El año 2023 marcará un hito en la historia de Barceló Hotel Group con la reciente inauguración del Canfranc Estación, a Royal Hideaway Hotel. Se trata de un acontecimiento que tiene que ver con el patrimonio artístico, la historia, la cultura, el lujo y la experiencia del viaje. Y es que la hermosa, icónica y casi centenaria estación de ferrocarril de Aragón que tantos trenes y viajeros ha visto pasar por sus andenes se ha transformado en uno de los hoteles insignia del Grupo Barceló.

Estamos ante un establecimiento singular al servicio de una experiencia extraordinaria en un enclave tan emblemático como es el valle de Canfranc, en Huesca.

  1. La historia de la estación de Canfranc. Un enclave único
  2. Visitas guiadas a la estación de Canfranc
  3. Qué ver en Canfranc
  4. Por qué alojarte en el nuevo hotel Canfranc Estación, a Royal Hideaway Hotel
  5. Spa y Wellness
  6. Qué puedes ver y hacer en tus vacaciones en Huesca

El Canfranc Estación, a Royal Hideaway Hotel aspira a convertirse en el emblema del lujo y el bienestar del Pirineo Aragonés a través de una experiencia exclusiva e inolvidable asociada a la historia del ferrocarril en una ubicación exótica que carece de establecimientos tan icónicos como Canfranc Estación.

Declarada Bien de Interés Cultural en el año 2002, la estación ferroviaria de Canfranc ha sido protagonista, desde su inauguración en 1928, de importantes acontecimientos históricos y, gracias a su transformación en alojamiento de lujo, pretende escribir ahora una nueva historia ligada al siglo XXI y a su legado histórico. El objetivo: honrar su memoria, pero desde la modernidad.

Monumental y majestuosa, la Estación de Canfranc no es un hotel cualquiera, sino un oasis para un viajero exigente que ama las experiencias únicas y vanguardistas basadas en la naturaleza, el bienestar, la alta gastronomía y la belleza.

Con esta apertura, Barceló Hotel Group refuerza su presencia en Aragón, donde está presente desde el año 2005, con el hotel Barceló Monasterio de Boltaña, un antiguo monasterio reconvertido en hotel de lujo.

La historia de la estación de Canfranc. Un enclave único

La estación internacional de Canfranc está íntimamente relacionada a la unión por ferrocarril entre España y Francia. A través del túnel fronterizo de Somport, los dos países de los Pirineos quedarían conectados, abriendo nuevas posibilidades de movilidad para pasajeros y mercancías.

La primera idea de este proyecto surgió en 1853, en un manifiesto en el que se pedía la construcción de una línea Madrid-París a través del Pirineo aragonés. Once años después comenzarían los primeros estudios, que recomendaban el paso de esta línea por Zaragoza y la ciudad francesa de Pau.

Las obras del túnel de Somport, pieza clave del proyecto, se desarrollarían entre 1908 y 1912, pero no sería hasta 1928 cuando se inauguraría la estación de Canfranc, con el rey Alfonso XIII y el presidente de Francia Gaston Doumergue a la cabeza.

Oro nazi a cambio de wolframio gallego en Canfranc

Durante la Guerra Civil, el bando franquista cerró el túnel de Somport para evitar cualquier incursión venida desde Francia. Pero sería durante la Segunda Guerra Mundial cuando la estación vivió alguno de sus episodios más conocidos.

Con la parte francesa controlada por el ejército nazi, por Canfranc circulaban los trenes que llevaban wolframio gallego hacia las factorías de armamento de Alemania. Franco devolvía la ayuda que Hitler le prestó durante la Guerra Civil. En sentido contrario, trenes con toneladas de oro entraban en España desde el país germano. La mayoría del oro nazi continuaría hasta Portugal. La estación y aduanas de Canfranc estaban bajo el control de miembros de la Gestapo.

Tras el período bélico, la estación de Canfranc no recuperaría sus años de esplendor. La entonces segunda estación más grande de Europa entraría en letargo hasta su declive, con el fin de la conexión internacional entre España y Francia por Canfranc, provocado por el sospechoso derrumbe del puente de L’Estanguet en 1970 en el lado francés.

Una estación internacional

La principal característica de la estación de Canfranc es su carácter internacional. Al tener España un ancho ferroviario diferente (ancho ibérico de 1668 milímetros, frente a los 1435 del ancho europeo), esto obliga a tener dos playas de vías, una a cada lado del edificio, con sus respectivas duplicidades de andenes, accesos y servicios internos de la estación.

Tanto los pasajeros como las mercancías debían hacer trasbordo de un lado al otro si querían seguir su trayecto entre ambos países. Las mercancías disponían de hangares y espacios de intercambio con grúas y vías mixtas para que pudieran circular trenes de ambos países.  Los pasajeros, sin embargo, tenían que estar obligatoriamente en uno u otro andén (francés al este y español al oeste),y pasar de un país al otro a través del espacio interior de la estación. Además, el edificio contaba con los mismos servicios a ambos lados, para atender a cada país: taquillas, oficina de cambio de moneda, aduanas, comisarías, correos, hotel… entre otras muchas cosas.

Esto explica el impresionante tamaño de la estación de Canfranc: 241 metros de largo, 12 de ancho, 424 ventanas y 150 puertas. Impacta la forma longitudinal de este colosal edificio, una auténtica frontera ferroviaria en suelo español.

Estación internacional de Canfranc

A simple vista, la estación de Canfranc recuerda ese estilo tan característico de estación francesa y que identificamos en edificios como el actual Museo de Orsay de París: tejado de pizarra, buhardillas, pináculos art-decó y una gran cúpula central. El edificio resulta algo estrecho, teniendo en cuenta su longitud: de esta forma se logró un mayor espacio para las dos playas de vías que debía albergar a ambos lados.

Visitas a la estación de Canfranc

Pese a su abandono durante décadas, la estación de Canfranc siempre ha sido un gran punto de atracción para turistas y aficionados al mundo de los trenes. Con su rehabilitación para futuros proyectos hosteleros, la zona ha comenzado a revitalizarse aumentando el interés en conocer el pasado de este mágico edificio.

Visitas guiadas y teatralizadas en la estación

El hotel organiza visitas guiadas a la estación de tren. Dada la limitación del aforo y la alta demanda, las entradas se deben reservar a través de nuestra página web.

La visita guiada a la estación de Canfranc tiene una duración de aproximadamente una hora y media y son en español, inglés y francés, en un recorrido que termina en el vestíbulo.

La visita teatralizada tiene una duración de aproximadamente dos horas y media. A lo largo de la misma un personaje de la época guía a los visitantes por el entorno y el bosque cercano.

Qué ver en Canfranc

El proyecto de la conexión ferroviaria de España y Francia por Somport supuso la construcción de una nueva población en torno a la futura estación de Canfranc, en el paraje de Los Arañones. Es lo que hoy se denomina Canfranc-Estación, que está cuatro kilómetros al norte del original pueblo de Canfranc donde podemos encontrar 20 edificaciones que albergaron viviendas, farmacia, médico y el resto de servicios para las familias que los habitaron. Hoy podemos verlos pintados de colores y prestando servicios muy parecidos a la población que los habita y los visita.

Casi cuatro kilómetros hacia el sur encontraremos el Canfranc antiguo, un pueblo-calle. Éste desde el año 1000 protegió el paso, albergó la aduana, la frontera real y mediante los derechos concedidos de “rota y porta” se ocupó de tener limpia, protegida y defendida la antigua frontera, cobrando los peajes e impuestos de los aranceles de cualquier mercancía que pasara por su calle en ambas direcciones.

Esto supuso que Canfranc atesore un importante patrimonio histórico. Por ejemplo, la hermosa torreta de Fusileros (siglo XIX), que podía albergar un contingente de 25 hombres para proteger la entrada por el valle del Aragón.

También, los diferentes bunkers de la “Línea P”, vinculados al temor del régimen franquista a las acciones de los maquis y a una posible invasión que llegara desde Francia. Estas construcciones militares, que nunca estuvieron activas, pueden recorrerse siguiendo la llamada Ruta de los Bunkers, hoy en parte rehabilitada y visitable y que describimos más adelante.

Pero, sin duda, Canfranc es la puerta de entrada a una de las zonas de esquí más populares de los Pirineos españoles, con las estaciones de Astún y Candanchú situadas a escasos kilómetros de allí. Muchos esquiadores se establecen en Canfranc para subir a estos dos centros invernales, que cuentan con 50 kilómetros de pistas cada uno, el dominio esquiable Espacio 100K.

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Qué ver en Canfranc

Y, al otro lado, Francia. Accediendo bien por el Puerto de Somport o por el moderno túnel de Somport, que permite esta última opción una conexión ágil y rápida por carretera con el país vecino.

Te contamos ahora lo que tienes que visitar y no te puedes perder en Canfranc:

Paseo por Canfranc Pueblo

Vale la pena recorrer con calma el corazón del pueblo antiguo de Canfranc. Está situado en el Camino de Santiago y nació en el siglo XI en un valle con pocos recursos agrícolas, lo que obligó a sus habitantes a dedicarse al comercio y a la acogida de peregrinos y viajeros. No dejes de visitar los restos de la iglesia de la Trinidad, del siglo XVI; la casa-torre del infanzón Aznar Palacín, del siglo XIV; la iglesia de la Asunción, situada junto al cauce del río Aragón; el puente de los peregrinos, construido en piedra en el siglo XVI, y lo que queda del castillo.

Ruta de los Bunkers

Este curioso e interesante itinerario recorre una serie de búnkeres cuya construcción tenía como objetivo defender la población de una posible invasión militar procedente de Francia que nunca se produjo. Son construcciones militares levantadas entre los años 1944 y 1959. En ese tiempo, se edificaron cientos de búnkeres en toda la zona de los Pirineos, desde el Cantábrico hasta el Mediterráneo. Hay quien dice que hay en total 4.000 asentamientos fortificados. Conocida como “Línea P” ó “Línea Pirineos”, se trata, posiblemente, de la mayor obra de fortificación construida en Europa después de la Segunda Guerra Mundial.

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Ruta de los Bunkers en Canfranc

Torreta de Fusileros

Construida en 1876, esta curiosa fortificación se realizó después de terminarse la carretera que une Zaragoza con Francia por el Somport. Se trataba de defender esta importante vía de comunicación con una gran torreta de fusileros que podía albergar hasta un contingente de 25 hombres. La edificación estaba dotada con un cuarto para el oficial, otro para la enfermería, calabozo y leñera. La Torreta de Fusileros tiene una curiosa planta en forma de elipse, un foso perimetral que se salvaba mediante un puente levadizo, y cuatro plantas en torno a un gran patio central.

Fuerte COLL DE LADRONES

Fortaleza defensiva construida en 1751 y que desde la época ha sido ocupada y desocupada de forma frecuente por militares, baterías de cañones y otros sistemas defensivos para protección de invasiones de los franceses. Tiene excavadas una galería completa de escaleras en la roca hasta prácticamente el río que sirvió tanto de línea defensiva a través de sus ventanas estrechas para disparos de fusil como vía de escape por si fuera tomada. En la actualidad es visitable solamente por el exterior aunque su conservación interior es adecuada.

Iglesia NUESTRA SEÑORA DEL PILAR

Diseñada por Miguel Fisac en 1965 y consagrada el 14 de diciembre de 1969, esta pequeña joya del Movimiento Moderno plasma en su arquitectura de manera magistral las nuevas tendencias surgidas tras el Concilio Vaticano II, protagonizadas por la desornamentación, la racionalidad compositiva y la funcionalidad, por lo que ha sido declarada Bien de Interés Cultural, mediante el Decreto 257/2007 del Gobierno de Aragón.

Qué comer y dónde comer en Canfranc

La gastronomía típica de Canfranc está basada en productos naturales que son la base de sus excelentes recetas tradicionales. Son célebres sus carnes y sus productos de caza, además de las migas y guisos de montaña. Todo ello regado con los buenos vinos del Somontano.

Hay muchos restaurantes, y buenos, en Canfranc. Aquí te sugerimos sólo algunos:

  • Laduanilla Canfranc. Con una decoración tradicional y muy cuidada, estamos ante un restaurante pequeño pero muy acogedor que, cuando hace buen tiempo, cuenta con una bonita terraza. No te pierdas las croquetas de setas, la ensalada con  huevo frito y el revuelto de boletus
  • Borda l’Anglassé. Su carta tiene numerosos platos de la cocina típica aragonesa. Hay para todos: tapas, a la brasa, comida creativa, vegana, para celíacos, a la carta, menú…Todo está a la vista y seguro que tendrás dudas a la hora de elegir. Todo tiene un aspecto muy tentador. Puedes elegir desde una carrillera de  cerdo ibérico a baja temperatura hasta una hamburguesa de mijo con crema de queso cheddar y cebolla caramelizada.
  • La Brasa Asador. En este restaurante la especialidad es la carne, pero tiene muchas otras opciones y todas, caseras. La relación calidad-precio es muy interesante. Tiene, además, un menú diario en el que podrás elegir el plato de tu gusto. Aquí las raciones son generosas y todo está bueno: los calamares, las judías verdes con patatas, las bravas… Es mejor reservar.
  • Restaurante Ara. También con muy buenos menús y unas vistas extraordinarias hacia la montaña. En este restaurante preparan paellas y otros platos de encargo para grupos familiares y de amigos. Todo con una atención excepcional.
  • Restaurante Universo. Se trata del restaurante más antiguo de la localidad. También es el que tiene la terraza de mayor tamaño. Aquí se puede venir a cualquier hora del día y buena parte de la noche: a desayunar, comer, cenar y hasta a la recena. Además, con una propuesta gastronómica muy variada, un buen servicio y a un precio muy asequible.
  • Cafetería El Andén. Este es el lugar adecuado para desayunar dulce o salado, con tostadas de aguacate o quesos varios y también almorzar una buena tortilla de patata con el pan untado en tomate, por ejemplo. Además, su terraza está justo frente a la estación.
  • Por último, La Pizzería, Kilómetro 666 y Bar Flores son otras buenas alternativas, en las que se puede pasar un buen rato, comer una buena tapa, cenar de forma informal o degustar platos tanto locales como internacionales.

Por qué alojarte en el nuevo hotel Canfranc Estación, a Royal Hideaway Hotel

Alojarte en el Canfranc Estación a Royal Hideaway Hotel es una experiencia inolvidable que te permitirá viajar en el tiempo y ser protagonista de la historia de los ferrocarriles españoles, pero con un diseño vanguardista y contemporáneo y con las comodidades propias de un hotel de 5 estrellas gran lujo. Porque el proyecto de adaptación y remodelación de la antigua estación de ferrocarril ha respetado el ADN del edificio original mientras se iba transformando en un emblema del siglo XXI.

Canfranc Estación, a Royal Hideaway Hotel tiene 104 habitaciones diseñadas, como el resto del hotel, por el estudio de interiorismo Il Mio Design, con espacios cálidos y elegantes que conviven con diferentes elementos art déco para crear ambientes nostálgicos y modernos. Para ello, se han utilizado materiales nobles como la madera y el latón, tejidos como el terciopelo y una gama cromática inspirada en los años 20. Cuatro de las habitaciones serán suites de lujo con capacidad para hasta 10 personas.

Spa y Wellness

En la planta baja del hotel se encuentra el Wellness Spa, que tiene más de 420 metros cuadrados, y cuenta con piscina climatizada y zona fitness, además de una biblioteca donde se puede disfrutar de una coctelería única en la zona. Y la recepción se encuentra en el histórico vestíbulo de la estación.

Piscina climatizada. El huésped puede acceder a la piscina climatizada del hotel  para disfrutar del poder relajante del agua y de los cuellos de cisne y del paseo de duchas de sus instalaciones.

Sala de tratamientos. Existen cuatro salas de tratamientos en los que el huésped puede disfrutar de diferentes experiencias destinadas a reparar el cuerpo y la mente. Hay posibilidad de recibir masajes especiales, tratamientos faciales, tratamientos corporales y sesiones de reflexología podal.

Zona fitness. Además de un gimnasio con todo tipo de aparatos, hay una zona de aguas de unos 200 metros cuadrados.

Gastronomía. Restaurantes del hotel. Una de las características de este hotel excepcional del Pirineo aragonés es su extraordinaria gastronomía, basada en un proyecto de alta cocina liderado por dos referentes de Aragón: Eduardo Salanova y Ana Acín, chef y directora de sala respectivamente. El proyecto gastronómico incluye tres restaurantes, dos bares y una biblioteca que apuestan por una cocina creativa con guiños a la tradición. Los restaurantes gastronómicos y a la carta, no podía ser de otro modo, se alojarán en dos vagones rehabilitados que están ubicados en el exterior del edificio. Se trata del Canfranc Express y 1928. A esta oferta se suman el Restaurante El Internacional y el amplio Lobby Bar Art Déco, que estará en la planta baja.

Qué puedes más puedes ver y hacer en tus vacaciones en Huesca

Entornos naturales. La Estación de Canfranc está en un entorno natural de belleza exótica, donde hay muchas posibilidades de encontrar lugares paradisíacos. Por ejemplo, puedes dirigirte hasta el Ecoparque El Juncaral, en Villanúa. O emprender la Ruta de los Búnkeres de la Línea P para descubrir las construcciones defensivas construidas entre los años 1944 y 1959 por temor a una posible invasión militar desde Francia que nunca se produjo. O hacer un tramo del Camino de Santiago francés que une Canfrac Estación con Canfranc pueblo y, de paso, contemplar la Torreta de Fusileros y el puente de Arriba, de origen medieval.

Lanuza y el embalse del río Gallego

Pueblos más bonitos. Hay pueblos preciosos en el entorno del hotel. Ubicado a unos 3 kilómetros de la estación de ferrocarril, el pueblo de Canfranc bien merece una caminata. Está en pleno Camino de Santiago y nació en el siglo XI en un precioso valle con un valioso patrimonio artístico. También es muy recomendable visitar Jaca, una ciudad de origen medieval con un bonito centro histórico. O descubrir la belleza de Boltaña, donde podrás hacer un viaje al pasado y sumergirte en la impresionante Colegiata de San Pedro, construida en el siglo XIV.

Patrimonio histórico. Hay valiosos e importantes ejemplos del patrimonio histórico en el entorno de la Estación de Canfranc. Basta citar el antiguo Hospital de Santa Cristina de Somport, el Monasterio de San Adrián de Sasabe, la catedral de San Pedro de Jaca o el Monasterio de San Juan de la Peña, sin olvidar el Coll de Ladrones de Canfranc y el Castillo de San Pedro en Jaca, más conocido como la Ciudadela.

Estaciones de esquí. Si viajas en invierno, podrás realizar salidas con raquetas o practicar esquí alpino y nórdico en las estaciones de Astún, Candanchú y Somport. Son destinos muy codiciados para los amantes de los deportes de invierno. Pero si viajas en cualquier otra época del año, también tienen su encanto y, seguro, que disfrutarás de este hermosísimo entorno.