Tabarca, la única isla habitada de la Comunidad Valenciana, no solo es famosa por sus aguas cristalinas y su fascinante historia, sino también por su variada y deliciosa gastronomía. A tan solo 5 kilómetros de la costa de Alicante, este pequeño paraíso mediterráneo ofrece una experiencia sensorial completa, donde la comida juega un papel fundamental. Los aromas de guisos marineros como el caldero tabarquino, el incesante sonido de las olas y la calidez de sus acogedores restaurantes tradicionales llevan al visitante a un placentero estado de éxtasis donde solo queda buscar un buen rincón a la sombra para echarse la siesta. 

  1. Descubre la Isla de Tabarca, un antiguo refugio de piratas donde Carlos III construyó un poblado fortificado
  2. Platos típicos a probar: sabores del Mediterráneo con carácter tabarquino
  3. Mejores restaurantes en la isla: recorriendo Tabarca plato a plato

Descubre la Isla de Tabarca, un antiguo refugio de piratas donde Carlos III construyó un poblado fortificado

La Isla de Tabarca, situada a unos 22 kilómetros al sureste de Alicante y a menos de 5 del Cabo de Santa Pola, es la única isla habitada de la Comunidad Valenciana y un auténtico tesoro del Mediterráneo. Su historia y su belleza natural han convertido a esta pequeña isla, de apenas 1.800 metros de largo y 400 metros de ancho, en un destino imprescindible para los viajeros que buscan una experiencia diferente. Tabarca es conocida no solo por sus aguas cristalinas y su biodiversidad marina, sino también por su riqueza histórica que se remonta a tiempos remotos.

Los orígenes de Tabarca están llenos de relatos fascinantes. Durante siglos, la isla fue un refugio para piratas berberiscos que usaban sus calas como escondite. Sin embargo, en el siglo XVIII, el rey Carlos III decidió desalojar a los corsarios y construir un pequeño poblado fortificado para repoblar la isla con familias de pescadores genoveses liberadas de Túnez. A día de hoy, las antiguas murallas, declaradas Conjunto Histórico-Artístico, dan la bienvenida a los visitantes con su aire de otra época, creando un ambiente que mezcla la tranquilidad mediterránea con un aura de misterio e historia.

El casco urbano de Tabarca, con sus casas encaladas y calles estrechas, es un reflejo perfecto de la vida sencilla y relajada del Mediterráneo. Pasear por sus callejuelas es transportarse a un tiempo pasado, donde el bullicio turístico no ha borrado la autenticidad del lugar. Entre los puntos más emblemáticos de la isla se encuentra la Iglesia de San Pedro y San Pablo, construida a finales del siglo XVIII, y el faro de Tabarca, que data de 1854 y que ha guiado a los navegantes a lo largo de los años.

Además de su valor histórico, Tabarca es conocida por su Reserva Marina de Nueva Tabarca, la primera reserva marina declarada en España en 1986, que protege una extensa pradera de posidonia oceánica. Esta planta marina no solo proporciona oxígeno y refugio a innumerables especies, sino que también contribuye a mantener la claridad y pureza del agua, haciendo de la isla un lugar perfecto para el buceo y el snorkel. La vida submarina de Tabarca, con sus bancos de peces, pulpos y otros organismos marinos, es una experiencia inolvidable para los amantes del mar y la naturaleza.

Y, por supuesto, un recorrido por Tabarca no está completo sin degustar sus platos típicos en alguno de los restaurantes locales, que ofrecen una verdadera experiencia mediterránea en cada bocado. 

Platos típicos a probar: sabores del Mediterráneo con carácter tabarquino

Uno de los platos más emblemáticos de la isla es el caldero tabarquino, un guiso de pescado que tiene sus raíces en la tradición pesquera local. Este plato, que recuerda al famoso caldero del Mar Menor, se prepara con pescados de roca, como el mero o el cabracho, y se sirve con un arroz cocido en el propio caldo del guiso, que le da un sabor inconfundible a mar. Es un plato contundente y sabroso que representa a la perfección la esencia marinera de Tabarca. Es ideal para compartir en una comida familiar o con amigos, acompañado de un buen vino blanco de la zona.

Otro imprescindible de la gastronomía tabarquina es el arroz a banda, un clásico de la cocina alicantina que en Tabarca adquiere un toque especial gracias a la frescura del pescado y marisco que se utiliza. A diferencia del caldero, el arroz a banda se cocina con un fumet (caldo de pescado) hecho a partir de las capturas del día, como sepia, gambas o calamares, y se sirve de manera separada del pescado, que se presenta como segundo plato. Este plato es uno de los más solicitados por los visitantes, que buscan experimentar el sabor más puro del Mediterráneo.

No podemos olvidar las gambas rojas de Tabarca, consideradas un auténtico manjar por su sabor dulce y textura suave. Se suelen servir a la plancha con un poco de sal gruesa para resaltar su sabor natural. Otro plato que merece una mención especial son los calamares a la romana, crujientes por fuera y tiernos por dentro, ideales como entrante o aperitivo mientras disfrutas de las vistas al mar.

Mejores restaurantes en la isla: recorriendo Tabarca plato a plato

El Restaurante Amparín, tradición con vistas al Mediterráneo

Uno de los establecimientos más conocidos de la isla es el Restaurante Amparín, un lugar donde la tradición y la frescura se dan la mano. Situado en primera línea de mar, Amparín es famoso por su caldero tabarquino, que ha conquistado a locales y turistas por igual. Además, su terraza con vistas al Mediterráneo es perfecta para disfrutar de una comida relajada con el sonido de las olas como música de fondo. Su carta, basada en productos frescos y de proximidad, ofrece también otras opciones como el arroz negro y las fideuás, todo acompañado de una excelente selección de vinos blancos locales.

Don Jerónimo, un rincón marinero con historia en el centro del pueblo

El Restaurante Don Jerónimo es otro de los grandes referentes gastronómicos de Tabarca. Su ubicación privilegiada, junto a la muralla que rodea el casco antiguo, lo convierte en un lugar perfecto para degustar un buen arroz a banda mientras se disfruta de las vistas. Además del arroz, Don Jerónimo es conocido por sus tapas de pescado y marisco fresco, como los boquerones en vinagre, la sepia a la plancha y las gambas rojas de la isla. Su ambiente acogedor y su trato familiar hacen de este restaurante una parada obligatoria para aquellos que deseen una experiencia auténtica.

Casa Ramos, otro clásico en la Plaza Grande

Casa Ramos, situado en la Plaza Grande, una bonita plaza de arena en el casco antiguo, es otro restaurante que no puede faltar en la lista de lugares donde comer en Tabarca. Su cocina destaca por su sencillez y autenticidad, basada en recetas tradicionales que han pasado de generación en generación. Aquí, el caldero tabarquino es la estrella indiscutible, aunque también merecen mención especial sus ensaladas de pulpo y sus sardinas a la brasa.