Esta obra de ingeniería del siglo XVI es uno de los lugares menos conocidos y más fascinantes de la provincia de Alicante. Está situado entre los municipios de Tibi y Xixona y nació por la iniciativa de dos vecinos que pensaron en cómo se podría embalsar el agua del Río Verde para luego ir soltándola poco a poco y conseguir regar los cultivos en los meses más secos. De hecho, el Pantano de Tibi fue clave para que existiera la llamada huerta de Alicante.

  1. La historia del Pantano de Tibi
  2. Rutas

La historia del Pantano de Tibi

El Pantano de Tibi empezó a construirse en 1580 por orden del rey Felipe II, que encargó al ingeniero de la corte, Juan Bautista  Antonelli, que se hiciera cargo de esta increíble obra de ingeniería.

Según cuentan, la idea se la habían dado dos vecinos de la zona: un molinero de Mutxamel, Pere Izqueirdo, y un picapedrero de L’Alacantí, Miguel Alcaraz, que conocían bien el cauce del Río Verde. De hecho, el plan que se llevó a cabo era crear la presa justo en una especie de desfiladero de rocas calcáreas entre dos montañas, el Mos del Bou y la Cresta, donde sólo había una anchura de nueve metros, y dar vida así al que se llamó entonces Pantano de Alicante, ya que iba a abastecer de agua a la huerta próxima la ciudad.

Sedimentos en el agua en el pantano del Tibi

Las obras no se terminaron hasta el año 1594, pero se consiguió una presa de 46 metros de altura y 65 metros de larga que fue considerada la obra de ingeniería más importante del momento por sus dimensiones y su potencial.

Este pantano, ubicado entre Tibi y Xixona, recoge las aguas del Río Verde que viene de las sierras de Onil y Castalla y a partir de ahí se llama Río Monnegre, puesto que el color de sus aguas se oscurece con los sedimentos que arrastra.

Hoy en día, el embalse está administrado por el Sindicato de Riegos de la Huerta de Alicante, dentro de la Confederación Hidrográfica del Júcar, y ha perdido bastante capacidad por el fango acumulado en su fondo desde hace siglos.

Rutas

Dos son las rutas de senderismo principales que recorren este paraje escondido. Son muy sencillas y perfectas para principiantes o para hacer con niños.

El primer itinerario parte del aparcamiento que hay junto a la presa. Se trata de un descampado pequeño que se suele llenar sobre todo los fines de semana. Si no podemos dejar el coche, tendremos que volver hacia la estación de servicio Xirau, que está a unos cuatro kilómetros, y alargar la ruta.

Vistas del pantano del Tibi

Una vez que cruzamos la barrera, el camino desciende hasta el Río Montnegre durante un kilómetro y medio, para llegar a la parte más baja de la presa. La vuelta se hace por el mismo sitio en un desnivel de sólo 100 metros por lo que es muy sencillo de caminar y ofrece unos paisajes increíbles para disfrutar. No se puede entrar más dentro de la presa. Está prohibido porque no garantiza todas las medidas de seguridad para su visita, por lo que lo mejor es respetar la señales y no cruzar a una zona no señalizada.

La segunda ruta, un poco más complicada pero también de poco nivel, parte desde Tibi. Se puede arrancar desde allí a pie o llegar con el coche hasta otra explanada de tierra que está justo en la orilla norte, es decir, en el lado opuesto del primer itinerario. Este camino no lleva a la presa pero las vistas son increíbles. Hay que tener cuidado con el camino porque no siempre está en buen estado.