El Parque Natural de la Sierra Helada, o de Serra Gelada (en valenciano), abarca los municipios de Benidorm, Alfaz del Pi y Altea. Consta de más de 5.000 hectáreas de litoral protegido, con acantilados de 300 metros, dunas fósiles, islotes donde anidan las aves y dos microreservas de flora: una terrestre y otra marina. 

 

 

 

 

 

 

 

  1. Sierra Helada, una maravilla de la naturaleza
  2. Ruta por el Parque Natural de la Sierra Helada: de Benidorm a El Albir
  3. Buceo en Sierra Helada, una gran experiencia en Benidorm
  4. Playas y calas en el entorno de Sierra Helada

Sierra Helada, una maravilla de la naturaleza 

Aunque Benidorm es un destino turístico conocido por su altas temperaturas durante todo el año, la Sierra Helada goza de un microclima frío. Su nombre, helada, también se atribuye al efecto óptico que crea la luna, en las noches oscuras, al reflejarse en los acantilados. Una explicación sin duda más poética que la primera. 

Sin embargo, lo que impresiona en este parque natural son sus imponentes formaciones rocosas, como los enormes acantilados verticales que emergen del mar o la famosa duna fósil colgante. Sí, colgante, porque la arena fosilizada de esta duna lleva suspendida en el acantilado desde hace miles de años. También destacan las cuevas kársticas, donde antiguamente se refugiaban las focas monjes, y los pescadores y piratas recogían el agua que se filtraba en el techo; y la cueva de la Ballena, erosionada por el mar, la humedad, la sal y la arena durante años hasta convertirse en una boca abierta con espectaculares vistas al Mediterráneo.

 

 

Tampoco se quedan atrás las fallas situadas en punta del Albir y punta de la Escaleta, de gran valor geológico y paisajístico y, por supuesto, la misteriosa isla de Benidorm.  

Cuenta la leyenda que en lo alto de la montaña vivía un brujo poderoso.

Serra gelada
Serra Gelada, mezcla perfecta de mar y montaña

Un día, un caballero enamorado y desesperado por la enfermedad de su amada subió a la montaña para hablar con el brujo. Buscaba una cura que la salvara de su destino. Sin embargo, el brujo le dijo que no había nada que él pudiera hacer. Consumido por la rabia, el caballero sacó su espada y la clavó en la montaña, separando un fragmento y creando un pequeño islote. Tras la muerte de su amada, se subió en un bote con el cuerpo inerte de la muchacha y navegó hasta la isla que su amor había formado. Una vez allí, clavó su espada en la embarcación y las profundas aguas se tragaron sus almas. 

Ruta por el Parque Natural de la Sierra Helada: de Benidorm a El Albir

Desde el mar, ya sea buceando o en barco, la visita a la Sierra Helada es impresionante. Sin embargo, también es posible explorar los recovecos de sus calas, disfrutar de las vistas al Mediterráneo o asomarse a la punta del Cavall practicando senderismo. Hay varias rutas señalizadas, aunque nuestra preferida es la amarilla, que sale desde la Cruz de Benidorm y llega al faro del Albir. El trayecto es de 8,5 kilómetros (4 o 5 horas) y, al ser una ruta lineal, hay que volver caminando, en autobús o dejando un coche en cada punto del recorrido. La travesía discurre por la cresta de la sierra litoral, con pronunciadas subidas y bajadas de dificultad moderada. Si buscas algo menos exigente tienes la ruta roja, un paseo de 2,5 kilómetros que parte desde el faro del Albir hasta las ruinas de la torre Bombarda. Mucho menos exigente y recomendable para ir con niños es la Ruta de la Torre de les Caletes. Durante el trayecto, y antes de llegar a la construcción defensiva del siglo XVI, es posible refrescarse en la cala de la Almadrava y en la cala del Tío Ximo. 

faro albir
El romántico Faro del Albir

Buceo en Sierra Helada, una gran experiencia en Benidorm  

Esta Reserva Marina cuenta con numerosos atractivos para los amantes del buceo y el esnórquel. Las aguas cristalinas aportan gran visibilidad para disfrutar, con todo lujo de detalles, de la diversidad de especies. Además, la temperatura del agua ronda los 20 grados, con lo que este deporte puede practicarse durante todo el año. Dependiendo del nivel y grado de dificultad hay varios puntos de buceo. A continuación, recogemos los más populares e impresionantes: 

  • Isla Mitjana: esta es una de las islas sumergidas de la Sierra Helada, muy cerca de Altea. En su cara este cuenta con 30 metros de profundidad, mientras que en la oeste apenas hay 15 metros. Sus paredes alojan numerosas anémonas y gorgonias, aunque la zona es conocida por la gran cantidad de pulpos que campan a sus anchas.
  • La Llosa: al igual que la Mitjana, esta es una pequeña isla sumergida en la Sierra Helada de Benidorm. Es el punto de inmersión más popular de buceo en Alicante por su abundante vida marina y espectacular orografía. Cuenta con paredes repletas de coral, caídas verticales, fondos arenosos y pasadizos de roca que esconden los secretos del fondo del mar. 
  • Cueva del Elefante y cueva del Enanito: se encuentran muy cerca de Altea y son dos inmersiones poco profundas. Los circuitos atraviesan bonitas cuevas y chimeneas, con lagunas y burbujas de aire. En la primera cueva, y antes de sumergirse, destaca una cabeza de elefante esculpida en la roca del litoral que marca la entrada a la gruta. 
  • Los Arcos: esta zona cuenta con casi 30 metros de profundidad y grandes rocas tapizadas con anémonas amarillas. Junto a las paredes, la roca forma arcos por los que los buceadores se cuelan y exploran hasta que el oxígeno les marca la subida.

Playas y calas en el entorno de Sierra Helada

Tanto el Parque Natural como el propio entorno de Sierra Helada ofrecen un litoral fascinante, sobre todo por sus contrastes. Por el sur, las playas de Benidorm, y por el norte, las de Alfaz del Pi y Altea: playas urbanas y semiurbanas, kilométricas, que, en general, ofrecen todos los servicios turísticos. Y entre ellas, como encajonadas, las escasas, y pequeñísimas, calas y playas vírgenes del Parque, escondidas entre los acantilados.

Al norte: las playas de Alfaz del Pi y Altea

Dejando atrás Sierra Helada, en dirección norte, la primera playa de la bahía de Altea es la playa del Albir. Esta amplia zona de canto rodado y arena más bien escasa, flanqueada por un bonito paseo marítimo (conocido como el Paseo de la Estrellas, porque ahí se homenajea con una estrella a todos los galardonados del Festival de Cine de Alfaz), ofrece aguas cristalinas y llenas de vida –cuenta con el distintivo Bandera Azul–, además de todo tipo de actividades y servicios turísticos.

A l’Albir le sigue Cap Blanc, también de bolos y poca arena. Se trata de una larga playa –la más extensa del municipio, sobre todo si se tienen en cuenta que se une con la del Albir–, aunque más estrecha que la anterior. El entrono semiurbano de Cap Blanc, que se extiende hasta el puerto de Altea, también le permite contar con distintos servicios, alineados a su paseo marítimo.

playa-alfaz-del-pi
Playas de Alfaz del Pi

Tras rebasar el puerto de Altea, y hasta el Cap Negret, las playas de La Roda, de l’Espigó y del Cap Negret son las que pertenecen directamente al casco urbano de Altea. Su gran extensión, de arena y grava, la calidad de sus aguas y los servicios disponibles, las convierten en el lugar perfecto para combinar un día de playa con la mejor gastronomía alicantina y todo el encanto de la ciudad. Estas tres playas rematan, al otro lado del cabo, en una pequeña cala de piedra negra llamada Cala del Soyo, una de esas diminutas joyas mediterráneas.

Paseo maritimo Altea
Playas de Altea

El recorrido hacia el norte continúa en la playa de l’Olla –con la pequeña islita del mismo nombre justo enfrente–, playa Solsida, la Galera, la Barreta y termina en la playa de Mascarat –por donde pasa el meridiano de Greenwich– y la cala del Racó del Corb, el último punto antes de la inmensa muralla pétrea del Morro de Toix, que separa Altea de la bahía de Calpe. Todas ellas son playas de gravilla, tranquilas, de aguas claras, que combinan el encanto marinero de la zona con las facilidades que ofrece la propia localidad de Altea, desde la gastronomía hasta las actividades náuticas. Desde luego, quien tenga interés por explorar la zona también puede continuar hacia el norte para visitar las playas de Calpe, del Parque Natural del Peñón de Ifach y más allá.

Al sur: las playas de Benidorm

Justo al rebasar la frontera sur del Parque se encuentran dos de las playas más famosas del litoral mediterráneo español, la playa de Levante y la playa de Poniente, los enormes arenales urbanos –con más de 100m de ancho y, en conjunto, más de 5km de longitud– que han hecho de Benidorm uno de los destinos de playa por antonomasia. En ambos casos, se trata de zonas plenamente desarrolladas, con todo tipo de servicios, desde los clásicos chiringuitos hasta zonas de fácil acceso para personas con movilidad reducida. Además, ambas cuentan con el distintivo Bandera Azul.

Playa de Levante
Playa de Levante

Curiosamente, entre las bulliciosas playas de Levante y de Poniente se encuentra la pequeña, y mucho más tranquila, cala de Mal Pas, un agradable rincón que ofrece un singular punto de corte en medio de la ciudad. El estrecho arenal de 120 metros de largo está encajonado entre el puerto deportivo y el bonito mirador del Balcón del Mediterráneo, en Punta Calfani. Un lugar muy especial.

Mención aparte merece la isla de Benidorm, un pequeño islote, ubicado a unas 2 millas náuticas de la costa, que supone una continuación de la propia estructura geológica de Sierra Helada. La isla, junto con el bajo de la Llosa, ofrece un auténtico paraíso para los amantes del submarinismo.

Playa de poniente
Playa de Poniente

El flanco sur se cierra, pasando el imponente cerro del Tossal de la Cala, en la cala de Finestrat, una pequeña playa urbana, de arena fina, que sirve de frontera entre Benidorm y las playas del municipio de Villajoyosa, que continúan hacia el sur.

Las playas de Sierra Helada

El Parque Natural es, prácticamente en toda su extensión, una gran pared de roca que cae en picado sobre el mar. Sin embargo, en sus extremos, y algunos otros puntos en concreto, se abren pequeñas calas que bien merecen una visita –aunque algunas de ellas solo son accesibles por mar y para desembarcar se requiere de una autorización específica–.

Empezando por el extremo norte, justo antes de la playa del Albir, se encuentra la cala del Médico, un lugar de más o menos difícil acceso, pero con unos fondos marinos llenos de vida, que está formado, en realidad, por tres pequeñas calitas rocosas. Carente de todo servicio, es un lugar ideal para los más aventureros y también un punto habitual para la práctica del nudismo.

Siguiendo la costa del Parque, hacia el sur, el siguiente punto es la playa de La Mina, que como su nombre indica se encuentra próxima a la antigua Mina del Carmen, una sitio de extracción de ocre que funcionó desde la prehistoria hasta mediados del siglo XX. Al lugar se accede, no sin cierto esfuerzo, desde los caminos que llevan a Punta Bombarda y el Faro de Albir; no es fácil llegar, pero merece la pena si lo que se busca es un lugar recóndito, de pleno contacto con la singular naturaleza del entorno. Desde Punta Bombarda hasta la Punta del Cavall, la zona más agreste del Parque impide acceder a los pocos puntos en los que los acantilados no se hunden directamente en el mar, calas totalmente aisladas, a las que solo se pude llegar por mar y, como ya se ha señalado, bajo autorización –no hay que olvidar que se trata de un zona natural protegida–. Lo mismo sucede con la Illa Mitjana, o Illeta Penyes d’Arabí, un pequeño promontorio rocos que aflora a unos 200 metros de la costa, de enorme valor ecológico tanto dentro como fuera del agua.

En el lado opuesto, entre los enormes arenales de Benidorm y la Punta de l’Escaleta, el terreno empieza a subir, a transformarse, y aparecen lugares como la cala Almadraba y la cala de Tío Ximo, dos pequeños recodos de roca y arena fina, de aguas calmas y cristalinas –perfectas para hacer esnórquel–, que ya evidencian la enorme riqueza natural de esta extraordinaria zona del litoral valenciano.