En el suroeste de Eslovenia, donde la superficie terrestre esconde un intrincado laberinto subterráneo, se encuentran las espectaculares Cuevas de Škocjan, un Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO que revela la asombrosa interacción entre el agua y la roca a lo largo de millones de años. Este sistema kárstico, moldeado por el incansable río Reka, alberga el cañón subterráneo más grande conocido hasta la fecha, con profundidades que desafían la imaginación. Descubiertas y exploradas sistemáticamente por primera vez en el siglo XIX, las cuevas no solo sorprendieron a los geólogos de la época, sino que también despertaron un interés mundial por los enigmas de este paisaje oculto.Entre sus formaciones asombrosas, puentes suspendidos y pasadizos llenos de eco, las Cuevas de Škocjan ofrecen un viaje que combina la belleza indómita de la naturaleza con siglos de historia, mitos y exploración científica.
Contexto natural e historia del sistema kárstico con el cañón subterráneo más grande del mundo
Las Cuevas de Škocjan, situadas en el corazón del Carso esloveno, son un tesoro natural único reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1986. Este paisaje, moldeado por la erosión del agua sobre la roca caliza a lo largo de millones de años, representa uno de los sistemas kársticos más impresionantes del mundo. Sus galerías y pasadizos suman más de 6 kilómetros explorados, aunque el punto culminante es su cañón subterráneo, que alcanza hasta 146 metros de profundidad, convirtiéndolo en el cañón subterráneo más grande conocido hasta ahora. En su interior, cascadas rugientes y formaciones como estalactitas y estalagmitas crean un espectáculo visual que parece sacado de otro planeta.
El río subterráneo Reka, que atraviesa las cuevas, ha desempeñado un papel crucial en la creación de estas maravillas geológicas. Este río desaparece bajo tierra en la entrada de las cuevas, dejando a su paso un ecosistema único y contribuyendo a la formación de pasajes y cavernas con formas extraordinarias. De hecho, el término «kárstico», utilizado para describir este tipo de formaciones geológicas en todo el mundo, tiene su origen en esta región.

Desde tiempos inmemoriales, las Cuevas de Škocjan han sido un lugar de fascinación y reverencia para los seres humanos. Los restos arqueológicos hallados en sus entradas indican que estas cuevas fueron utilizadas como refugios y espacios rituales desde la prehistoria. Durante la Edad del Bronce, comunidades locales realizaron ofrendas simbólicas, posiblemente relacionadas con el río subterráneo, que debió ser percibido como un portal místico hacia un mundo espiritual. La conexión entre lo natural y lo divino en este lugar refuerza la importancia cultural de las cuevas a lo largo de la historia.
En siglos posteriores, la curiosidad científica comenzó a desentrañar los misterios de Škocjan. Durante el siglo XIX, se llevaron a cabo las primeras exploraciones sistemáticas, que revelaron un sistema subterráneo mucho más vasto y complejo de lo que se había imaginado hasta entonces. Este esfuerzo no solo marcó un hito en el campo de la geología, sino que también puso a las Cuevas de Škocjan en el mapa del turismo científico en Europa.
Cómo llegar: un viaje accesible hacia lo extraordinario
Llegar a las Cuevas de Škocjan es sencillo gracias a su ubicación estratégica, a solo 80 kilómetros de Liubliana, la capital de Eslovenia. Desde esta ciudad, se puede llegar en coche en poco más de una hora a través de la autopista A1 en dirección a Koper, tomando la salida hacia Divača. Para quienes prefieren el transporte público, los trenes y autobuses conectan Liubliana con el cercano pueblo de Divača, que está a tan solo 4 kilómetros de las cuevas.
Si optas por el tren, el trayecto desde Liubliana hasta Divača dura aproximadamente una hora y media, y desde allí puedes caminar o tomar un autobús local hasta el centro de visitantes. Los autobuses directos desde Liubliana también ofrecen una opción cómoda, con paradas cerca de las cuevas durante la temporada turística alta.
Para quienes se aventuran desde otros puntos de Eslovenia o incluso desde la vecina Italia, las conexiones desde ciudades como Trieste o Piran son igualmente fluidas, lo que hace de Škocjan un destino accesible tanto para escapadas rápidas como para itinerarios más amplios.
Información para la visita: lo que debes saber antes de explorar
El acceso a las Cuevas de Škocjan está regulado para preservar su delicado ecosistema, por lo que las visitas se realizan exclusivamente mediante recorridos guiados. Estos tours, disponibles en varios idiomas, duran alrededor de 1 hora y 30 minutos y permiten explorar los principales puntos de interés del sistema subterráneo.
El horario de apertura varía según la temporada: durante el verano, las cuevas están abiertas todos los días desde las 09:00 hasta las 16:00, mientras que en invierno las visitas son más limitadas, con horarios reducidos. Es recomendable reservar con antelación, especialmente en los meses de mayor afluencia.

Las tarifas de entrada varían según la época del año, desde los 16 euros (enero, febrero, marzo, noviembre y diciembre) a los 24 euros en julio y agosto, con descuentos para niños, mayores, estudiantes y grupos. El precio incluye el acceso al Parque Regional de Škocjan, un área natural protegida que rodea las cuevas y ofrece senderos y miradores desde los que se puede apreciar la belleza del paisaje kárstico.
Se recomienda llevar calzado cómodo y ropa abrigada, ya que la temperatura dentro de las cuevas se mantiene constante entre 8 y 10 grados centígrados durante todo el año.
Qué podrás ver: del cañón subterráneo al misterio del río Reka
El recorrido por las Cuevas de Škocjan comienza con una introducción en la cueva Tiha Jama (Cueva Silenciosa), conocida por sus espectaculares formaciones de estalactitas y estalagmitas. Estas esculturas naturales, algunas de más de 10 metros de altura, parecen congeladas en el tiempo, creando un ambiente casi mágico.
A medida que avanzas, el paisaje se transforma al entrar en la cueva Šumeča Jama (Cueva Murmurante), donde el río Reka toma protagonismo. Este río subterráneo, que serpentea a lo largo de las galerías, es responsable de la creación del imponente cañón subterráneo que define a Škocjan. Cruzar el puente Cerkvenik, suspendido a más de 50 metros sobre el río, es uno de los momentos más memorables de la visita, ofreciendo vistas que combinan la inmensidad de la cueva con el poder del agua.
Otro punto destacado es la Gran Sala, una caverna monumental que parece sacada de una película de aventuras. Aquí, las dimensiones de la cueva alcanzan su máxima expresión, con techos que superan los 100 metros de altura. Las explicaciones de los guías ayudan a entender cómo el agua, la roca y el tiempo han trabajado en conjunto para crear este espectáculo natural.

Visitas en los alrededores: conociendo el Karst esloveno
La región que rodea a las Cuevas de Škocjan está llena de lugares interesantes para complementar tu visita. El cercano pueblo de Divača es un buen punto de partida, con su pequeña pero encantadora arquitectura tradicional y el Museo de las Cuevas del Carso, que profundiza en la geología y la historia de Škocjan.
Para los amantes del senderismo, el Parque Regional de Škocjan ofrece rutas que serpentean por el terreno kárstico, pasando por miradores naturales desde donde se puede apreciar el valle del río Reka. Entre los senderos más recomendados se encuentra el que lleva al mirador de Globocak, desde donde se obtienen vistas panorámicas del cañón subterráneo y las montañas circundantes.
A unos 15 kilómetros de Škocjan, las Cuevas de Postojna ofrecen un contraste interesante. Aunque más conocidas y visitadas, estas cuevas destacan por su sistema de tren subterráneo y su enfoque en las maravillas de la biodiversidad subterránea, incluyendo el enigmático proteo.
