Sol, playa y muchísimo más: Alicante puede presumir de contar con decenas de pueblos con encanto en los límites de su provincia. Preciosos pueblecitos costeros con alma marinera o antiguos feudos de interior que conservan sus castillos y atalayas. Los pueblos con encanto de Alicante atesoran un extraordinario patrimonio histórico y natural: para no perdérselo, merece la pena reservar tiempo para visitar, al menos, algunos de ellos
- Altea
- Elche
- Denia
- Calpe
- Jávea
- Orihuela
- Guadalest
- Alcoy
- Moraira
- Villena
- Novelda
- Sax
- Castalla
- Biar
- Polop de la Marina
- Nueva Tabarca
- Finestrat
- Planes
Altea
Con la inconfundible cúpula de azulejos de la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo coronando la localidad (no en vano la llaman la Cúpula del Mediterráneo), Altea invita a perderse entre las empinadas callejuelas empedradas de su centro histórico.
Es uno de los pueblos más bonitos de la Costa Blanca, lleno de mágicos recovecos, mercadillos y tiendas de artesanía.
Elche
De nuestra selección, Elche es el pueblo que se encuentra más cerca de Alicante, aunque, en rigor, hablamos de toda una ciudad: se trata del segundo municipio más poblado de la provincia y sus encantos son proporcionales a su tamaño. Por citar sólo alguno de sus principales atractivos, la localidad cuenta con el palmeral más grande de Europa. También ofrece una extraordinaria ruta monumental que muestra sus dos milenios de historia y que incluye la basílica de Santa María y el casco histórico.
Denia
Denia se ha convertido en una de las localidades más turísticas de la provincia gracias a sus 20 kilómetros de playas de arena fina, lo que la dota, además, de un extraordinario ambiente durante la temporada alta. En lo cultural, sin duda merece la pena el esfuerzo de subir al castillo y visitar el Museo Arqueológico que se encuentra en lo alto. Como curiosidad, la antigua estación de tren acoge el Museo del Juguete, un curioso recorrido por esta industria en la provincia durante el siglo XX, que hará las delicias de niños y nostálgicos.
Calpe
Sus playas y calas son los principales atractivos de Calpe, sólo superados por el Peñón de Ifach, indiscutible símbolo de la Costa Blanca. Esta imponente roca calcárea de 332 metros de altura fue declarada parque natural. Además de ser blanco de todas las fotografías, ofrece un estupendo entorno para la práctica de submarinismo y escalada, y algunas sendas aptas para un trekking suave.
Jávea
En Jávea encontrarás algunas de las playas con el agua más clara de la provincia, aunque, eso sí, se trata de playas de piedras. Además de las calas y las playas, merece la pena perderse por las calles empedradas del casco antiguo de este pueblecito marinero, así como visitar el aledaño Parque Natural del Montgó.
Orihuela
Orihuela, capital de la comarca de la Vega Baja, Orihuela se levanta a orillas del río Segura y cuenta con algunas de las mejores playas de fina arena de la región, calas de aguas azul turquesa, dos puertos deportivos y varios campos de golf. Entre su patrimonio cultural, cabe destacar el Colegio Diocesano Santo Domingo, un antiguo convento dominico que posteriormente fue universidad, así como el centro histórico, en el que destaca la Catedral, el Palacio Episcopal y el Museo de la Semana Santa.
Guadalest
Guadalest es un pueblito de interior que se sitúa en el valle que lleva su nombre y ofrece unas vistas espectaculares, sobre todo si se sube al castillo de San José, una fortaleza del siglo XI situada a 500 metros de altitud, construida en lo alto de un peñasco. En Guadalest, además, conviene visitar la Casa Orduña, edificio noble levantado tras el terremoto de 1664 y la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.
Alcoy
Alcoy, la capital de la comarca de la Hoya es uno de los pueblos de Alicante que ofrece más atractivos: desde la iglesia de Santa María a las torres medievales, pasando por el edificio modernista de la Casa del Pavo, el Círculo Industrial o el refugio de Cervantes construido durante la Guerra Civil.
Moraira
Seguramente quienes construyeron el castillo de Moraira en el siglo XVIII estaban más preocupados por protegerse de los piratas que de disfrutar de las maravillosas vistas que ofrece. Por fortuna, hoy en día el viajero puede centrarse en esto último antes de recorrer el barrio marinero, empapado de la tradición pesquera de la localidad, o pasear por su centro histórico.
Villena
Llama la atención al acercarse a Villena el castillo de la Atalaya, espectacular fortaleza de finales del siglo XI y de origen árabe que se conserva en un excepcional estado. Además del castillo, Villena puede presumir nada más y nada menos que de contar con el tesoro prehistórico más importante de toda Europa. Está formado por 66 piezas (cuenco, botellas, adornos) que suman unos 10 kilogramos de oro y que se exponen en el Museo Arqueológico José María Soler.
Novelda
Novelda es un municipio del Medio Vinalopó acuden los turistas atraídos, fundamentalmente, por un singularísimo santuario de carácter modernista cuya construcción terminó en 1946 y que recuerda a la Sagrada Familia barcelonesa. Además del santuario, merece la pena acercarse hasta el castillo de la Mola, de origen musulmán, construido a 360 metros de altitud a finales del siglo XII.
Sax
Pequeño pero encantador pueblecito de interior de la comarca del Alto Vinalopó. Además del castillo, que corona el municipio a 500 metros de altitud, Sax cuenta con otros reclamos como la iglesia parroquial o la Colonia Santa Eulalia. Por supuesto, sin desmerecer su entorno natural, sobre todo los pinares del bosque de Plano y la sierra de Cabrera, que ofrece unas de las mejores vistas del valle.
Castalla
En este otro pueblo del interior de la provincia de Alicante impresiona el conjunto monumental de su castillo, en lo alto de un cerro a 780 metros sobre el nivel del mar. A esta fortaleza se suman otros puntos de interés como el convento de los Padres Franciscanos, de estilo neoclásico, la ermita de la Sangre (gótico primitivo) o la iglesia de la Asunción (gótico catalán).
Biar
Una fortaleza del siglo XII es el principal reclamo de este municipio del Alto Vinalopó. También merece la pena conocer el santuario neoclásico de la localidad y acercarse hasta el curioso acueducto ojival, construido para asegurar el suministro de agua durante el siglo XV.
Polop de la Marina
Del siglo XII data igualmente el castillo de Polop de la Marina, que ahora acoge un cementerio. Es interesante observar cómo el pueblo se ha sabido adaptar a la orografía de la sierra del Monte. La mejor manera de conocer esta población con encanto es dejarse llevar por el instinto y recorrer sus calles con calma.
Villajoyosa
Frente al mar y vecino del populoso Benidorm, Villajoyosa sigue manteniendo el encanto que le aportan las callejuelas flanqueadas por casitas de colores de su barrio marinero. Porque, antes que un referente del turismo de sol y playa, esta localidad ha sido un activo puerto pesquero. No hay que perderse una visita a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (siglo XVI), que es uno de los raros templos-fortaleza de la provincia de Alicante. Y, por supuesto, hay que bañarse en alguna de sus 12 playas y calas.
Benissa
Esta localidad del interior de la provincia tiene también su faceta marítima, con un puerto deportivo y algunas de las calas más espectaculares de la Marina Alta. El pueblo, como tal, preserva el urbanismo medieval, con sus fachadas pintadas de un blanco impoluto, entre las que destaca la de la Casa de Juan Vives, al que se atribuyen varios milagros. En Benissa conviene probar la especialidad gastronómica local: el cocido de pulpo.
Nueva Tabarca
Situada a ocho kilómetros de la costa de Santa Pola y a 22 de Alicante, esta isla es la más grande y la única habitada de la provincia. La isla de Tabarca mide 1.800 metros de largo y 450 de ancho y su vegetación es escasa. Sin embargo, tiene un encanto especial que atrae a numerosos turistas en verano. Aquí se puede visitar la Casa del Gobernador, la iglesia de San Pedro y San Pablo, los restos de su muralla de piedra, el Museo Nueva Tabarca y la cueva del Llop Marí que, según la leyenda, está habitada por un horrible monstruo marino. La isla está comunicada por líneas regulares de barco con Alicante y Santa Pola.
Finestrat
Situado en la comarca de la Marina Baja, este bonito pueblo que mira al mar alberga la mítica montaña del “Puig Campana”, cuya cima supera los 1.400 metros de altitud. A su amparo se encuentra el casco urbano de Finestrat, cuyas casas conservan su estructura tradicional. Merece la pena disfrutar de un paseo por esta hermosa localidad y descubrir su Castillo de la época almohade, su torre fortificada, la iglesia de San Bartolomé, del siglo XVII, y la ermita del Santísimo Cristo del Remedio. Además, a un paso del pueblo, está la magnífica Cala Finestrat.
Planes
Como muchos pueblos de la provincia de Alicante, Planes está a los pies de un increíble castillo musulmán, en este caso de los siglos XII y XIII. Las calles empinadas y las escaleras que salvan los desniveles de esta bonita e histórica localidad conducen casi hasta las estribaciones de la sierra de San Cristóbal, que posee un víacrucis que acaba en la Ermita del Santo Cristo. Sus atractivos turísticos son, además del castillo, el acueducto árabe, que todavía sigue en funcionamiento; el Lavadero de la Fuente Nueva, la Llotja o puerta de entrada al recinto amurallado de la villa; la Masía de la Foya, de finales del siglo XIX, y sus numerosos yacimientos arqueológicos, entre ellos la vecina cueva del Barranco de La Encantada. Planes es conocida como “la capital de la cereza” y se podría decir también que del aceite de oliva y de la almendra, los cultivos más importantes del municipio.