Separados por apenas 6 kilómetros de distancia, los pueblos de Vélez-Blanco y Vélez-Rubio, en Almería, comparten un pasado histórico de inexpugnables fortalezas musulmanas, casas señoriales y yacimientos arqueológicos con más de 30.000 años de antigüedad.
- Qué ver en Vélez-Rubio
- Qué ver en Vélez-Blanco
- Parque Natural de Sierra María-Los Vélez
- Restaurantes y gastronomía en la comarca de los Vélez
- Dónde dormir en la provincia de Almería
Qué ver en Vélez-Rubio
A 10 minutos en coche de la frontera con Murcia, se encuentra el pintoresco pueblo de Vélez-Rubio. Un lugar enmarcado entre pliegues montañosos y cerros custodiados por antiguas fortalezas musulmanas. Aunque los primeros pobladores vivieron en la zona hace más de 30.000 años (un dato que sabemos gracias a las hachas y puntas de flecha encontradas), no fue hasta el siglo XV cuando árabes y cristianos se establecieron en lo que hoy se conoce como barrio El Fatín, el núcleo más antiguo de Vélez-Rubio.
Antiguamente, en el siglo IX, ya existía una fortaleza musulmana que dominaba toda la vega. Ésta pertenecía al Hisn (fortaleza rural) de Balish, como se conocía esa zona de la frontera durante la ocupación árabe. La muralla contaba con bastiones alrededor para evitar los ataques enemigos, muy frecuentes en esa época. Hoy, se encuentra derruida y apenas se pueden apreciar los cimientos de la torre Fuentealta y algunos muros.
A partir del siglo XVIII, el casco urbano se empezó a expandir, aunque se mantuvo una línea compacta de casas con arcadas y postigos a modo defensivo. Fuera de la zona de El Fatín, donde predominan los callejones estrechos e intrincados, se empezaron a levantar mansiones y casas señoriales, como la majestuosa Casa de los Arcos, de estilo neoclásico, o algunos cortijos. Si bien, las construcciones más importantes de la época fueron las religiosas. Entre ellas destacan la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, que muestra la transición entre el Barroco y el Neoclásico; y el convento de María Inmaculada, que fue el cuartel de las tropas francesas durante la Guerra de Independencia.
Paseando por el centro histórico se llega a la plaza del Rey, donde los últimos domingos de cada mes se celebra un animado mercadillo de artesanía y antigüedades. Además, todos los sábados desde 1804 tiene lugar el mercado tradicional donde se engalanan las calles, especialmente la Carrera del Mercado, con puestos de frutas y verduras.
Sin salir del centro de Vélez-Rubio, el Museo Arqueológico Miguel Guirao brinda a los visitantes la posibilidad de conocer la historia y cultura de la zona, además de descubrir los impresionantes restos arqueológicos encontrados en los yacimientos cercanos.
Qué ver en Vélez-Blanco
Al igual que ocurre en Vélez-Rubio, esta zona también fue habitada por grupos del Paleolítico y el Neolítico, aunque los primeros pobladores ibéricos datan del sigo VI a.C. Aquí establecieron sus villas los romanos y más tarde levantaron sus inexpugnables fortalezas los musulmanes, quienes, con su doble recinto de murallas, defendían las fronteras del Reino de Granada.
Tras la conquista cristiana, en 1503, los Reyes Católicos cedieron el territorio a Pedro Fajardo, adelantado de Murcia conocido como Marqués de los Vélez. Pronto lo convirtió en su bastión personal y mandó construir un castillo con funciones militares y aspecto palaciego. Como en aquella época no estaba permitido levantar nuevas fortalezas, el marqués argumentó que tan solo estaba rehabilitando la antigua alcazaba árabe, por lo que su castillo se construyó sobre los restos de la vieja fortaleza.
En el castillo de Vélez-Blanco residieron los Fajardo hasta casi finales del siglo XVII, cuando se acabó su línea de sucesión directa. A partir del siglo XVIII, el castillo comenzó a caer en decadencia y muchas de sus piezas fueron empleadas para otras construcciones, como la iglesia de Santiago. Tras la Guerra de Independencia y numerosos saqueos, los coleccionistas se interesaron en el valor de sus piezas y los propietarios de aquel momento se deshicieron de todo. Hoy, su patio renacentista puede verse en el Museo Metropolitano de Nueva York.
En el núcleo más antiguo del pueblo se sitúa el barrio de la Morería, un conjunto de casas de estilo medieval cercado por una gran muralla y custodiado por el majestuoso castillo de los Vélez, que se alza en lo alto del cerro.
Tras callejear por el centro de Vélez-Blanco y contemplar las hermosas fachadas de las viviendas palaciegas y el convento de San Luis, toca una visita a la cueva de los Letreros, cuyas pinturas rupestres se han convertido en el símbolo de Almería. Tanto en los Abrigos de Santonge como en la cueva de Ambrosio también se pueden admirar antiguas pinturas rupestres. En esta última, además, se encuentra uno de los yacimientos paleolíticos más importantes del sureste ibérico.
Parque Natural de Sierra María-Los Vélez
Este espacio natural protegido, repleto de pinos y encinas, hermosos paisajes y rutas de senderismo se encuentra a la entrada de Vélez-Rubio. Existen unas 8 rutas señalizadas, 5 de ellas en Vélez-Blanco, donde se encuentra el centro de visitantes.
Para disfrutar de las mejores vistas del parque natural recomendamos visitar los miradores de Collado de las Arenas y Puerto del Peral, ubicados en Vélez-Blanco.
Restaurantes y gastronomía en la comarca de los Vélez
La cocina de los Vélez y su comarca está marcada por la climatología y por los muchos vegetales de calidad cultivados en esta provincia. Así, por una lado abundan las preparaciones calóricas, muchas de ellas con carne de caza, legumbres, verduras, carne de cerdo o pescado. Como ejemplo, están las migas, los grullos (guiso caldoso con una pasta en forma de rombo), los potajes con garbanzos y/o acelgas, el potaje de trigo (versión local del puchero o cocido) y los roscos fritos.
Estos platos se pueden degustar en restaurantes como El Molino Casa Porchas, en Vélez Blanco, especializado en carnes a la brasa, también de caza, aparte de platos que aprovechan la generosa micología de la zona. En esa misma localidad, está el Mesón Antonia (Alquaisid, s/n), donde se puede saborear una cocina casera muy auténtica. Destacan las migas, pero también el cordero. Desde la terraza del local hay una magnífica panorámica del castillo de la localidad.
Por su parte, en Vélez Rubio se puede comer en locales como el Asador Espadín (Almez, 2) cuyas carnes de vacuno de calidad marcan la diferencia en la comarca (sobre todo el chuletón). Junto a ellas, en la carta hay platos que siempre triunfan, como las croquetas caseras y la ensalada de tomates marmande raf con anchoas.
Más informal es la propuesta de la Tapería Xiquena (Lago del Mesón, 8), basada en raciones, tapas, montaditos, piadinas, hamburguesas, burritos y croquetas. Un local ideal para familias pues se encuentra en el interior de un parque.
Por último, en el cercano pueblo de María está el restaurante El Panzas (Virgen de la Cabeza, 29), donde realizan una interesante fusión entre la gastronomía tradicional de los Vélez y los nuevos aires de la cocina creativa. Por las grandes dimensiones que tiene este local, es uno de los preferidos de los habitantes de la comarca para sus celebraciones particulares.
Dónde dormir en la provincia de Almería
Entre las opciones de alojamiento en la provincia de Almería destaca el Hotel Barceló Cabo de Gata, que se encuentra junto a ese espacio protegido, en primera línea de playa. Además, este hotel está inmerso en 4.000 metros cuadrados de jardines, en los que se distribuyen las cuatro piscinas exteriores. Sus 230 habitaciones tienen un diseño muy cuidado, con especial cuidado de la confortabilidad. También destacable es la gastronomía, con restaurantes tanto de exterior como interiores en los que se puede optar por la fórmula Todo Incluido. Por último, para relajarse está U-Spa, que tiene una completa carta de tratamientos y rituales.