Asturias es un paraíso para el barranquismo. Con una orografía repleta de montañas escarpadas y profundos valles, Asturias atrae cada a año a miles de personas que se lanzan en descensos de cañones o barrancos fluviales. Los hay para todos los gustos: desde barrancos accesibles para principiantes que quieren probar este deporte de aventura hasta descensos técnicos y exigentes físicamente, con saltos pronunciados que requieren de pericia, experiencia y buena forma física. Los mejores barrancos de Asturias se encuentran en el entorno de los Picos de Europa, sin duda uno de los parques naturales más impresionantes de España. En este post te contamos cuáles son los mejores lugares para hacer barranquismo en Asturias.

Barranco del Cares

La Ruta del Cares es una de las más populares en los Picos de Europa. Discurre entre los pueblos de Caín, en León; y Poncebos, en Asturias. El camino que la recorre, conocido como la Divina Garganta del Río Cares, es un estrechísimo desfiladero que corre en paralelo al río, ofreciendo vistas imponentes de las cimas de los Picos de Europa.

Este río, que bebe de varios arroyos que van regando un cauce común, ofrece varios puntos para la práctica del barranquismo a lo largo de sus 54 kilómetros, con dificultades variables que van desde los saltos para principiantes a descensos más técnicos que requieren de cierta experiencia.

Hoz del Rubó

La Hoz del Rubó es un barranco que se encuentra en la localidad asturiana de Trescares. Está considerado un barranco de iniciación, con una dificultad baja y accesible para principiantes, si bien cuenta con algunos puntos en los que los barranquistas más experimentados pueden encontrar desafíos más acordes con su exigencia. Está dividido en tres tramos, si bien el más habitual y popular es el tramo medio.

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Hacer barranquismo en Asturias, es uno de los mejores planes con amigos.

El desnivel total es modesto, de apenas unos 160 metros. Cuenta con instalaciones en buen estado y aguas limpias y claras que invitan a zambullirse en ellas. La Hoz del Rubó ofrece saltos continuos, lo que la convierte en una de las opciones más divertidas y concurridas para los amantes del barranquismo en Asturias. Su punto más famoso y espectacular es el Ojo de Gigante, una enorme poza con forma circular que presenta un llamativo color verde esmeralda.

La Molina

El barranco de La Molina está a unos 25 minutos de Cangas de Onís, en la localidad de Cabrales. Desde el pueblo de La Molina se recorre una antigua calzada romana durante unos quince minutos hasta llegar al puente de Pompedru, donde empieza el barranco como tal. Se trata de un barranco corto y de escasa dificultad, también ideal para principiantes. También es un barranco eminentemente acuático, con numerosas zonas para nadar. Apenas tiene puntos de rappel, pero sí hay varios saltos al agua que requieren de cierta técnica.

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Si buscas un plan diferente, el barranquismo en Asturias es la mejor opción.

Este barranco está formado por el Río Casaño, que nace en los Picos de Europa. Este río es muy susceptible a las crecidas en épocas de fuertes lluvias, por lo que el barranco de la Molina es más adecuado para la temporada veraniega. Son 700 metros de longitud divididos en dos tramos. El primero es el más acuático y se llega a perder pie en varios puntos. El segundo tiene menor profundidad y se puede hacer caminando por un entorno de cuevas.

El Vallegón

El barranco del Vallegón se encuentra en la Sierra de Amieva, concretamente en su parte occidental. El nombre se lo da el río Vallegón, en la cuenca del Sella, y presenta una dificultad media. Aunque es accesible para principiantes, en determinados puntos viene bien experiencia en las diferentes técnicas que aglutina el barranquismo. Son dos tramos, el superior de aproximadamente un kilómetro y el inferior de unos 500 metros. El superior es el más popular ya que ofrece una gran versatilidad: toboganes naturales, marcha, salto a pozas… hay actividades para todos los gustos.

Al igual que ocurre con casi todos los puntos de barranquismo en Asturias, a la hora de afrontar el barranco de Vallegón hay que estar pendiente de la meteorología y las lluvias. La mejor época es entre marzo y noviembre, y es desaconsejable intentar el descenso cuando el caudal del río está demasiado lleno. El acceso se hace a través de una explanada cerca de Amieva, un pueblo a unos veinte minutos de Cangas de Onís.

Viboli

El Barranco de Viboli supone una vuelta de tuerca de dificultad. Catalogado como de nivel III, es un barranco más técnico que requiere de experiencia y buena forma física. Aquí tanto los rápeles como los saltos son de más envergadura, por lo que no es adecuado para personas que se estén iniciando en el barranquismo.

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Disfruta de la naturaleza asturiana y de la emoción del barranquismo.

Viboli se ubica en el desfiladero de los Beyos, en un afuente del río Sella. Se aparca cerca de la carretera que da acceso al pueblo. Después, una caminata en ascenso de un kilómetro hasta el inicio del barranco; desde el camino ya se va viendo el margen derecho de la garganta por la que se desciende. En este barranco los rápeles son obligados, no hay manera de saltárselos, y el punto culmen es un rápel de 25 metros que finaliza en una zona oscura y cerrada. Para salir de ella, hay que atravesar otra serie de rápeles y toboganes y finalizar con otro descenso de 19 metros.

Carangas

El barranco de Carangas se encuentra en la localidad homónima, a unos 26 kilómetros de Cangas de Onís. Es un barranco intermedio, ideal para personas con algo de experiencia o principiantes en buena forma física y con ganas de probar sus límites. Se accede por un camino de unos cinco minutos desde el aparcamiento, por la carretera que llega al pueblo de Carangas. Un pequeño bosque de robles nos sirve como indicador del punto en el que comienza el barranco en sí.

Es de piedra cuarcita, bastante resbaladizo, por lo que hay que ser cuidadoso con las cuerdas para ir atravesando las distintas cascadas. Carangas tiene numerosos toboganes a lo largo del recorrido; todos desembocan en pozas en las que se puede nadar.