Benidorm es por sí un atractivo único para visitar el norte de Alicante, pero no todo el mundo conoce algunos de los pueblos más bonitos de la provincia que lo rodean. Son lugares que conservan sus callejuelas, plazas empedradas y balcones con flores de colores. Y siempre, de fondo, el mar Mediterráneo.
- Historia del Museo de Bellas Artes de Budapest
- Colecciones del Museo de Bellas Artes
- Información de visita: horario, precios…
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Altea
A unos 10 kilómetros de Benidorm se encuentra Altea, que es uno de los pueblos más conocidos de la zona junto con la ciudad de los rascacielos alicantina. Altea es de esos pueblos blancos y de calle estrechas que remontan subidas empinadas para acabar en plazas increíbles adornadas con flores de colores. Es decir, uno de los puntos de la provincia más fotografiados por quienes buscan colocar la mejor estampa en sus redes sociales.
Muy famosa es su plaza en lo más alto del centro histórico del pueblo y la Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, que sigue la estética de paredes blancas, encaladas, y el tejado azul, en este caso su cúpula.
Cerca de este punto hay un famoso mirador en el que el Mediterráneo parece fundirse con el cielo, en una lucha de azules increíble.
Lo mejor de esta zona son sus tiendas de artesanía y los pequeños bares y restaurantes que ofrecen comida mediterránea en pequeñas terrazas.
Otra opción para disfrutar de Altea es recorrer su Paseo Marítimo y disfrutar de sus zonas de playa.
Villajoyosa
Casi pegado a Benidorm, Villajoyosa conserva un curioso casco histórico lleno de mercadillos y pequeños bares que recuerdan su tradición marinera.
Quizá lo más famoso del pueblo sea su paseo marítimo, escoltado por las fachadas de las casas de colores y una imponente hilera de palmeras.
Villajoyosa nació como una villa de pescadores y ese ambiente todavía se respira sobre todo en todas las posibilidades que ofrece para disfrutar del Mediterráneo con actividades náuticas diferentes. Además, cuenta con una de las playas más bonitas de la zona, como es Paradís que, como su propio nombre indica, es un paraíso.
Uno de los aspectos que más llaman la atención de este pueblo son las llamadas casas colgantes sobre el río Amadorio, muy cerca del centro histórico, pintadas con vivos colores y apoyadas en el vacío de la piedra que muestra el precipicio.
Para los más golosos, conviene saber que Villajoyosa es la tierra del chocolate, como demuestra el museo específico con el que cuentan y la Fábrica de Valor y de Chocolates Clavileño. Así que es el lugar ideal para pedir uno caliente en sus cafeterías y bares.
Guadalest
Este pequeño municipio de 200 habitantes está considerado uno de los pueblos más bonitos de España gracias a su ubicación, en lo alto de un valle y con vistas a un embalse, y su historia, ya que su castillo fue uno de los puntos más importantes de defensa y vigilancia del norte de Alicante durante la Edad Media.
Todo esto hizo que ya en 1974 fuera declarado Patrimonio Artístico e Histórico y que se haya convertido en un lugar turístico muy importante tanto por sus monumentos como por las rutas que se pueden hacer por el valle de Guadalest.
En el camino hacia el castillo de San José, el más visible del pueblo, se pueden ver algunos restos de fortalezas y hasta una prisión medieval. Su construcción se debe a los muslmanes y data del siglo XI. Aunque Guadalest tenía otro castillo, el de la Alcozaiba, ahora sólo queda una torre casi en ruinas.
No podemos marcharnos del pueblo sin visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de estilo barroco, y, sobre todo, pararnos en la plaza más alta del pueblo a observar el inmenso embalse que, en color e inmensidad, podría hacer la competencia hasta al mismo Mediterráneo.
Calpe
Apenas a 25 kilómetros de Benidorm se encuentra Calpe, uno de los pueblos más turísticos de Alicante que ha sabido combinar arquitectura, historia y playas emblemáticas. Uno de los lugares más conocidos de este municipio es el Peñón de Ifach, un espacio protegido de 322 metros de altura que está considerado parque natural. Eso sí, si se solicita un permiso se puede subir hasta su cima aunque la ruta no está recomendada para principiantes.
Además, no podemos perdernos la Muralla Roja, un edificio de Ricardo Bofill que se ha convertido en uno de los lugares más fotografiados del pueblo junto con su escalera de la bandera, en pleno centro del pueblo y en el que cada escalón forma la enseña española.
Calpe también cuenta con un importante yacimiento romano, los Baños de la Reina, que habla de la importancia de este puerto desde la antigüedad. El sitio se ha convertido ahora en una zona perfecta para hacer snorkel.
La Nucía
Este pueblo a menos de 10 kilómetros de Benidorm está situado entre la montaña y el mar y se ha convertido en un mirador increíble sobre el Mediterráneo. La Nucía es la entrada al valle de Guadalest y su naturaleza permite realizar interesantes rutas por una zona montañosa muy verde que sorprende que exista en el norte de Alicante.
En total son cuatro recorridos marcados, que suman 20 kilómetros, y que pueden realizarse por cualquier senderista, incluso por familias con niños. No hay que perderse su refrescante cascada y las numerosas fuentes que van jalonando estos itinerarios, la de Favara.
Además, La Nucía cuenta con una importante zona de grandes hoteles y un centro histórico en el que destacan sus plazas y escalinatas.
Benissa
Benissa se encuentra a unos 30 kilómetros de Benidorm en una zona de costa llena de acantilados que esconden varias de las calas más bellas del norte de Alicante, como Cala Pinets o Cala Llobella. Merece la pena ir descubriendo estos abrigos de la naturaleza, coronados con pinos mediterráneos, que siguen teniendo un ambiente virgen en la mayoría de los casos.
Pero además, este municipio cuenta con uno de los cascos históricos mejor conservados donde encontrar desde casas encaladas de pescadores a edificios residenciales de veraneo que conservan aún cierta decoración palaciega, como la Casa Museo Abargues.
Uno de los lugares más espectaculares de Benissa es el Mirador de Pedramala, también llamado el Balcó dels Garcies, que ofrece unas increíbles vistas sobre el Peñón de Ifach, y la Iglesia de la Purísima Xiqueta, un templo neogótico ubicado en el corazón de Benissa.