El Cable Inglés de Almería es un antiguo cargadero portuario de mineral que se utilizó durante el siglo XX para trasladar hierro entre la estación de tren y los barcos del puerto almeriense. La estructura, que cayó en desuso en 1973, ha llegado a nuestros días como una importante muestra de patrimonio industrial de dicha época, un símbolo de la explosión minera y ferroviaria que vivía Europa.
La curiosa construcción de hierro, acero y hormigón es un muelle que eleva la cota en la playa de las Almadrabillas para aproximar la carga a los barcos, facilitando así su depósito directamente en la bodega de las embarcaciones. A través de un ramal ferroviario se conectaba con la cercana estación de tren de Almería, donde enlazaría con el resto de la red.
En la actualidad, el Cable Inglés se conserva como un importante monumento portuario y está catalogado como Bien de Interés Cultural. Hoy en día es un elemento más de la línea de costa almeriense. Preservarlo es homenajear a una época fundamental en la historia económica de Andalucía y España.
El Cable Inglés, el cargadero de mineral de Almería
La industrialización de finales del siglo XIX, el apogeo de la industria minera en Andalucía y el desarrollo del ferrocarril en España propiciaron la creación de una infraestructura como el Cable Inglés. Los tiempos de producción y transporte empezaban a acortarse fruto de la industrialización, y el ahorro de tiempo en los procesos se volvía algo fundamental para aprovechar un desarrollo que solo pasaría una vez.
Las minas de Alquife, en Granada, estaban siendo explotadas por la empresa escocesa The Alquife Mines and Railways Company. La localidad granadina ostentaba el honor de ser el primer lugar en producción de hierro de toda España. La explotación tenía salida por el puerto de Almería, donde emprendía su singladura hacia Glasgow, sede de la compañía concesionaria. El alto nivel productivo hizo que las cargas se acumulasen en la rada almeriense, donde el trabajo manual de decenas de hombres no era suficiente para embarcar cientos de toneladas de hierro.
La saturación exigió agudizar el ingenio e invertir en una infraestructura que aligerase el proceso de carga y diese salida a toda aquella materia prima. Con la construcción de la vía entre Linares y Almería, ya solo restaba facilitar el paso del tren a los barcos. La compañía escocesa solicitó permiso para construir un muelle elevado conectado con la estación de tren, situada a menos de un kilómetro. Los trenes se aproximarían al borde del agua a través de una plataforma de hierro en altura donde, gracias a unos depósitos, caería la carga por pura gravedad. De aquí se canalizaría al barco a través de unos conductos.
El estilo de Eiffel
El Cable Inglés se comenzó a construir en 1902. Se necesitaron 3,8 toneladas de acero, 8.000 metros cuadrados de madera, hormigón y más de un kilómetro de vía férrea. En total, una estructura de 100 metros de largo y 17 de alto, junto al ramal de 900 metros de vía hacia la estación de tren. Una obra impresionante que inauguró el rey Alfonso XIII el 20 de abril de 1904, conjuntamente con el ferrocarril Albolote-Granada.
Como otros muchos puentes de la época, el cargadero almeriense se inspira en las técnicas de la llamada escuela eiffeliana, de Gustave Eiffel, para elevar la construcción utilizando pilares de hierro con traviesas que dan estabilidad al conjunto. Como si de un viaducto se tratase, el Cable Inglés prolonga la cota de la estación de tren hasta el mar, donde se alza a una altura suficiente para facilitar por precipitación la descarga en los barcos, previo paso por unos depósitos internos de la propia estructura.
70 años de actividad
Si antes un barco de 8.000 toneladas se cargaba en unos 10 días, gracias al Cable Inglés este proceso se reducía a apenas 10 horas. El cargadero de mineral estuvo en funcionamiento hasta 1973. Durante el Franquismo, la instalación fue nacionalizada y su uso fue decayendo con los años.
La caducidad de la concesión en 1980 condenaba al Cable Inglés a su demolición. Sin embargo, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía promovió la declaración de monumento histórico, nominado a la postre Bien de Interés Cultural en 1998. Protegido y bien conservado, el Cable Inglés forma parte del paisaje del litoral almeriense y goza de una bonita iluminación nocturna que convierten el lugar en algo muy particular.
El entorno del Cable Inglés es lo que hoy se denomina el parque de las Almadrabillas, una zona urbanizada donde sobrevuela el viaducto del ramal ferroviario que conduce a la estación de tren. En este parque se puede visitar el Monumento a las Víctimas Almerienses de Mauthausen, un bosque de 142 columnas de piedra, una por cada almeriense fallecido en el campo de concentración austriaco. Este monumento pertenece a la red de lugares de memoria histórica de Andalucía.
El Cable Francés
El Cable Inglés de Almería tiene un hermano más moderno a apenas 500 metros de distancia. El Cable Francés es un segundo cargadero de mineral, en este caso de estructura de hormigón y una longitud mucho mayor, 313 metros que penetran en el Mediterráneo.
El Cable Francés fue construido en 1920 en el entorno de la playa de San Miguel, también con el objetivo de facilitar la carga del hierro procedente de las minas de Alquife. Al tener un tamaño mucho mayor, el Cable Francés doblaba la capacidad de su vecino de hierro, alcanzando las 20.000 toneladas de carga.
Este segundo cargadero de mineral también continúa en pie en pleno litoral urbano de Almería. Una muestra más de la importancia que el sector minero tuvo en esta zona de Andalucía.
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