Desde la distancia, el Castillo de Loarre llama la atención por su tamaño y espectacularidad. También por su ubicación, ya que está en las faldas de la sierra a la que da su nombre, límite de la comarca conocida como Hoya de Huesca. Una inmensa llanura que, en buena parte, puede dominarse desde las alturas de esta fortaleza.
Si llamativa es la silueta del castillo desde la lejanía, a pie de sus elevadas murallas la admiración se acrecienta, dado el magnífico estado de todo el conjunto. De hecho, se considera el castillo románico mejor conservado del mundo. También es uno de los más completos. Así que una vez dentro del recinto es fácil dejar vagar la mente hasta la época medieval e imaginar la forma de vida de cuantos vivieron, trabajaron y defendieron este lugar.
Por eso, como el monasterio de San Juan de la Peña o la Catedral del Jaca, también románicos, el Castillo de Loarre atrae cada año a miles de visitantes que disfrutan de la certeza de estar en uno de los lugares con más historia de todo Aragón.
- La curiosa historia del Castillo de Loarre
- Qué se puede visitar en el Castillo de Loarre
- Un magnífico escenario para películas y series
La curiosa historia del Castillo de Loarre
La historia del Castillo de Loarre comienza a principios del siglo XI, en tiempos del rey Sancho III, que decidió construir aquí una torre, más simbólica que defensiva, tras la conquista de la comarca a las tropas musulmanas, asentadas en la zona desde varios siglos atrás.
No obstante, diversos historiadores mantienen que, mucho antes de que se colocara la primera piedra del Castillo de Loarre, ya hubo aquí un asentamiento durante la época romana, conocido como Calagurris Fibularia.
En cualquier caso, a todo lo largo del siglo XI, a la torre inicial se le adosaron diversas construcciones defensivas. Sobre todo, a partir del momento en que el Castillo de Loarre pasó a manos del rey Ramiro I.
Éste ordenó la construcción de la torre del Homenaje, al tiempo que se estableció en torno al castillo, al abrigo de su prosperidad, un pequeño núcleo de población.
El máximo esplendor del Castillo de Loarre llegó a finales de ese mismo siglo, gracias al rey Sancho Ramírez, que lo reformó y amplió y que, finalmente, dio a la construcción la configuración con la que ha llegado hasta nuestros días.
Incluido el monasterio y la iglesia, levantados en los años 70 de aquel siglo, y ocupados en un principio por una comunidad de religiosos agustinos. Con esto, Sancho Ramírez logró dar al Castillo de Loarre, aparte de su lógica función militar, una dimensión espiritual que se mantuvo a lo largo de varios siglos.
Muy importantes fueron las reformas de finales del siglo XI y principios del XII, pues son las que dieron a la mayor parte de las construcciones del Castillo del Loarre su característico estilo románico jacetano.
Tras la retirada de los musulmanes de esta zona de la Península Ibérica, la fortaleza perdió su función militar. No así la religiosa, que se mantuvo hasta el siglo XVI, cuando este recinto fue prácticamente abandonado.
No obstante, buena parte de la construcción se mantuvo en pie, hasta que a principios del siglo XX se declaró Monumento Nacional y se acometió su restauración. Desde hace unos años, además, el Castillo de Loarre es firme candidato a ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Qué se puede visitar en el Castillo de Loarre
El Castillo de Loarre se encuentra a 1.070 metros de altura, en la ladera de una empinada montaña y ocupa una extensión de unos 2.200 metros cuadrados. Tan interesante es la visita a la parte interior del castillo como a la exterior, con su espectacular cinturón amurallado casi completo.
Exterior del Castillo de Loarre
Sin duda, lo más llamativo de la parte exterior del castillo son las murallas, en parte adosadas a las construcciones de la propia fortaleza. Se prolongan en un arco de unos 200 metros, sustentadas por siete torreones semicirculares y uno más de planta cuadrada. La anchura de los muros permitió practicar sobre la superficie un camino de ronda a finales del siglo XIII.
También es destacable la torre albarrana, que se supone fue el campanario de un templo desaparecido hace siglos. Se sitúa junto al camino de acceso al interior del castillo.
Interior del Castillo de Loarre
La parte más importante de la actual estructura del Castillo de Loarre es la iglesia de San Pedro, que es también el elemento más llamativo de la fortaleza desde el exterior. El templo fue mandado construir por Sancho Ramírez y en él destaca tanto el historiado ábside como la cúpula, que debía coronar su crucero, imposible de construir por la orografía y limitación de espacio del terreno.
En el conjunto, además, destaca la silueta de la torre del Homenaje, que es una de las edificaciones militares mejor conservadas de la época, con una altura de 31 metros. También se han conservado de forma prodigiosa tanto el pozo, incluido el brocal, como el aljibe, con sus bóvedas de medio cañón.
Un magnífico escenario para películas y series
Teniendo en cuenta el estado de conservación y la escenografía del Castillo de Loarre es lógico que haya sido elegido como escenario para las más diversas producciones cinematográficas y de televisión.
Quizás, la más relevante sea la película El Reino de los Cielos (2005), dirigida por el británico Ridley Scott y protagonizada por Orlando Bloom, Eva Green y Liam Neeson.
También se han rodado aquí producciones españolas como la serie de televisión El Ministerio del Tiempo, en la que parte de los muros del castillo representaban una prisión. Mucho antes, por las estancias del Castillo de Loarre paseó el equipo de la película Crónica del Alba: Valentina (1982). Entre ellos, los actores Jorge Sanz y Anthony Quinn.
En el año 2006 se rodaron aquí varias escenas de Miguel y William, de la directora Inés París, entre cuyos intérpretes están Juan Luis Galiardo, Will Kemp y Elena Anaya. También de la serie de televisión Arnau, de Lluís Maria Güell, interpretada por, entre otros, Pere Arquillué, Silvia Munt, Carme Elias, Fernando Rey, Imanol Arias y Ariadna Gil.