La Casa Rapallo Campos, más conocida como la Casa de las Mariposas de Almería, es una de las joyas burguesa de la capital. Fue construida a principios del siglo XX y, durante muchos años, sus cuatros plantas se ganaron el título del edificio más grande de Almería. Se sitúa en plena Puerta de Purchena, el cruce de las principales calles del casco histórico, y ha sido declarada Bien de Interés Cultural.
- Casa de las Mariposas: de posada a vivienda burguesa
- El famoso vaso de la cúpula del edificio de las mariposas
- Unas mariposas modernas para la fachada
- El renacer de la Casa de las Mariposas de Almería
Casa de las Mariposas: de posada a vivienda burguesa
Antiguamente, en el cruce de Puerta Purchena con la calle Granada se levantaba la posada El Álamo, un edificio decrépito y al borde del colapso. Con el desarrollo de la actividad mercantil y la minería, se produjo en la ciudad el nacimiento de una nueva clase pudiente, amante de las buenas costumbres y del arte: la burguesía, que experimentó un boom a principios del siglo XX. Fue entonces cuando la familia Rapallo Campos decidió hacerse con el solar de la antigua posada, derribar el edificio y encargarle al arquitecto Trinidad Cuartara, el más famoso de Almería, la construcción de su vivienda familiar. Además de embellecer el centro, el arquitecto quiso destacar el creciente poder político y económico que había caído en manos de la burguesía, por lo que se basó en un diseño ostentoso y sobrecargado de elementos ornamentales.
El famoso vaso de la cúpula del edificio de las mariposas
En 1911 terminaron las obras de la casa señorial más prestigiosa de Almería –y durante algún tiempo el edificio más grande de la capital–. Para celebrarlo, los dueños de la nueva casa, los obreros y el arquitecto, bebieron vino y brindaron con el mismo vaso (que Trinidad había comprado). Como recuerdo lo colocaron boca abajo en lo alto de la cúpula del castillete. Sigue en el mismo lugar más de 100 años después. Nada ha conseguido moverlo de su posición original, ni el viento, ni los bombardeos de la Guerra Civil que tantos destrozos provocó en la ciudad.
Unas mariposas modernas para la fachada
La fachada impresiona y llama la atención desde la base hasta la cúpula. Cumple los requisitos de la arquitectura propia de los palacetes burgueses: a los pies, un zócalo o pedestal que soporta la estructura, seguido de habitaciones con enormes ventanas y balcones, y coronada por una cornisa con grandes aleros.
Esta vivienda, en particular, cuenta con un castillete, un elemento propio de la minería que se utiliza como armazón para sostener poleas, cables o líneas de alta tensión. Se encuentra dividido en dos y cuenta con una cúpula en lo alto, donde se alza el famoso vaso de la inauguración.
La Casa de las Mariposas de Almería consta de cuatro plantas y decoración modernista, muy común en los inicios del siglo XX, cuando se tomaban elementos de la naturaleza para crear arte a partir de acero o cristal, como se puede ver en otras construcciones de la ciudad como el Mercado Central de Almería o la Estación de tren. La filigrana de las barandillas en los balcones o las 13 enormes mariposas de hierro del castillete son claros ejemplos de ello. Aunque pueden verse desde la calle, hoy en día es posible subir hasta el castillete para ver de cerca las famosas mariposas que dan nombre al edificio.
Las vistas desde lo alto del castillete no tienen desperdicio. La emblemática Puerta Purchena, el Paseo de Almería, con sus curiosos árboles podados en forma de disco de hockey, el mar Mediterráneo al fondo o la estatua de Nicolás Salmerón, presidente de la Primera República que renunció al cargo a causa de la firma de unas condenas a muerte, son algunas escenas que regala la “azotea” de la Casa de las Mariposas.
El renacer de la Casa de las Mariposas de Almería
Este noble edificio entró en decadencia durante los años 70 y 80, cuando los propietarios se desentendieron del estado del mismo y decidieron alquilar las viviendas a diversas familias por una renta baja. Casi veinte años después, tras muchos vaivenes empresariales y proyectos urbanísticos, el edificio terminó en manos de la entidad financiera Cajamar Caja Rural. Dos años después de adquirir la casa de los Rapallo Campos se comenzó la rehabilitación para instalar una fundación y usarla con fines institucionales, comerciales e incluso turísticos. En 2011, ya convertida en un centro institucional y cultural, la casa abrió sus puertas a visitas guiadas para que almerienses y turistas pudieran disfrutar de un pedazo de historia de Almería.
Del antiguo edificio se conserva la fachada y estructura exterior, algunos mosaicos y suelos, así como el castillete y el mítico vaso, imperturbable frente al paso del tiempo.