Barrio de Praga
El barrio de Praga es casi un milagro, una rareza dentro de la Varsovia moderna. Un entramado de calles, con sus monumentos y casas de vecindad que fue creciendo desde el siglo XVII. A diferencia del resto de la ciudad, la mayor parte del barrio de Praga sobrevivió a la destrucción con la que los ocupantes nazis castigaron a Varsovia tras el Levantamiento del año 1944.
De hecho, el barrio de Praga es una de las mejores formas de imaginar cómo fue la Varsovia histórica, con sus calles y avenidas flanqueadas por grandes casonas decimonónicas. El de Praga es también uno de los barrios más densamente poblados de la capital polaca, con una cantidad cercana a 200.000 habitantes.
Entre los lugares de visita recomendada, el primero es el Museo del Barrio de Praga, situado en el que está considerado como el edificio más antiguo del barrio. En la colección hay piezas tan interesantes como una maqueta de esta zona, tal y como se cree que era en el siglo XVIII.
Junto al propio museo se encuentra uno de los mercados populares más conocidos de Varsovia y también el más antiguo: el Bazar Różyckiego. En él se pueden adquirir todo tipo de objetos de segunda mano, desde moda hasta decoración y menaje, y también degustar algunos ejemplos de la comida típica polaca.
En el barrio de Praga también están las iglesias más antiguas de Varsovia. Entre ellas, la de Nuestra Señora de Loreto, de principios del siglo XVII. Pero el templo más importante del barrio es la Catedral de San Miguel Arcángel y San Froilán Mártir. Levantada entre los siglos XIX y XX en estilo neogótico, es la sede principal de la Iglesia Católica Romana en la ciudad.
Igualmente, muy interesante es la iglesia de Santa María Magdalena, de finales del siglo XIX, en este caso dedicada al culto cristiano ortodoxo. Entre los elementos más significativos de su arquitectura destacan las cinco cúpulas en forma de cebolla que la coronan en el exterior, inspiradas en los catacerísticos templos de Kiev.
Pero si por algo destaca el barrio de Praga de Varsovia es por lo bien que se ha sabido adaptar a los vientos de cambio e innovación asociados al siglo XXI. Así, por ejemplo, una de sus calles más emblemáticas, Ząbkowska, conocida como “el casco antiguo” y jalonada por edificios de los años 60 del siglo XIX, es un auténtico escenario al aire libre para todo tipo de manifestaciones culturales y sociales. Y tanto en ésta como en las calles aledañas, las fachadas se han convertido en enormes lienzos donde han dejado su impronta los mejores representantes del street art nacional e internacional.
Los nuevos artistas también han encontrado un espacio para sus creaciones (también para la exposición y venta) en Soho Factory, una antigua factoría de motocicletas de clara fisonomía industrial. Y no menos recomendable es la visita al Centro Koneser: lo que fue una destilería hoy es un Google Campus (laboratorio para la innovación tecnológica), que también acoge tiendas de diseño y pequeños restaurantes y tabernas.