Todo el mundo ha oído hablar de Vera y de sus increíbles playas que fueron el refugio de muchos extranjeros y españoles en los años 70 cuando descubrieron la inexpugnable belleza de Almería. Sin embargo, el corazón de ese alma más salvaje también esconde algunos rincones secretos que hay que explorar.
- La antigua historia de Vera y su contexto natural
- El increíble conjunto histórico de Vera
- Otros puntos de interés que no puedes perderte
- Las mejores playas de Vera para disfrutar del mar
- Dónde comer los mejores platos en Vera
La antigua historia de Vera y su contexto natural
Se tienen noticias desde antiguo de asentamientos en la zona de Vera vinculados siempre con el Mediterráneo y su salida al mar. Sin embargo, es a partir del 711, con la invasión de los musulmanes, cuando la localidad de Bayra, construida sobre una zona elevada llamada Espíritu Santo, empieza a adquirir peso y se incorpora al Califato de Córdoba.
Fue en estos siglos cuando se construyeron la mayoría de las infraestructuras agrícolas que han marcado el desarrollo de Vera, como la red de acequias para aprovechar el río Aguas.
Vera es tomada de nuevo por el rey Fernando el Católico en 1488, en su avance hacia el Reino de Granada, y ubica en esta zona un campamento cristiano donde venían a prestar juramento los alcaldes de los pueblos de alrededor.
Como el resto de Almería, Vera experimentó un auge económico con la explotación minera pero tuvo que buscar una alternativa en el turismo y la agricultura cuando el sector entró en crisis.
El increíble conjunto histórico de Vera
Hay que tener en cuenta que en 1518 un terrible terremoto asoló parte de la ciudad de Vera, que se tuvo que reconstruir un poco más abajo del alto del Espíritu Santo. De hecho, la iglesia de la Encarnación es de esa época y demuestra la fuerza que tenía entonces el pueblo para levantar de nuevo esas torres desde el inicio.
Este templo es uno de los principales monumentos de Vera y fue construido casi como una fortaleza, en estilo gótico mudéjar, donde los habitantes se refugiaban en caso de peligro. En su interior se encuentra la talla de la Virgen de la Encarnación, la patrona de la ciudad, y un retablo que merece mucho la pena verlo.
Tampoco podemos perdernos el Castillo de Vera o el de los Fajardo, como se le conoce en el pueblo. Aunque se encuentra en ruinas, su historia nos lleva hasta la poderosa familia de los Fajardo que en el siglo XVI levantó esta fortaleza medieval para proteger a Vera del ataque de los piratas tan habituales en estas costas. Aún se puede ver parte de sus muros originales y de las torres.
En un paseo por algunas de las calles principales de este municipio aún se disfruta de las fachadas de algunas casas palaciegas, la fuente de los cuatro caños y la Plaza Mayor, que es el corazón de Vera, y uno de los lugares más animados a cualquier hora del día.
Una buena visita para entender cómo ha sido la vida en Vera es recorrer su museo, que abarca desde la prehistoria hasta la época contemporánea, con piezas relacionadas con las tradiciones de esta parte de Almería.
Otros puntos de interés que no puedes perderte
Pero Vera no sólo es famosa por sus playas o su centro histórico sino también por la increíble naturaleza que la rodea. Entre los tesoros que esconde este municipio están las Yeguas del Mar, que es una zona de dunas naturales cerca de la playa donde poder sacar algunas de las fotografías más espectaculares de la visita.
Si lo que buscamos es relajarnos después de hacer algunas de las rutas que rodean a Vera, podemos optar por visitar los Baños de la Encina, muy cerca del municipio, y que es un balneario natural con unas aguas termales con propiedades terapéuticas muy conocidas en los alrededores.
Si lo que queremos es disfrutar del sonido del mar, el Paseo Marítimo de Vera puede convertirse en nuestro lugar preferido puesto que a las vistas sobre el Mediterráneao se suma una actividad de restauración muy animada para cenar o tomar algo después de un bonito paseo.
Las mejores playas de Vera para disfrutar del mar
La zona de baño más conocida en el pueblo es la que lleva el mismo nombre de Vera. Son seis kilómetros de una arena dorada bañadas por unas tranquilas aguas que son perfectas para cualquier tipo de visitantes. Además, al estar cerca del pueblo, cuenta con todos los servicios que podamos necesitar.
Si buscamos algo más natural y menos masificado, podemos acudir a Puerto Rey, una gran extensión de arena que cuenta con varios chiringuitos y menos bañistas. Sus aguas son poco profundas por lo que es perfecto para ir con niños o practicar algún deporte. O también a la playa de Las Marinas, un poco más pequeña que el resto pero accesible para todos los bañistas.
Otro de los lugares más conocidos de Vera es El Playazo, una playa naturista en el oeste del pueblo de más de dos kilómetros, con una arena dorada y rodeada de naturaleza. Fue uno de los primeros lugares reconocidos para este tipo de turistas.
Más alejados del pueblo podemos llegar hasta la famosa playa de Los Nardos, que está considerada una de las más vírgenes de la zona, y que es ideal para quienes quieren disfrutar de la costa almeriense en estado puro.
Dónde comer los mejores platos en Vera
Son muchos los lugares cerca de la playa y en el centro histórico de Vera donde podemos probar las mejores tapas y los platos típicos. Aunque no siempre resulta fácil encontrar un lugar tradicional donde comer, por ejemplo, un cocido con pelotas o unos gurullos con conejo, sí que hay muchos sitios donde disfrutar de un buen arroz o de un pescado a la brasa.
De entre la amplia oferta destacamos el chiringuito La Caracola, justo en la orilla del mar, donde poder comer pescado a la brasa, rebozado y frito. También sirven ricas paellas.
En un estilo parecido encontramos la freiduría Bar Rosado, donde las berenjenas con miel nos recuerdan la tradición árabe, pero también están ricos sus gambones o el pulpo.
Y si queremos algo más formal, podemos pasarnos por el restaurante Juan Moreno, donde el producto local asume una presentación más formal y con variaciones muy interesantes.