La provincia almeriense esconde tantas paradojas como la vida misma. Lejos de la manida y pobre imagen de sus desiertos y sus mares de plástico, Almería es mucho más que eso. Es tierra de contrastes, con tantas playas vírgenes y acantilados abruptos como cerros verdeados y pueblitos de apariencia árabe. En su interior podemos encontrar la playa de los Muertos, que en realidad está llena de vida. Asimismo, podemos recorrer las Alpujarras, en su versión almeriense. Es también, y al mismo tiempo, el territorio en el que se extiende el paisaje volcánico del Cabo de Gata, las cuevas arcillosas del Karst de Sorbas, y los poblados del oeste del mítico desierto de Tabernas. En definitiva, la provincia de Almería no es sino un polifacético rompecabezas que el visitante, independientemente de sus gustos o de su edad, podrá ir armando con el mayor de los deleites. ¿Nos sigues? Te lo demostramos.
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- Almería capital
- Mojácar
- Roquetas de Mar y castillo de Santa Ana
- Níjar
- Carboneras
- Desierto de Tabernas y Oasys MiniHollywood
- Parque Natural Cabo de Gata-Níjar
- Cueva de Sorbas
- Alpujarra Almeriense
- La Geoda de Pulpí, una joya de la naturaleza
- Sierra de los Filabres, naturaleza e historia
- Las playas más célebres de Almería
- Laujar de Andarax, el pueblo de las 16 fuentes
- Adra, playas, arte y una reserva natural
- Agua Amarga, un pueblo blanco y encantador
- Canales de Padules
- Arrecife de las Sirenas
- Lucainena de las Torres
- Vélez Blanco y Vélez Rubio
- Almócita
- Valle del Almanzora
- La Isleta del Moro
1. Almería capital
La ciudad de Almería, capital de la provincia homónima, nació como barrio marítimo de la próspera colonia árabe Bayyana ―actual ciudad de Pechina― hace más de mil años. Asomada al precioso golfo de Almería, y rodeada por las sierras de Gádor y de Alhamilla, hoy en día Almería ofrece a sus visitantes una ciudad pequeña pero acogedora, con multitud de atractivos que merece la pena recorrer. La Alcazaba, la mayor fortificación construida por las dinastías árabes en España, es tal vez el punto de mayor atracción en la urbe. Le sigue la Catedral de la Encarnación, un espectacular templo cristiano con forma de fortaleza, cuya construcción en el siglo XVI vino a contrarrestar los continuos ataques piratas que asolaban la costa. Asimismo, en el Museo de Almería―instituido originalmente como museo arqueológico en 1933―, el visitante también podrá rastrear la historia de esta ciudad milenaria, gracias a las extensas colecciones que atesora, desde el Paleolítico hasta la actualidad. Y, finalmente, si preferís acercaros a la historia más reciente de Almería, os recomendamos acudir tanto a la Plaza de la Constitución ―presidida por el emblemático monumento a los Mártires de la Libertad―, como a los refugios de la Guerra Civil, un conjunto de pasadizos subterráneos y búnkeres militares acondicionados para su visita didáctica.
2. Mojácar
Si, como hemos visto, Almería ciudad resulta interesante, tampoco se queda atrás toda la estela de pueblos que la rodean. El más conocido tal vez sea Mojácar, un pueblito de casas blancas y arquitectura mudéjar que conserva, como pocos, el auténtico tipismo andalusí. Situado a 90 kilómetros de la capital provincial, justo a los pies de la sierra de Cabrera, en Mojácar se pueden visitar sus dos núcleos principales: el casco antiguo y la zona de playa. El primero se encuentra situado en el interior, y deslumbra a todo aquel que lo visita gracias a sus callecitas estrechas, sus balcones floridos y sus interminables huellas arqueológicas. El segundo núcleo, situado a pie de playa, es conocido coloquialmente como “Ibiza del Sur”, debido a la gran cantidad de urbanizaciones, hoteles, pubs y discotecas que alberga en su interior. El otro gran atractivo de este centro turístico radica en sus 17 kilómetros de playas cristalinas, con playa Macenas y playa del Lance a la cabeza.
3. Roquetas de Mar y castillo de Santa Ana
Si de pueblos va la cosa, entonces tampoco podemos perdernos a Roquetas de Mar y su imponente castillo de Santa Ana. Ubicado al suroeste de la provincia almeriense, a tan sólo 21 kilómetros de la capital, dicho municipio comprende no sólo el casco antiguo de Roquetas, sino también otros núcleos turísticos como Aguadulce, el Parador de las Hortichuelas o Las Marinas. Asimismo, su territorio incluye gran parte de la Reserva Natural de Punta Entinas-Sabinar, un sistema de dunas, playas y charcos poseedor de una extraordinaria riqueza biológica.
Ahora bien, si Roquetas de Mar destaca en la actualidad es gracias a su intensiva actividad turística, focalizada en algunos de sus principales reclamos monumentales ―como el castillo de Santa Ana o el faro del Sabinar―, así como en su paseo marítimo repleto de bares y restaurantes. También resultan atractivas sus numerosas playas ―como la playa de Aguadulce, la Romanilla o La Bajadilla―, poseedoras, en su mayoría, de la codiciada bandera azul que otorga la Unión Europea. Y si lo que buscamos es un ocio más activo, entonces no podemos perdernos sus dos parques acuáticos―MarioPark y Aquavera―, o el impresionante acuario de Roquetas.
4. Níjar
Si nos gusta el contraste playa-montaña, entonces podemos adentrarnos en el interior de la provincia almeriense y buscar su cuarto municipio más poblado, el de Níjar. El mismo compone parte del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, un espacio de altísima riqueza geológica declarado Geoparque por la Unesco en 1999.
La capital del municipio, también llamada Níjar, se encuentra situada a tan sólo 30 kilómetros al noreste de la capital provincial, justo en las faldas de la sierra de la Alhamilla. A propósito, los amantes de la literatura sonreirán al conocer que este es el escenario en el que transcurre Bodas de Sangre, una de las obras de teatro más célebres de Federico García Lorca. El pueblito de Níjar, un cúmulo de casitas blancas apiñadas en la ladera montañosa, brilla con luz propia entre el verde de las numerosas huertas que lo rodean. Aquí se pueden visitar edificios de estilo mudéjar como la iglesia de Santa María de la Anunciación, del siglo XVI. También, playas de infarto como la de Mónsul, una de las más apreciadas del litoral almeriense. Asimismo, un simple paseo por el casco antiguo nos permitirá asomar la cabeza en los talleres artesanos y fabriles que aún resisten en él, herederos orgullosos del legado árabe recibido hace 500 años. La “jarapa”, un tejido grueso utilizado para la confección de alfombras, mantas y otros accesorios del hogar, es, sin lugar a duda, su tesoro más característico ―y un souvenir en toda regla―.
5. Carboneras
El otro gran municipio almeriense que conforma el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar es el de Carboneras, perteneciendo el 75% de su territorio a este espacio protegido. Con 15 kilómetros de playas, en su mayoría vírgenes, y un sinfín de huellas arqueológicas en su haber, dicho municipio merece una visita de al menos un día.
Su capital municipal, también llamada Carboneras, ha sido tradicionalmente conocida por los habitantes de Almería como “el pueblo”, debido tanto a su tradición pesquera, como al aspecto costumbrista que aún hoy conserva. Aquí podremos visitar tanto el Ayuntamiento, integrado en un casón de estilo indiano del siglo XIX, como el castillo de San Andrés, construido a finales del siglo XVI como baluarte contra los continuos ataques de piratas berberiscos. Asimismo, en su tranquilo paseo marítimo encontraremos bares y restaurantes donde pararnos a comer o tomar un helado con vistas a las variadas playas de Carboneras ―playa de los Cocones, playa de los Barquicos o playa de la Puntica―. Por cierto, enfrente de esta última hallamos, a unos cientos de metros mar adentro, la isla de San Andrés, un monumento natural de origen volcánico que, en la actualidad, hace las veces de refugio para aves marinas, como la patiamarilla; y de escenario de deportes acuáticos, como la vela o el esnórquel.
6. Desierto de Tabernas y Oasys MiniHollywood
A treinta kilómetros al norte de Almería capital, el escenario se torna verdaderamente sobrecogedor. Árido como pocos lugares de Europa, el Desierto de Tabernas despliega la inmensidad de su planicie yerma ante el visitante, atrayéndolo con su silencio enigmático y repeliéndolo por su aparente falta de vida. Es esta la paradoja del único desierto reconocido como tal en toda Europa: si bien su laberinto de ramblas secas, cárcavas prominentes y cuevas ocultas nos invita a pensar que allí nada pasa, lo cierto es que este escenario atesora cientos de historias que merecen ser contadas. Nos referimos, cómo no, a los tres poblados del Oeste que, desde su construcción como decorados de películas western en los años sesenta, no han dejado de atraer a cinéfilos (y no tan cinéfilos) de todo el mundo.
El Oasys MiniHollywood, hoy reconvertido en parque temático, es el que más trascendencia ha cobrado, debido a que aquí tuvo lugar el nacimiento de la Trilogía del dólar, de Sergio Leone. Hoy en día, este espacio ubicado en el kilómetro 464 de la carretera N-340 reúne tres interesantes reclamos: un poblado del oeste con espectáculos diarios, una reserva zoológica con más de 800 animales de 200 especies diferentes; y una zona acuática con piscinas y zonas de baño relajante.
7. Parque Natural Cabo de Gata-Níjar
Aunque ya hemos hablado de él antes, el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar merece un capítulo aparte. De naturaleza volcánica y ubicado en el extremo suroriental de la provincia almeriense, esta reserva marítimo-terrestre de 46.000 hectáreas de superficie, nos ofrece tanto que resulta difícil resumirlo en pocas palabras.
Su paisaje, a caballo entre el litoral y la montaña, conserva innumerables pueblitos cuyo tipismo andaluz ha permanecido intacto ―San Miguel de Cabo de Gata y San José son sólo dos buenos ejemplos―. También, torreones y fortalezas defensivas que se asoman al otrora peligroso mar Mediterráneo, como la fortificación de San Felipe, en Los Escullos; o la torre de la Vela Blanca, cerca del faro de Cabo de Gata.
También salpican la comarca varias decenas de pozos, norias y aljibes, heredados de la sabiduría árabe que, hace más de un milenio, supo aprovechar el agua y convertir un lugar tan adverso en habitable. Tampoco podemos olvidarnos de las playas vírgenes ―como la de Los Genoveses y la de Mónsul―, que suavizan el litoral y lo convierten en toda una aventura. Ni de los arrecifes que, al abrigo de la costa, yacen debajo del mar. Entre ellos, el arrecife de las Sirenas es el más famoso.
8. Cueva de Sorbas
En el centro oriental de la provincia de Almería también podemos visitar este paraje natural kárstico formado por cientos de dolinas y cuevas subterráneas, conocido por el nombre de Yesos de Sorbas. “Yesos” porque representa el mejor ejemplo de karstificación en yeso del territorio español, un material raro en comparación con la habitual roca caliza. “De Sorbas” porque se desarrolla dentro del término municipal de Sorbas, situado entre la sierra de los Filabres al oeste, y sierra Cabrera al este.
Declarado Paraje Natural en 1989, y Zona de Especial Protección para las Aves en 2002, este rincón árido de Almería nos ofrece 2.375 hectáreas de todo tipo de formaciones rocosas (estalactitas, estalagmitas, corales, columnas, perlas de caverna, etc.). Especial protagonismo cobran sus cuevas, entre las que destacan la cueva del Agua, por ser la más larga con 500 metros de longitud; y la cueva de Covadura, las más profunda, con 120 metros de tramo vertical.
Además, debemos saber que en el cercano pueblo de Sorbas ―situado a 53 kilómetros de Almería capital― podemos contratar los servicios de Cuevas de Sorbas Natur-Sport, una empresa especializada en todo tipo de rutas espeleológicas ―básica, técnica, didáctica― a través del Karst. La reserva previa de todas ellas resulta imprescindible.
9. Alpujarra Almeriense
Después de transitar por gran parte del lado oriental de la provincia de Almería, nos llega el turno de desplazarnos al extremo occidental, donde se levantan tanto la sierra de Gádor como Sierra Nevada. Es, precisamente, en las faldas de esta última donde se despliega toda una serie de pueblitos serranos conocidos, todos juntos, bajo el nombre de la Alpujarra almeriense.
Su puerta de entrada la encontramos en la localidad de Alhamilla de Almería, famosa por la presencia del Balneario San Nicolás, de aguas minero-medicinales. A partir de aquí podremos seguir la carretera A-348 en dirección Granada, la cual bordea las estribaciones de Sierra Nevada mientras atraviesa hasta 22 poblaciones profundamente ligadas a la herencia morisca de antaño. De esta manera, podremos conocer los famosos Canales de Padules, una serie de pozas acuáticas excavadas en el cauce del río Andarax. También visitaremos el Aljibe-Lavadero de origen árabe de la localidad de Almócita, uno de los más antiguos de la comarca. En Laujar de Andarax, corazón de las Alpujarras almerienses, admiraremos la bella iglesia de la Encarnación, de marcado estilo mudéjar. Y si se nos abre el apetito, en La Fabriquilla podremos degustar la joya de la gastronomía local, el plato alpujarreño.
10. La Geoda de Pulpí, una joya de la naturaleza
Descubierta en 1999 dentro de la Mina Rica de la localidad almeriense de Pulpí, es la geoda mineral más grande de Europa y la de mayores dimensiones de todo el mundo abierta al público. Está situada a 60 metros de profundidad, tiene unos ocho metros de longitud por dos metros de altura y está recubierta de grandes e impresionantes cristales de yeso. La transparencia y estado de conservación de la Geoda de Pulpí, también conocida como geoda de Pilar de Jaravía, la convierten en una joya natural, un fenómeno único a nivel mundial según la opinión de los expertos. Además de esta geoda gigante, la Mina Rica de Pulpí, ubicada en la Sierra del Aguilón, alberga otros elementos de interés desde el punto de vista de la mineralogía: plegamientos, milonitas, superficies de falla y otras geodas de diverso tamaño, como la Geoda Partida o la Geoda de Colas de Golondrina. La visita guiada a la Geoda de Pulpí permite también contemplar las galerías principales de la Mina Rica. La entrada general cuesta 22 euros.
11. Los pueblos de Vélez-Blanco y Vélez-Rubio
Estos dos bonitos pueblos blancos del noroeste de la provincia de Almerí, Vélez-Blanco y Vélez-Rubio, son las localidades principales de la singular Comarca de los Vélez.
Vélez Blanco es una maravilla, con su emblemático castillo de los Fajardo en lo alto, un castillo-palacio que perteneció en su día al Marqués de los Vélez y de cuyo diseño se encargaron artistas y escultores italianos. La pena es que el Patio de Honor del castillo, decorado con mármol de Macael, se encuentra, tras su venta en 1904, en el Museo Metropolitano de Arte (MET) de Nueva York. A los pies del castillo se encuentra el barrio de la Morería, la parte más antigua del pueblo y donde vivía la población musulmana hasta 1570. También merece la pena contemplar la Iglesia de la Magdalena, la bonita Fuente Caños de Caravaca, del siglo XVIII, la iglesia de Santiago Apóstol, la Casa de los Arcos o el Convento de San Luis. Aquí se encuentra la Cueva de los Letreros, donde está el célebre indalo, una pintura rupestre que representa una figura humana y que se ha convertido en símbolo de la provincia de Almería.
Menos vistoso que Vélez Blanco, Vélez Rubio es también un pueblo con mucho encanto que cuenta con un bonito casco histórico jalonado de edificios barrocos, como la Iglesia de la Encarnación, con sus dos grandes torres de ladrillo, o el Museo Comarcal de Arqueología Miguel Guirao, donde se exponen importantes piezas de la Prehistoria y de la épocas romana y árabe. En el Cerro de Castellón, se conservan aún restos de la antigua alcazaba, donde, al parecer, residió Boabdil, el último rey nazarí de Granada.
12. Sierra de los Filabres, naturaleza e historia
Este macizo montañoso, situado en el oeste de la provincia de Almería, es un territorio muy valioso por su patrimonio cultural y natural, ya que cuenta con yacimientos prehistóricos, restos de acueductos romanos y alcazabas árabes, además de bonitos y pequeños pueblos de casitas blancas y calles empinadas como Olula de Castro, Albánchez o Castro de Filabres. En Gérgal, se halla el Observatorio Astronómico de Calar Alto, el más grande de Europa. La naturaleza brinda en la sierra de los Filabres senderos magníficos para la práctica del senderismo.
13. Las playas más célebres de Almería
Con más de 200 kilómetros de playas, desde Adra hasta Pulpí, la costa de Almería es un destino muy atractivo para darse un buen baño en el Mediterráneo. A continuación, destacamos algunas de sus playas más célebres:
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Playa de los Muertos
Al sur de Carboneras, siguiendo durante seis kilómetros la carretera AL-5106, podemos descubrir uno de los tesoros naturales más preciados no sólo del municipio, sino de toda España. La Playa de los Muertos, valorada en numerosas ocasiones por los medios de comunicación como una de las más bonitas del país, es un rincón de arenas blancas y aguas cristalinas, cuyo emplazamiento aislado al pie de unos acantilados le permiten conservar su aire virgen. Desde el aparcamiento más cercano parten hasta tres senderos ―de dificultades distintas―, a través de los cuales alcanzaremos la playa en cuestión de minutos.
Muy cerca de aquí también encontramos reclamos monumentales tan interesantes como el castillo de Mesa Roldán, un fortín datado del siglo XVIII que durante la edad de oro de la piratería estaba considerado altamente peligroso por las autoridades. Declarado como Bien de Interés Cultural (BIC) en 1949, hoy sus ruinas se encuentran acompañadas por el faro de Mesa Roldán, una edificación blanca de 1875 que vino a terminar con las tradicionales hogueras.
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Playa de Mónsul
Es una de las más valoradas y célebres de la provincia. La playa de Mónsul se encuentra en el parque natural Cabo de Gata-Níjar, a pocos kilómetros de San José, y una de sus señas de identidad es la gigantesca roca que se encuentra en medio de la arena, en medio de formaciones geológicas de formas caprichosas.
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Playa de los Genoveses
La playa de los Genoveses se encuentra dentro de una bahía completamente virgen que se halla muy cerca de la playa de Mónsul. Ofrece unas vistas impresionantes hacia el morrón de los Genoveses, un promontorio volcánico al que se puede subir y, desde allí, contemplar los bonitos paisajes del parque natural.
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Playa de las Negras
Es una encantadora playa familiar que cuenta con todo tipo de servicios e instalaciones, como duchas, equipos de salvamento, aparcamiento, etc., por lo que es muy atractiva para ir con niños. Desde esta playa salen ferris hacia la aislada cala de San Pedro, a la que también se puede llegar andando en un trayecto de una hora aproximadamente.
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Cala de Enmedio
Es una de las playas más bonitas de la costa de Almería. La Cala de Enmedio tiene apenas 150 metros de longitud y se halla muy cerca de Agua Amarga. Lo más interesante de este lugar son sus dunas fosilizadas, unas formaciones geológicas de color blanco que contrastan con el azul turquesa del agua y que forman lenguas de piedra y pozas naturales de agua traslúcida. “The New York Times” la ha incluido entre las mejores playas del Mediterráneo.
14. Laujar de Andarax, el pueblo de las 16 fuentes
Situado en la Alpujarra almeriense, este bonito e histórico municipio de 1.500 habitantes es el resultado de la fusión de dos núcleos de población: El Auxor y El Hizam. Merece la pena visitar su casco histórico, ya que cuenta con numerosos monumentos, desde la iglesia de la Encarnación, un edificio del siglo XVII de estilo mudéjar en el exterior y barroco en el interior, hasta el Puente de los Moros, un acueducto de época musulmana aún en uso que consta de tres arcos de diferente tamaño. También tienen interés el convento de San Pascual Bailón, del XVII, que se halla prácticamente en ruinas, y los restos de lo que fue la Alcazaba árabe, que se encuentra en la parte alta del municipio. Por último, conviene visitar la ermita de la Virgen de la Salud, la casa señorial de la familia Moya y la Casa del Vicario. Una nota curiosa: Laujar de Andarax tiene en la actualidad 16 fuentes públicas o pilares, algunas de ellas construidas en el siglo XVII, y fue la última capital de Al-Andalus. En su entorno, se encuentran las abandonadas Minas de Martos que en otro tiempo aportaron la principal fuente de riqueza de la zona: el plomo.
15. Adra, playas, arte y una reserva natural
Con 25.000 habitantes, Adra es la quinta ciudad más poblada de la provincia de Almería. Se encuentra en las estribaciones de la sierra de la Contraviesa y cuenta con 20 kilómetros de costa, con excelentes playas y la Reserva Natural de Las Albuferas de Adra, lugar de gran interés por la cantidad de aves acuáticas que la visitan. Aunque su origen data del siglo VIII a.C., Adra es hoy una ciudad moderna que ha sabido conservar su patrimonio monumental, como su iglesia parroquial, algunas viviendas señoriales del siglo XVIII o la interesante Torre de los Perdigones, un ejemplo de la arquitectura industrial del siglo XIX. Está a 53 kilómetros de dsitancia de Almería.
16. Agua Amarga, un pueblo blanco y encantador
Un conjunto de casitas blancas se agolpa junto a una playa bañada por el azul del Mediterráneo. Estamos en la población de Agua Amarga, una de las localidades más encantadoras del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. En este rinconcito de Almería se intuye su pasado como villa de pescadores aunque hoy en día las tiendas con toque “boho chic” también sean frecuentes.
La estampa natural de Agua Amarga, rodeada de colinas, no engaña en cuanto a la atmósfera tranquila y pausada que brinda casi todo el año. Es un placer recorrer sus callejuelas que inevitablemente terminan en una preciosa playa de arena blanca muy concurrida en verano. Quienes busquen un poco más de privacidad tendrán que desplazarse caminando hasta la cala de Enmedio, que muestra un mayor aspecto salvaje, con dunas fosilizadas y rocas junto a la orilla.
17. Canales de Padules
Una de las excursiones más agradable de Almería es la que conduce a los llamados Canales de Padules, en la que te introduces en una de las zonas más frondosas de la provincia. Estos canales, situados al sur del pueblo de Padules, han surgido en el cauce del río Andarax entre Sierra Nevada y Sierra de Gádor.
Lo más aconsejable es recorrerlos con calma, son sólo unos 2 kilómetros, e ir disfrutando a tu paso con la flora y la fauna de este Monumento Natural. Como hay bastante riesgo de que te mojes, no olvides llevar pantalón corto y algún calzado que no resbale. Existen lugares con mucho encanto en la ruta, como el Molino de la Abuela, donde sentarte a tomar un bocata para recuperar fuerzas. Pero no sólo se puede hacer senderismo “acuático” sino que también hay zonas donde poner a prueba tu habilidad con la escalada.
18. Arrecife de las Sirenas
El arrecife de las Sirenas, situado junto al faro de cabo de Gata, tiene un efecto hipnotizante cuando se observa desde el mirador. Ver cómo el mar golpea con fuerza las rocas sobresalientes salpicando espuma tiene un efecto relajante y terapéutico. Estas formaciones rocosas son antiguas chimeneas volcánicas, lava solidificada de perfiles curiosos que antaño confundían los marineros con supuestas sirenas. No eran estas criaturas mitológicas sino focas monje que habitaban en el lugar.
Una vez que hayas tomado fotos desde el mirador, anímate a bajar caminando por un sendero pegado a la costa hasta la playa que está justo enfrente del arrecife. Es una cala pequeña, de aguas cristalinas, idónea para practicar esnórquel o para pasar un rato en remojo. Como el arrecife de las Sirenas está muy cerca de la playa Cabo de Gata, lo idóneo es continuar la jornada en esta franja repleta de chiringuitos y buenos restaurantes.
19. Lucainena de las Torres
Incluido dentro de la Asociación de “Los pueblos más bonitos de España”, tiene de qué presumir. Esta población pequeña y de casas blancas desprende alegría en sus calles jalonadas de flores. Sus apenas 500 habitantes gozan de la calma y del entorno natural de la comarca de Los Filabres-Tabernas mientras mantienen vivas sus tradiciones. En una visita a Lucainena de las Torres hay dos visitas imprescindibles: su iglesia parroquial del siglo XVIII y el coto minero. Y, por supuesto, también hay que probar uno de sus platos tradicionales: los gurullos de conejo.
Esperamos que disfrute de tu visita una provincia, que al igual que Málaga, Huelva o Cádiz, te sorprenderá por su infinita cantidad de atractivos en los que perderse.
20. Almócita
Entre las cumbres de Sierra Nevada y la Sierra de Gádor, este pueblo preserva en su urbanismo la fisonomía medieval de los tiempos islámicos. El entramado de casitas blancas, uno de los mejor conservados de la provincia de Almería, también esconde los restos de la judería, que se situaba en el parte baja de la localidad.
Entre los monumentos más valiosos de Almócita está su iglesia parroquial de estilo mudéjar, que preserva en muy buen estado su basamento. Por otro lado, conviene saber que el término municipal forma parte del Parque Nacional de Sierra Nevada. En este sentido, numerosas rutas senderistas recorren el entorno natural del pueblo, regalando panorámicas impagables.
21. Valle del Almanzora
Junto al río Almanzora que da nombre a este valle y que recorre buena parte del interior de la provincia de Almería ha proliferado un puñado de pueblos. Todos ellos unidos por la histórica producción de mármol y por la abundancia de almendros, naranjos y huertos en su entorno rural.
Minería y agricultura van de la mano en la mayor parte de los pueblos del Valle del Almanzora, entre los que destacan algunos tan monumentales y paisajísticos como Serón y su castillo, Cobdar, Líjar, Cantoria, Albox, Arboleas, Chercos Viejo (con sus casas, que se descuelgan por una ladera casi vertical), Oria y Purchena.
22. La Isleta del Moro
Pese a su nombre, esta localidad no se encuentra en una isla, sino sobre una península integrada en el Parque Natural del Cabo de Gata. Eso sí, frente a ella se encuentra el islote del Moro Arráez, que da sentido a la nomenclatura del pueblo. Éste ha mantenido a lo largo del tiempo su fisonomía marinera, con su puerto de pescadores y las callejuelas flanqueadas por casitas de fachadas blanqueadas con cal.
La Isleta del Moro es un buen lugar en el que probar la gastronomía típica de Almería, sobre todo la basada en los sabores del mar. Por ejemplo en el restaurante La Ola. Después siempre es agradable un baño en las aguas transparentes que bañan las playas de la localidad: Los Arcos y El Peñón Blanco.