En el municipio costero de Roquetas de Mar, a tan sólo 21 kilómetros de Almería, podemos visitar el castillo de Santa Ana —también conocido como castillo de Las Roquetas—, una fortaleza defensiva de principios del siglo XVI, en torno a la cual se configuró el actual asentamiento urbano. Inicialmente construido con el objetivo de proteger la costa de los continuos ataques de pi ratas berberiscos, a principios del siglo XXI el castillo de Santa Ana abandona para siempre su faceta militar y abre sus puertas como museo artístico y etnográfico.
Objeto de exposiciones pictóricas y fotográficas, conciertos de música en directo y demás celebraciones culturales durante todo el año, a día de hoy este monumento histórico también compone, junto al Teatro Auditorio y al Faro de Roquetas, el conocido como “triángulo cultural”. No es de extrañar, si tenemos en cuenta que en 1985 la Unesco lo reconoció como Bien de Interés Cultural.
Si quieres conocer más acerca de la historia pasada y del museo actual que posee el castillo de Santa Ana, te invitamos a seguir leyendo.
- El origen del castillo de Las Roquetas
- Castillo de Santa Ana en Roquetas de Mar
- Un paseo por el interior de su museo
El origen del castillo de Las Roquetas de Almería
Si bien sabemos que el rey nazarí de Granada Yusuf I ya había levantado una torre en el mismo solar a principios del siglo XIV, lo cierto es que la edificación del castillo de Santa Ana no tuvo lugar hasta la iniciativa cristiana de 1501. Con una duración cercana a los 20 años, la construcción de esta fortaleza tuvo por objeto repeler los continuos ataques de piratas turcos, muy interesados en la producción de sal que se venía realizando en esta parte del litoral almeriense. De hecho, tal fue el valor estratégico que cobró su emplazamiento que los reyes españoles del siglo XVI no dudaron en financiar las ampliaciones pertinentes de esta fortaleza.
Desgraciadamente, con la entrada del siglo XVII el castillo conoció el inicio de su ocaso. La mala situación financiera de la Corona española, sumada a la interminable retahíla de ataques piratas, terminó por condenar a la fortaleza a un deterioro crónico. Como solución temporal la Corona llegó a contraer compromisos privados con familias adineradas de la zona. Es el caso de la familia De los Castro, una estirpe andaluza de tradición militar, comprometida con la reparación y ampliación del castillo a cambio de la concesión futura de un título nobiliario. Con ellos al frente durante los siglos XVII y XVIII se construiría, por ejemplo, el baluarte de artillería —la única parte del castillo que hoy todavía subsiste—.
Sin embargo, en 1804 la población de Roquetas de Mar sufrirá un dramático terremoto, cuyos efectos sobre el castillo resultarán insalvables. Así, durante todo el siglo XIX y parte del XX, la fortaleza caerá en el olvido, pasando a convertirse en las ruinas de un pasado lejano.
Castillo de Santa Ana en Roquetas de Mar
Hoy en día, el castillo de Santa Ana nos recibe instalado en el centro del pueblo, justo a los pies de la playa de la Bajadilla. Lo flanquean, como fieles compañeros, el anfiteatro de Roquetas de Mar –un teatro al aire libre con una capacidad para 400 personas–, y el Faro –un edificio construido en 1863, que actualmente también se acoge actividades culturales–.
Tal y como avanzábamos al inicio, lo que hoy conocemos como castillo de Santa Ana no es más que el baluarte de artillería, una pequeña parte del antiguo conjunto defensivo –hoy desaparecido–. El mismo está restaurado prácticamente en su totalidad, siguiendo los planos originales del siglo XVII. Su planta cuadrangular, sus robustos muros de mampostería, o las réplicas de cañón a su entrada, transportan al visitante a una época lejana en la cual los habitantes buscaban cobijo en el castillo. Sin embargo, lo mejor queda dentro del edificio.
Un paseo por el interior de su museo
Con la llegada del turismo a partir de los años sesenta, Roquetas de Mar comienza a recuperar su memoria histórica a través del legado arqueológico aún existente. En 1968 el Ayuntamiento pide la cesión gratuita del castillo al estado español; y en 1997 da inicio a unas obras de reconstrucción que en 2003 resultan en la apertura del monumento reconvertido en museo de arte. Hoy en día, este es uno de los museos andaluces del municipio roquetero mejor valorados, con gran afluencia de turistas durante todo el año.
Su interior está distribuido en tres áreas: la primera planta, la segunda planta y el patio. En la primera planta, además de poder acceder al baluarte de artillería, se puede visitar la exposición permanente que acoge el castillo desde su inauguración en 2003. Se trata de la obra fotográfica ‘Fragmentos de una vida que pasa’, perteneciente al fotógrafo almeriense Jesús de Perceval. Este autor, inscrito dentro del movimiento artístico llamado “indaliano”, aporta con sus fotografías una visión genuina del ambiente social de Roquetas de Mar durante las décadas de los 40 y 50 del siglo pasado. También, se pueden contemplar una serie de enseres y herramientas de trabajo cedidas por la familia del fotógrafo, las cuales nos permiten acercarnos un poco más a su peculiar mirada.
Dicha planta también exhibe donaciones pertenecientes a diversos artistas —tanto nacionales e internacionales—, entre los que destacan Carmen Pinteño, Julio Visconti, Garren y Ouka Leele. Y también acoge ‘Desastres de la Guerra’, una célebre colección de 82 aguafuertes realizados por Francisco de Goya, con la vista puesta en los sucesos acontecidos durante la Guerra de la Independencia Española de 1808.
Por su parte, la segunda planta nos permite acceder al torreón, cuyo interior exhibe una exposición de maquetas navales realmente amplia y minuciosa. También, desde el torreón se puede obtener una de las mejores vistas del municipio, e incluso del Cabo de Gata.
Finalmente, en el patio del castillo —también llamado Atrio—, el turista puede visitar el centro de interpretación, dos salas destinadas a exposiciones temporales y una sala de proyecciones destinada a la celebración de distintos actos institucionales.