Hay lugares que son espectaculares por su naturaleza o por su edificación y otros por un poder espiritual o histórico que los hace únicos. En el caso del Monasterio de Santa Catalina se unen las tres cosas: el impactante paisaje del Monte Sinaí; la construcción en piedra del convento habitado más antiguo del mundo y que se levantara sobre el lugar donde se cuenta que Moisés encontró la zarza ardiendo que le hablaba, es decir, a Dios.
Historia y contexto
El Monasterio de Santa Catalina fue fundado en el siglo VI a los pies del Monte Sinaí, justo donde la tradición marca que Moisés vio la zarza ardiente, es decir, a Dios, por lo que también se le conoce con el nombre del Monasterio de la Zarza Ardiente.
La primera capilla fue construida por orden de la madre del emperador Justiniano, Santa Elena, pero el líder bizantino ordenó levantar una basílica de tres naves que sigue siendo la base del monasterio. De hecho, en algunas columnas de la parte más oriental se pueden leer inscripciones en honor al emperador y a su mujer Teodora.
Su estratégica ubicación, a los pies de un monte sagrado tanto para los cristianos como para los judíos, hizo que se convirtiera en un centro de estudio de los monjes y peregrinación de creyentes que lo ha convertido en el monasterio habitado más antiguo del mundo.
El edificio exterior presenta unas impresionantes murallas fortificadas de hasta 19 metros que protegían los manuscritos, las obras de arte con las que cuenta y a los propios monjes de los ataques extranjeros, mientras que la iglesia conserva mosaicos y frescos propios del arte bizantino. Patrimonio de la Humanidad, este centro cristiano está ahora en manos de la Iglesia Ortodoxa del Sinaí, que depende de la de Jerusalén, y atesora una enorme riqueza en su biblioteca. En las distintas excavaciones arqueológicas que se han hecho se han encontrado hasta restos de una mezquita del siglo X.
Cómo visitarlo
La mejor forma de llegar hasta el monasterio es en coche o en autobús. Hay muchas excursiones que se pueden contratar desde Sharm El Sheij que van y vuelven en el mismo día. El Monasterio de Santa Catalina está a unas dos horas en coche de la turística ciudad del Mar Rojo y a tres de Nuweiba.
Este increíble monumento está abierto todos los días menos los viernes, que es el día sagrado para los musulmanes ya que está asentado en Egipto, un país que sigue esta religión, y también cierra los domingos, que es el día del Señor para los cristianos.
El resto de la semana se puede visitar de nueve de la mañana a cinco de la tarde, aunque los horarios pueden variar por las distintas fiestas religiosas y es mejor comprobarlo antes de iniciar la excursión. Hay que sacar una entrada en el propio monasterio, salvo que la excursión sea organizada, y no siempre aceptan tarjetas así que mejor llevar efectivo.
Qué podrás ver
Tres son las cosas principales que hay que visitar dentro del monasterio, además de absorber la calma y la espiritualidad que se respira en su ambiente. La primera es la Basílica de Santa Catalina o de la Transfiguración. Es la parte que data de tiempos de Justiniano y cuenta con cinco naves laterales coronadas, en la parte occidental por unas torres y un campanario ya posterior. Una de las curiosidades es que las campanas que suenan fueron un regalo del zar Alejandro II. No podemos perdernos la intensa decoración de la capilla y el techo de madera y el portón que siguen siendo del siglo VI.
El monasterio es una joya no solo por fuera, sino también por lo guarda: casi 5.000 manuscritos, libros y códices bellamente decorados desde hace 17 siglos. Se considera la biblioteca más antigua del mundo y la más importante para el cristianismo, después de la de Roma. Y es que el clima desértico de esta zona ha ayudado a que se conserven en muy buen estado.
Además de los libros sagrados hay primeras ediciones de las obras de Homero, Aristófanes o Platón, realizadas entre finales del siglo XV y principios del XVI.
La biblioteca no siempre se puede visitar, pero sí suele estar abierto el Museo de los Iconos, que expone mosaicos, cálices, relicarios y crucifijos de gran valor, la mayoría de origen bizantino. Sorprende el Pantocrátor del Sinaí, del siglo VII, considerado uno de los retratos más realistas de Jesús de Nazaret.
El tercer punto es donde marca la tradición que apareció la Zarza ardiente, que aseguran viene de un esqueje que brota del patio del antiguo monasterio. Al lado está el Pozo Sagrado, donde Moisés bebió agua antes de seguir su camino por el desierto.
Datos y curiosidades de interés
Al ser un lugar sagrado hay que vestir de forma modesta y con los hombros y las rodillas cubiertos. Además, hay que pasar varios controles de seguridad ya que, tras un atentado que sufrió en 2017, las medidas de seguridad se han incrementado muchísimo para acceder a su interior.
El monasterio está lleno de puntos sagrados para judíos y cristianos, pero los monjes que viven ahí desde el siglo VI tienen una relación inmejorable con las tribus beduinas que habitan el Sinaí y la colaboración entre las distintas comunidades es muy buena.
Hay que tener en cuenta que el monasterio cuenta con algunas fiestas y peregrinaciones religiosas a tener en cuenta antes de la visita.