Situado en la falta norte de Sierra Nevada, en la comarca de los Filabres y a 70 kilómetros de Almería, el bonito municipio de Abrucena tiene un casco histórico y un entorno difíciles de olvidar. No se sabe muy bien cuál es el origen de su nombre, aunque parece ser que es latino, ya que todo apunta que Abrucena fue un antiguo emplazamiento militar romano. Hay constancia de que, tras la invasión árabe, se mantuvo la convivencia con los cristianos en un principio, pero más tarde, en el siglo X, éstos se vieron obligados a salir de la zona. Después de la Reconquista, aparecen los pobladores del nuevo término municipal de Abrucena, ubicado entre Abla y Fiñana, y la localidad vive un proceso de expansión auspiciado por el comercio de la madera de sus bosques, que tenía como destino las atarazanas de Sevilla y Almería y que provocó la sobreexplotación de los bosques cercanos. Hoy, Abrucena es un bonito pueblo que cuenta con unos 1.500 habitantes.

    1. Historia y patrimonio
    2. Lugares de interés en el pueblo
    3. Senderismo y naturaleza en los alrededores
    4. Dónde comer en Abrucena

Historia y patrimonio

A juzgar por los restos arqueológicos descubiertos en Abrucena, se puede dar por seguro que aquí hubo diversos asentamientos, el primero de los cuales data del Neolítico. También hay restos visibles de la época romana, entre los que sobresalen un aljibe que está en el interior de El Castillejo, una fortificación de los siglos XII y XIII excavada en la roca.

¿Qué ver en Abrucena? Dentro del patrimonio monumental de Abrucena, hay algunos lugares interesantes para visitar, como la Ermita de las Ánimas, construida en 1939, y la iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación, de estilo mudéjar, que data del siglo XVII y que ocupa el espacio que un día tuvo una mezquita árabe. En su interior se pueden contemplar seis cuadros de la pintora María Godoy, que firmaba en el reverso de las obras, en letra grande y en rojo vivo, ya que en aquella época a las mujeres no se les daba ningún protagonismo.

Lugares de interés en el pueblo

 

Recorrer Abrucena con ritmo pausado es una experiencia muy recomendable. No sólo sirve para entender el pasado de esta deliciosa localidad almeriense, sino para acercarse a los antiguos molinos donde se molía el cereal y a las acequias que regaban los huertos aledaños. Te recomendamos visitar el Molino de los Laica, de propiedad familiar, y el Molino Saltaero, cuyo nombre procede de la gran caída de agua que salpicaba el camino y que, durante el invierno, generaba placas de hielo que se sorteaban con jarapas.

Dentro del casco urbano, conviene detenerse en la céntrica plaza de Andalucía, presidida por el edificio del Ayuntamiento y por una fuente de agua conocida como La Seta, un emplazamiento en el que también está la Casa de Félix, que data de comienzos del siglo XIX y que destaca por sus bonitos miradores de escayola.

Fuera del casco urbano, es interesante llegar al Área Recreativa La Roza, un gran espacio forestal que dispone de mesas, agua potable, barbacoa, zona de acampada y baños y que está a sólo 8 kilómetros de Abrucena.

Por si tienes dudas, te decimos cómo llegar a Abrucena desde Almería en coche. Puedes hacerlo en apenas 40 minutos si tomas primero la N-340 y después la A-92 en dirección a Guadix y te desvías, finalmente, en la salida 336 hasta Abrucena.

Senderismo y naturaleza en los alrededores

Si te gustan las caminatas por espacios naturales idílicos, es el momento de disfrutar del senderismo y programar rutas a pie por los alrededores de Abrucena. El entorno de esta localidad cuenta con una gran diversidad vegetal, ya que se han contabilizado 2.354 plantas diferentes. En las zonas más altas hay muchos pinos y encinas, pero las especies más abundantes son el poleo, la zahareña, la manzanilla, el rompepiedras, la aliaga, la bolina, el almecino y el esparto. También es muy variada la fauna, debido a la diversidad de ecosistemas existentes en Sierra Nevada, que permiten un hábitar idóneo para el águila real, el águila perdicera, el jabalí o la cabra montesa.

Existe un bonito sendero, conocido como el del Mirador de la Jairola, que transcurre, entre terrazas, acequias y huertas, por los alrededores de Abrucena. Hay que cruzar un túnel para llegar al mirador, desde donde se pueden ver unas magníficas vistas de este mágico lugar plagado de historia. Desde aquí se divisa el Castillejo, que data de los siglos XII y XIII en cuyo interior se conserva un aljibe romano.

 

También es interesante descubrir el Aula de Naturaleza Paredes, desde donde se invita a participar de experiencias medioambientales y deportivas que aseguran el compromiso de Abrucenacon la protección de la naturaleza.

Los amantes del cicloturismo no se pueden perder otro interesante mirador, el Haza Ribera, dentro de la ruta cicloturísticatransnevada, en el itinerario Abrucena-La Polarda, que tiene paradas en el denso pinar de Hoya Grande  y en el Barranco de las Chorreras.

Dónde comer en Abrucena

Además de historia y paisajes, Abrucena (Almería) ofrece muchas posibilidades para los amantes de la buena cocina. Son célebres sus deliciosos “platos pobres”, elaborados con productos de la zona, como las migas o los gurullos, un plato de herencia árabe que se cocina con carne de conejo o de perdiz. Otras recetas tradicionales son la “fritá” de conejo, los roscos fritos, los roscos de vino y los hornazos (bollos coronados con un huevo).

¿Dónde comer en Abrucena? Existe un restaurante muy recomendable por su sencillez y encanto, además de por su excelente servicio y por su menú degustación (conviene ayunar antes de enfrentarse a él). Se trata de Las Chinas, donde sirven un excelente ajoblanco y una inolvidable carne al ajillo. Otro restaurante interesante es Fuente Parrila, célebre por sus deliciosas hamburguesas. Las sirven de buey, de cerdo, de pollo, de ciervo… Y, para tapear, son opciones estupendas el Bar Sierra Nevada, el Bar de María, el Café Bar Antonio, el Bar El Silloy el Bar Payma.