Piscinas naturales en Asturias,
Todo lo que tiene que ver con la naturaleza en Asturias se tiene que escribir en mayúsculas. Sus playas guardan rincones increíbles, pero no son los únicos lugares donde darse un chapuzón de ensueño. Las piscinas naturales asturianas, algunas dulces y otras saladas, son postales idílicas donde refrescarse en verano y relajarse el resto del año.
Playa de Gulpiyuri
Desde este monumento natural no se ve el mar y eso que está a sólo 100 metros del Cantábrico. Sin embargo, la arena fina y su agua salada la convierte en una playa cerrada y mucho más tranquila de lo que es cualquiera en Asturias.
Un agujero entre dos rocas es el culpable de que el agua se filtre a través de las rocas calizas para crear este increíble lugar donde se puede ver un fenómeno natural muy poco habitual: el desagüe cuando hay bajamar que deja al descubierto la fina arena blanca erosionada de las rocas calizas.
A esta playa cerrada sólo se puede acceder por una senda desde Naves, en un recorrido que no lleva más de seis minutos, por lo que no esperes que haya ningún tipo de servicio y, la verdad, para tener una experiencia natural más completa, ni falta que hace.
La mejor época para disfrutar de esta pequeña maravilla es en verano, cuando el agua está un poco más caliente.
Piscina Natural de Tapia de Casariego
Solo Asturias es capaz de convertir un antiguo vivero de marisco, lo que se llama una cetárea, en una de las piscinas naturales más bonitas de la región. El pueblo de Tapia de Casariego tenía claro que había que hacer algo con esta increíble estructura del siglo XIX que se alimentaba del mar y apostaron por un proyecto sostenible con suelo de madera para crear un solárium y el agua salada que se renueva a través de una compuerta directa al Cantábrico, y teniendo en cuenta en cada momento la marea.
Esta piscina está situada junto al paseo marítimo y es de acceso libre, por lo que suele estar muy concurrida. De hecho, tiene un aforo limitado para garantizar la comodidad y seguridad de todos los bañistas.
Olla de San Vicente del Río Dobra
Esta piscina natural de aguas transparentes y rodeada de árboles es una de las maravillas menos explotadas de Asturias debido a que no tiene cerca ningún pueblo ni carretera directa. Tenemos que llegar hasta el pueblo de Portón y luego caminar unos 40 minutos, pero el destino merece mucho la pena.
Dicen que fueron los celtas quienes llamaron a este río Dubrán, ahora Dobra, que significa agua, como si fuera ese el lugar donde el agua es mucho más pura, más intensa. A lo largo de su curso se pueden encontrar cascadas, charcas y esta gran olla donde el estrés no existe porque el tiempo parece detenerse entre bosques de fresnos, olmos, castaños y hayas.
Lo mejor para visitar esta increíble piscina natural es acudir en los meses de verano, cuando el agua es más transparente y la temperatura mejor. Hay que tener en cuenta que en algunos puntos, la olla puede llegar a tener hasta cinco metros de profundidad, por lo que nadar en sus aguas es un privilegio.
Cascadas de Oneta
Estas cascadas, situadas en el pueblo de Villayón, son casi un spa natural, por la fuerza con la que caen. Hay que caminar un kilómetro, más o menos, para llegar a la primera de las tres cascadas. Lo primero que vemos es la parte alta, la cola de unos 20 metros de altura, que suena estruendosa entre un bosque profundo dispuesto a ejercer de cómplice en un lugar lleno de fuerza y energía.
Para llegar a la segunda, donde el placer es colocarnos debajo del chorro de la cascada para que nos masajee, hay que atravesar un trozo de bosque donde, durante la primavera, florecen muchos narcisos amarillos creando una mezcla de colores intensa pero equilibrada a la vez.
Playa de Guadamía
Se podría decir que la playa de Guadamía, entre los concellos de Ribadesella y Llanes, es un lugar mágico que depende de cómo esté la marea y hay que disfrutar de una forma o de otra. Se trata de otra de esas piscinas naturales de agua salada donde no se ve la salida al mar, rodeada de prados y acantilados.
Cuando sube la marea, el agua es transparente, cristalina, y se convierte en una de las piscinas naturales más bonitas de toda Asturias. Pero cuando baja la marea, el lugar se convierte en otro completamente diferente pero igual de increíble.
El camino hasta el agua que queda varada, a través de la arena, muestra cuevas en las paredes acantiladas que no se aprecian cuando la piscina está a rebosar.
La mejor forma de llegar a esta playa es desde el puerto de Llames de Pría, donde se puede dejar el coche. Hay que tener cuidado en verano porque acotan la zona de aparcamiento por lo que deberemos seguir las indicaciones.
El Cherón de Kiko
El Cherón de Kiko es más que una playa fluvial, es un lugar donde ir a pasar el rato con los amigos, con la familia, donde los niños disfrutan del agua y de la zona de juegos y donde puedes llevarte, sin problema, la comida desde casa.
Esta zona de baño, situada en el concejo de Aller, conserva unas aguas cristalinas y un espacio natural a su alrededor que se llena, sobre todo, en verano y los fines de semana, de locales y turistas que buscan un chapuzón diferente.
Hay una zona de barbacoas muy cómoda para hacer comidas y celebraciones aunque la única condición es comprar la bebida en el bar que hay en la zona recreativa.
Playa Fluvial Aballe
La Playa Fluvial de Aballe es la última guinda a uno de los pueblos más bonitos enclavados en el Parque Nacional de los Picos de Europa, justo en la ribera del Sella.
Esta zona de baño está ubicada muy cerca de la iglesia y es un reclamo en verano tanto por sus aguas, frescas y cristalinas, como por la experiencia de conocer una aldea asturiana tradicional, con sus hórreos y paneras, su actividad ganadera y su gastronomía. Merece la pena cruzar el río por la pasarela colgante para apreciar todo el entorno natural.
Otros lugares para perderse
Aunque estas son las cascadas, playas y piscinas más importantes, aún hay otras zonas de baño que merecen la pena ser visitadas si estás viajando en Asturias por su singularidad.
Si queremos disfrutar de un atardecer único, podemos visitar la Ría de Niembro, en Llanes, donde con la marea se refleja la iglesia y el cementerio sobre las aguas creando un efecto hipnótico sobre todo con las luces del ocaso. El pequeño pueblo de Niembro merece la pena, pero sobre todo visitar un camposanto que tiene en el mar su aliado y su verdugo.
Cangas de Onís es uno de los destinos más habituales si vistas Asturias por todo lo que podemos ver y disfrutar en este pueblo pero no siempre pensamos en la idea de poder bañarnos bajo un puente romano, en un río de aguas transparentes y piedras que, al darle los rayos de sol, parecen monedas de oro.
Otro efecto mágico de esta zona de baño es toparse con la Cruz de la Victoria, tan importante en la historia de Asturias y que parece como suspendida en el aire si la vemos desde el río.
Preguntas frecuentes
¿Dónde se pueden encontrar piscinas naturales?
Se pueden encontrar piscinas naturales pegadas al mar, que se alimentan de sus aguas, pero también entre montañas y valles.
¿Cuál es la mejor época para visitar estas piscinas?
Lo mejor para visitar estas piscinas naturales es en verano porque el agua está menos fría y la temperatura es mejor.
¿Existen instalaciones o servicios cerca de estas piscinas?
Las zonas de baño que están en la montaña no tienen ningún servicio, salvo el pueblo más cercano. Las que están en pueblos de costa cuentan con servicios alrededor.