El vino de Jerez es único. Y no es una forma tópica de hablar. Es que no hay otro vino en el mundo que se parezca a él, ni en su forma de elaboración ni, sobre todo, en sus inabarcables matices. Eso explica las cantidades de hectolitros de vino de Jerez que anualmente se exportan a todo el mundo. Fundamentalmente a países anglosajones.

Detrás del vino de Jerez lo que hay es una tradición centenaria. También una forma de entender la viticultura que está íntimamente ligada a la historia de las ciudades que forman parte del Marco de Jerez: la propia Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda.

El vino de Jerez, además, está muy presente en la gastronomía gaditana, no solo como el mejor acompañante de sus platos, sino también formando parte de muchas de las recetas de la comida típica de Cádiz.

  1. Bodegas Tío Pepe
  2. Otras bodegas de Jerez
  3. Tipos de vino de Jerez
  4. Una maravillosa rareza: el palo cortado

Bodegas Tío Pepe

De entre todas las bodegas productoras de vino de Jerez, destaca Tío Pepe, del grupo González Byass. Su logotipo, una botella tocada con el típico sombrero andaluz acompañada de una guitarra española, es uno de los símbolos publicitarios más conocidos del país.

Esto se debe, sobre todo, a un enorme cartel situado en el tejado de uno de los edificios de la madrileña Puerta del Sol, que lleva ahí desde hace décadas.

 

 

Cada año, las bodegas Tío Pepe atraen a miles de visitantes. Durante el recorrido por sus bodegas esas personas pueden conocer el particular proceso de elaboración que caracteriza a los vinos de Jerez. Al tiempo, también admiran las soberbias naves de envejecimiento de Tío Pepe y, posteriormente, tienen la posibilidad de catar algunas de las variedades de vino de Jerez que elabora esta casa.

El origen del grupo González Byass se encuentra en el año 1834 en una pequeña producción familiar. Las actuales bodegas de Tío Pepe se construyeron en 1966 con una capacidad de 28.000 botas de madera de roble (toneles de unos 500 litros de capacidad).

Otras bodegas de Jerez

Degustación de vino de Jerez

A lo largo y ancho del mapa del vino de Jerez hay otras muchas bodegas de importancia. Y no solo en Jerez de la Frontera. Estas son algunas de las principales:

  • Fundador Pedro Domecq-Harveys: se considera la más antigua dentro del Marco de Jerez (1730). En la construcción de la bodega histórica (El Castillo) se aprovechó parte del sistema defensivo de la ciudad, incluida una de las torres medievales.
  • William & Humbert: gracias a sus 18.000 metros cuadrados, está considerada como la bodega más extensa de Europa. Su etiqueta más conocida es Canasta.
  • Osborne: situada en El Puerto de Santa María, la proximidad al mar aporta una personalidad diferenciada a sus vinos. Entre sus productos estrellas están los O.R.S. (very old rare sherry), con un proceso de envejecimiento de más de 40 años.
  • Bodegas Barbadillo: son el emblema de la localidad de Sanlúcar de Barrameda. Situadas en la zona alta de la localidad, junto al castillo, la mayor parte de su producción es de manzanilla. Pero también es muy notable su vino blanco de mesa.
  • La Gitana: es la otra gran bodega de manzanilla de Sanlúcar. Está muy asociada a la fiesta en toda Andalucía, donde la manzanilla La Gitana, que se toma tal cual y bien fría, o como ingrediente principal de los refrescantes rebujitos (manzanilla con soda).
  • Marqués del Real Tesoro y Valdespino: vino de Jerez aparte, esta bodega ha realizado una fuerte apuesta por el arte. Fruto de sus adquisiciones son las litografías y grabados de Picasso, Dalí y Miró que se muestran durante la visita.
  • Lustau: de entre todos los vinos de Jerez, los de Lustau destacan por su calidad e innovación. Eso ha llevado a esta bodega a ser una de las que mayor variedad de etiquetas ofrece dentro de los diferentes tipos de jereces que ahora detallamos.

 

 

Tipos de vino de Jerez

No hay solo un tipo de vino de Jerez. De hecho hay muchas más variedades de lo que podría imaginarse. Todas ellas tienen en común el encabezamiento (añadido de alcohol) y el proceso de criadera y solera.

La solera consiste en trasvasar el vino entre botas en función de los años de envejecimiento. Cada variedad requiere de una solera diferente.

Muchos de los tipos de vino de Jerez se crían bajo el llamado “velo de flor”. Es decir, una capa de levaduras que se forma de forma espontánea, que evita la oxidación del vino y que aporta matices organolépticos muy especiales.

Estas son la principales variedades de vino de Jerez:

  • Fino: es el tipo de jerez más conocido y también el más vendido en Andalucía y España. Requiere una solera de entre cuatro y cinco años en las botas. Un vino de Jerez seco que resulta ideal para aperitivos.
  • Manzanilla: es uno de los jereces más delicados. En su crianza influye de forma decisiva la salinidad que imprime la proximidad al mar y, por supuesto, su delicado velo de flor.
  • Oloroso: se llama así por ser uno de los vinos del Marco de Jerez más aromáticos. Tan atractivo como los matices en nariz es su característico color dorado. Y, por supuesto, su intenso sabor.
  • Amontillado: es similar al vino fino, pero con un mayor envejecimiento. Entre sus matices más agradables está el aroma a avellana, aportado por la madera de roble de las botas tras unos 12 años de solera.
  • Pedro Ximénez: es el vino dulce de Jerez por definición. Se realiza a partir de la uva que le da nombre y acompaña bien tanto a postres como a ciertos aperitivos. Reducido al fuego también es muy utilizado en la presentación de muchos platos.

 

 

Una maravillosa rareza: el palo cortado

El palo cortado es el ejemplo que demuestra que el vino de Jerez tiene una personalidad propia. De hecho, aún sigue siendo un misterio cómo, a partir de un proceso idéntico y manejando uvas de una misma cosecha, se genere palo cortado en unas botas sí y en otras no.

En líneas generales se podría decir que es un tipo de vino entre lo amontillado, sobre todo desde el punto de vista aromático, y con un cuerpo en boca similar al oloroso. Con un bonito color entre castaño y caoba, en su sabor existen sorprendentes notas cítricas y lácticas.

Es un vino ideal para maridar platos con personalidad, sobre todo pescados grasos y carnes, pero que “aguanta” bien quesos muy curados y recetas aderezadas con salsas dulces.

El nombre le viene porque en las botas donde se cría el palo cortado, el bodeguero (hoy el enólogo) lo marca en tiza con una raya horizontal, que “corta” las líneas verticales con que se identifica el resto de la producción.