Popularmente conocida como Plaza Vieja —por ser la más antigua de la ciudad—, la plaza de la Constitución representa, desde hace siglos, el centro social, político y administrativo de Almería. Ubicada al noreste del casco antiguo, a los pies del cerro de San Cristóbal, la Plaza Mayor almeriense es, a menudo, utilizada como punto de partida a la hora de realizar el ascenso a la espectacular Alcazaba, el monumento histórico más célebre de Almería.
Sus varios frentes, protegidos por palmeras y repletos de soportales, acogen edificios tan importantes como el del Ayuntamiento, el del Centro de Interpretación Patrimonial de Almería, o el de la Oficina de Información y Turismo. También, en el centro de la plaza podemos presenciar el monumento a los Mártires de la Libertad, uno de los monumentos conmemorativos más identitarios de Almería. Y, como no podía ser de otra forma, los restaurantes y bares de tapas no faltan a la cita. Si quieres conocer más acerca de esta emblemática plaza, te proponemos seguir leyendo.
- Orígenes de la plaza de la Constitución de Almería
- En la plaza del Ayuntamiento de Almería
- Restaurantes y bares en la Plaza Vieja
Orígenes de la plaza de la Constitución de Almería
La historia de la Plaza Vieja se remonta a hace aproximadamente mil años, cuando el califa omeya Abderramán III vio en aquel poblado primitivo que era Almería un enclave altamente estratégico. Amurallada la zona y construida la Alcazaba —un conjunto monumental de carácter militar—, el solar de la Plaza Vieja comenzó a cobrar importancia gracias al cruce casual de dos calles principales: la que iba desde la Mezquita Mayor hasta la puerta de Purchena (oeste-este), y la que descendía desde el confín septentrional de la medina hasta el puerto. Rápidamente, aquí se estableció el zoco, con la confluencia diaria de casas de baño y fondas, instituciones locales y mercadillos al aire libre. Asimismo, dicha plaza se hizo famosa por acoger los famosos Juegos de Cañas, un juego militar de origen árabe consistente en la simulación de acciones bélicas, que los cristianos continuaron celebrando una vez reconquistada Almería en 1489.
Durante los siguientes cinco siglos, la Plaza Vieja se convertirá en la Plaza Mayor de Almería, conociendo tantos usos distintos como denominaciones. El traslado del Ayuntamiento vendrá acompañado de la celebración regular de diferentes eventos sociales: procesiones religiosas y desfiles militares, grandes mercados y corridas de toros… Sólo a partir de 1812, año de la proclamación de la primera constitución propiamente española —la ‘Pepa’—, la Plaza Vieja se someterá a importantes remodelaciones —obra del arquitecto almeriense Trinidad Cuartara–, tales como la construcción de sus actuales soportales y la elevación de la altura de sus casas anejas. A este respecto, cabe mencionar, a modo de curiosidad histórica, cuán cotizados estaban aquellos primeros balcones entre las élites de Almería.
En la plaza del Ayuntamiento de Almería
Hoy en día, esta recoleta plaza cuenta con varias entradas, siendo la de la calle Marín la más importante. Nos reciben sus hileras de árboles —principalmente ficus—, concéntricas a la plaza, así como sus dispersas palmeras. Por su parte, el estilo armonizado de sus edificios y el carácter cerrado de la plaza, nos recuerdan el característico aire de las plazas mayores castellanas.
Su principal protagonista lo encontramos en el frente oeste, en el edificio de finales del siglo XIX perteneciente al Ayuntamiento de la ciudad. También obra del arquitecto Trinidad Cuartara, su estilo es ecléctico, y su estructura consta de tres grandes cuerpos entre los que destaca la alta torre central. Y si aguzamos la vista, en ella podremos apreciar tres detalles: el escudo de Almería, un pendón original perteneciente a los Reyes católicos, y un reloj que interpreta, cada hora, la melodía del Fandanguillo de Almería, todo un símbolo local. Por su parte, unas obras recientes acometidas en el edificio revelaron el acceso a los Refugios subterráneos de Almería, una estructura defensiva construida a raíz de los masivos bombardeos que sufrió Almería durante la Guerra Civil por parte de franquistas y nazis.
Asimismo, presidiendo el centro de la plaza, encontramos el mencionado Monumento a los Mártires de la Libertad —popularmente conocido como el “Pingurucho”—. Se trata de una imponente columna de mármol blanco coronada por una esfera con pinchos que simboliza el sol. El mismo nos recuerda el fusilamiento de aquellos soldados liberales que llegaron a las playas de Almería en 1824, a fin de frenar el recién reinstaurado absolutismo del rey Fernando VII. Como curiosidad, debido a que aquellos hombres vestían casacas rojas, hoy algunos todavía se refieren a esta columna como el “Monumento a los Coloraos”. También cabe recordar que el monumento actual es sólo una réplica, originada tras la destrucción del original durante la visita del dictador Franco a Almería en 1943.
Por último, la fachada norte de la plaza acoge, desde 2014, el Centro de Interpretación Patrimonial de Almería (CIP), un curioso museo histórico cuyo objeto principal abarca toda la historia conocida de Almería. Así, mientras la primera planta cubre la época musulmana, la segunda se encarga de reseñar, mediante documentos y piezas arqueológicas, la posterior dominación cristiana. Por último, en la segunda planta también se dedica un pequeño espacio a la Almería del presente.
Restaurantes y bares en la Plaza Vieja de Almería
Una ventaja de la Plaza Vieja es que, a pesar de su situación céntrica, goza de gran tranquilidad durante la mayor parte del día. Por eso, acudir a alguno de los restaurantes alojados en sus soportales puede ser una manera excelente de desconectar y disfrutar de la verdadera gastronomía almeriense. Por ejemplo, en la fachada norte de la plaza podemos encontrar La Tahona, una tapería que lleva tiempo cosechando premios en los numerosos certámenes de tapas que acoge Almería. Además, un punto a destacar es que ofrecen su propia cerveza artesanal, con un sutil toque cítrico a mandarina.
En el lado opuesto de la plaza nos encontramos con un pedacito del País Vasco llamado Joseba Añorga Taberna, un restaurante tradicional con vocación gourmet, cuya carta va desde una clásica chuletada a un exótico tataki de vieira con hummus de alubias.
Y pegado a este último se encuentra la Vinatería Plaza Vieja, un lugar que destaca, sobre todo, por su estilo ecléctico, a caballo entre lo tradicional y lo moderno. En resumidas cuentas, cocina creativa disponible en distintos grados de elaboración, desde un picoteo mañanero hasta platos más contundentes, como el de pescado en escabeche con miel de azahar. Además, su amplia bodega alberga hasta 40 denominaciones de origen protegidas de toda España.