Aprovechar un viaje a Hamburgo para hacer algunas excursiones a otras ciudades hermosas de Alemania permite disfrutar de viajes combinados que enriquecen la escapada. Una de las ciudades que consideramos idóneas para recorrer desde Hamburgo es Lübeck, que en español se suele traducir como “Lubeca”. Esta bellísima urbe está considerada la reina de las ciudades hanseáticas, y fue fundada en la costa del Báltico en 1143 como la primera ciudad medieval. No solemos relacionar los destinos vinculados con el comercio internacional como lugares glamurosos pero Lübeck te sorprenderá porque está envuelta en un halo monumental maravilloso. Los amantes de la fotografía encontrarán en este destino miles de rincones que inmortalizar, bonitos almacenes de sal en la orilla del río Trave, decenas de edificios de ladrillo rojo, el Ayuntamiento… Y si te gusta añadir a tu calendario un toque cultural, reserva tiempo durante tu jornada para conocer el Museo de Thomas Mann (o Buddenbrookhaus) donde conocerás la vida de este escritor y de su hermano.
Si te mueves en transporte público, puedes viajar en tren desde Hamburgo a Lübeck en sólo 45 minutos. Es sencillo y hay mucha frecuencia de trenes. En caso de que estés realizando una ruta por Alemania y lleves coche, también es fácil porque la distancia es de unos 68 kilómetros si sigues la carretera A1.
- Casco antiguo de Lübeck
- Holstentor
- Puerto marítimo
- Travemünde, la playa de Lübeck
- Dónde comer en Lübeck
Casco antiguo de Lübeck
Una de las estampas más bonitas de Lübeck es la de su casco antiguo enmarcado por cursos de agua y con las siete preciosas torres de sus cinco iglesias apuntando al cielo. La gama de colores de las viviendas también aporta su granito de arena para que luzca aún más idílica. En un paseo por el centro histórico de esta ciudad te darás cuenta en seguida de por qué fue declarado Patrimonio de la Humanidad: los edificios reflejan la personalidad propia de los estilos gótico, barroco, renacentista y clasicista. Cada una de las viviendas es una auténtica joya arquitectónica, lo que junto a los templos y fortalezas hacen del conjunto un lugar insuperable.
En el casco antiguo de Hamburgo debes prestar especial atención a la bonita Marienkirche o iglesia de Santa María, al conjunto situado alrededor del Ayuntamiento –con el monasterio del castillo, el Koberg y el barrio entre la Catedral y la iglesia de San Pedro–, y el Holstentor, del que te hablaremos a continuación.
Holstentor
Esta es, quizás, la principal visita de Lübeck y una de las más importantes de Alemania. Habitualmente se coloca a la misma altura que la Puerta de Brandeburgo o la iglesia de Nuestra Señora de Múnich. Esta interesante puerta fue levantada entre los años 1464 y 1478 tomando como modelo algunas construcciones holandesas. Los habitantes de la ciudad están orgullosos de la estética pero aún más de lo que simboliza, ya que muestra a Lübeck como una ciudad libre. En el interior de la puerta se sitúa el Museo de Holstentor que narra la trayectoria histórica de esta urbe. Sobre el arco de la puerta existe una inscripción dorada que dice “Concordia domi foris pax” (Dentro la concordia, fuera la paz). Uno de los aspectos que no suele pasar desapercibido es la desigual altura de las torres, que se produjo por el hundimiento de una de ellas debido a que están construidas sobre un suelo pantanoso. Por suerte, ese perjudicial movimiento se pudo detener en torno a 1933 o 1934.
Puerto marítimo
El puerto de la ciudad es una de las visitas que hay que hacer en Lübeck, ya que este es un destino donde el agua tiene un papel protagonista. Sólo tienes que fijarte en su plano para ver cómo el centro histórico está prácticamente rodeado por el agua de un canal y por los ríos Trave y Wakenitz. Es recomendable ir sin prisa y observar el contraste entre los grandes buques comerciales que representan su presente y su futuro y la belleza histórica de su casco antiguo, que recuerda el pasado. Pasea por los muelles y observa los bonitos veleros (algunos históricos).
Para conocer el entorno también existe la posibilidad de navegar por el puerto y alrededores o incluso alargar la travesía hasta la villa de Travemünde.
Travemünde, la playa de Lübeck
Una de las pequeñas salidas que se suele hacer desde Lübeck es a la pequeña población de Travemünde. Ubicada en la desembocadura del río Trave, a unos 13 kilómetros de la primera, cuenta con una playa muy amplia, la de Kurstrand, que es idónea para tomar el sol y darse un chapuzón. Te encantarán las típicas casetas de playa con loneta a rayas situadas en la arena.
Hasta este pueblo se puede llegar en barco desde el puerto de Lübeck, así que tenlo muy en cuenta si tienes ganas de darte un baño en el mar. Pero en Travemünde no sólo hay playa sino que también dispone de otros atractivos como un faro del siglo XIII, posiblemente el más antiguo de la costa alemana, la interesante iglesia de San Lorenz y el navío Passat, de 1911.
Dónde comer en Lübeck
Si te planteas pasar todo el día en Lübeck necesitarás algún restaurante donde disfrutar de los manjares de esta tierra. En esta población encontrarás un buen número de establecimientos que están muy bien y con precios para todo tipo de presupuestos. Nuestra primera recomendación es el restaurante Schiffergesellschaft, que ofrece una cocina honesta con productos de temporada y platos bien presentados. Es un buen lugar para probar recetas tradicionales, típicas de un pueblo de pescadores, pero también otras más modernas. Otro lugar que también nos parece ideal es Brauberger zu Lübeck, donde es un gustazo pedir cualquiera de sus platos con una buena cerveza artesana en un ambiente distendido. Y otra opción más es el Kartoffelspeicher, un sitio agradable, con terraza y platos muy ricos como la patata asada, que puede convertirse en plato único. Además, su precio es bastante comedido.