A poco más de media hora al norte de Girona, un gran puente románico sobre el río Fluvià marca el umbral de un extraordinario viaje en el tiempo. Atravesar aquella gran pasarela de piedra supone volver atrás, a una época de poderosos condes y obispos, de palacios y catedrales, de estrechas callejuelas y plazoletas, de bulliciosas ferias y mercados… En otras palabras, visitar Besalú supone descubrir y disfrutar de una auténtica joya de la Edad Media.

Reconocido como uno de los conjuntos medievales mejor conservados de Cataluña, Besalú es un lugar lleno de historia, donde las huellas de íberos, romanos, judíos y cristianos aún son evidentes. Solo hace falta dar un paseo por las estrechas callejuelas de su casco histórico para reconocer todos esos códigos que nos hablan de un rico pasado y que, por suerte, aún están ahí para contarnos las mil y un historias de las que han sido testigos.

  1. Besalú, un histórico cruce de caminos
  2. Qué puedes ver en Besalú
  3. Qué ver en los alrededores de Besalú
  4. Dónde comer en Besalú

Besalú, un histórico cruce de caminos

Marcada por el paso del río Fluvià, al sur, y la riera de Capellades, al norte, Besalú ha sido, desde siempre, una importante encrucijada entre el noreste de Cataluña y el sur de Francia. Un puente entre la Costa Brava y los Pirineos.

En este sentido, artesanos, campesinos y comerciantes hicieron del mercado de Besalú uno de los más importantes de la zona, por lo menos desde el cambio de milenio hasta bien entrado el siglo XIV. Además, el destacado papel de la villa dentro del condado de Girona primero, como territorio con entidad propia más tarde (condado de Besalú) y, finalmente, integrada a partir del año 1111 en la casa de Barcelona, le permitió atesorar un importante patrimonio arquitectónico que, en 1966, le valió a la propia ciudad para ser declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico.

Qué puedes ver en Besalú

El casco histórico de Besalú es auténtico deleite para los sentidos. Un gran lienzo pétreo en el que se cuenta la historia de la comarca de la Garrotxa y, en general, de Cataluña. Recorrer sus viejas calles empedradas supone abrir un irresistible catálogo de construcciones, tanto civiles como religiosas, que hunden sus raíces en el tiempo y afloran, espléndidas, en nuestros días.

El Pont Vell

Símbolo de la villa, este extraordinario puente medieval sobre el río Fluvià –románico, del siglo XI, aunque reformado en el siglo XIV y reconstruido en el XX–es el elemento más destacado del conjunto histórico de Besalú. Compuesto por siete arcos y una torre fortificada, el Puente Viejo anticipa el gran valor de conjunto y la integridad arquitectónica de la ciudad.

 

Castillo de Besalú

Núcleo originario de la ciudad, asentado sobre la colina que marca la confluencia de los ríos Fluvià y Capellades, del antiguo castillo condal del siglo X prácticamente no queda nada. Sin embargo, en su histórico emplazamiento aún se mantienen los restos de la iglesia de Santa María (templo del castillo, delsiglo XI), que se convirtió en iglesia canónica agustiniana y, ya en el siglo XVI, en una colegiata.

Iglesia de Sant Vicenç

A los pies de la colina del castillo, este pequeño templo románico del siglo XII es también una de las joyas medievales más destacadas de Besalú. Además, al interior, en una capilla gótica dedicada a la Vera Cruz, se conserva un fragmento del propio madero que, según la tradición, fue utilizado por los romanos para crucificar a Jesús de Nazaret.

Iglesia del monasterio de Sant Pere de Besalú

Esta robusta iglesia románica es lo único que aún se mantiene en pie del antiguo monasterio de San Pedro, fundado en el año 977 por Miró II Bonfill, conde de Besalú y obispo de Girona. De planta basilical y tres naves –dentro de las cuales merece especial atención el deambulatorio–, es la iglesia más importante de las tres que hay en la villa.

Call Jueu

La judería (call, en catalán) de Besalú, el antiguo barrio judío, es también una de las piezas clave de este singular puzle medieval. Dejando atrás el Pont Vell, las calles de Tallaferro y del Portalet, la casa Astruc o Curia Real y la Plaza de los Judíos, donde se encontraba la antigua sinagoga, van dibujando el interesante relato de la comunidad sefardí que floreció en la villa.

 

El Micvé

Y si la judería de Besalú es un tesoro único, la joya de la corona es, sin duda, el micvé, una sala de baño ritual, bajo tierra. Esta singular casa de piedra, con bóveda de cañón típicamente románica, del siglo XII, representa –junto con el micvéde Girona– el único recinto de baños judíos descubierto hasta ahora en la Península Ibérica y uno de los 4 que se conservan en toda Europa.

Circusland

Alojado en un singular edificio racionalista de mediados del siglo XX y en una parte del antiguo convento benedictino de Sant Pere, a un costado de la iglesia, este extraordinario museo está dedicado íntegramente al pasado, presente y futuro de las artes circenses. También conocido como el Palacio Internacional del Circo, el lugar resguarda una de las colecciones más importantes del mundo relacionadas con el circo.

Qué ver en los alrededores de Besalú

Esta joya medieval gerundense ofrece todo tipo de experiencias, pero si, además, quieres complementarlas con otras propuestas de la zona, empieza por sumergirte en el maravilloso este Espacio Natural Protegido que constituye el mejor ejemplo de paisaje volcánico de la Península Ibérica y es uno de los más destacados de Europa. En su interior existen itinerarios para recorrer los 38 conos volcánicos más emblemáticos del parque y las más de 20 coladas de lavas basálticas, así como la encantadora Fagedad’en Jordà (Hayedo de Jordà). Hay varios centros de información y espacios museísticos que invitan a descubrir este tesoro natural a fondo.

El rico patrimonio histórico y arquitectónico de los alrededores de Besalú también invita visitar lugares como el Santo Sepulcro de Palera, del siglo XII, y una de las 9 ermitas románicas de la zona oriental de La Garrotxa. O el Santuario de Sant Ferriol, otra joya histórica ubicada cerca de la orilla derecha del Fluvià. Bien merece una visita el espectacular Puente del Llierca, también románico, construido entre los años 1345 y 1346. Así como el antiguo Monasterio de Sant Joan les Fonts, entre muchos otros tesoros que subrayan la riqueza de este histórico territorio.

Antiguo Monasterio de Sant Joan les Fonts

Desde luego, hacia el oeste de Besalú (a unos 20 minutos en coche), se puede visitar la ciudad de Olot, capital de la comarcad de La Garrotxa, con su fantástico casco antiguo, sus casa modernistas y sus fabulosa oferta gastronómica. Y algo más al sur se encuentra la fascinante ciudad de Girona, otra joya histórica que, por supuesto, merece una visita.

Dónde comer en Besalú

La gastronomía es, sin duda, otro de los atractivos de la villa. Y una clara muestra de ello se puede disfrutar en lugares como el restaurante Pont Vell, con sus fantásticas vistas al puente del mismo nombre y una cocina mediterránea de primer nivel. O como Cúria Reial, cocina volcánica –de La Garrotxa, de la tierra de los volcanes–, de mercado y tradicional en un fantástico edificio histórico. También es una buena alternativa El Capitell Espai Gastronòmic, una carta muy ecléctica y una gran variedad de tapas de calidad. Y L’Alternativa, cocina casera y un ambiente acogedor: la combinación perfecta.

En todo caso, Besalú ofrece todo tipo de posibilidades para disfrutar de una buena comida antes o después de recorrer esta fantástica joya medieval.