios convergen en un mismo punto, para continuar ruta después durante unos 10 minutos en dirección al Cementerio de los Ingleses.