Construida entre los siglos XIV y XVI, la catedral de San Salvador de Oviedo es uno de los símbolos del arte y la arquitectura de la capital del Principado de Asturias. Situada en el Camino de Santiago, se presenta altiva y majestuosa ante el viajero porque conserva en su señorial fachada y en su interior el peso de la Historia. Una historia que comenzó cuando los grandes artistas de la época se pusieron a trabajar y a levantar un monumento que iba a ser esencial en el devenir de Oviedo. Entre ellos, Rodrigo Gil de Hontañón y Juan de Cerecedo, que fueron sus grandes artífices; Juan de Badajoz, que diseñó la fachada; y José Bernardo de la Meana, que ejecutó los cinco retablos de esta impresionante basílica ojival.
La capilla de Santa Bárbara, que tiene un retablo de 1663, es una de las más sobresalientes de la catedral de Oviedo, junto con la capilla de Nuestra Señora del Rey Casto, que acoge el panteón de los reyes asturianos (Fruela I, Bermudo I, Alfonso II, Ramiro I, Ordoño I, Alfonso III y García I de León). También merece la pena detenerse ante el altar de Santa Teresa (1739) y en la puerta de acceso a la cámara Santa, que antes servía de entrada al coro. Y junto a la capilla Mayor, podemos ver también la imagen en piedra policromada del Salvador, del siglo XIII.
- Historia de la catedral
- La catedral de San Salvador y su torre gótica
- El claustro de la catedral
- El Archivo Capitular
- El retablo Mayor de la catedral de Oviedo
- La Cámara Santa de la catedral
- Visita a la catedral de Oviedo y a su museo
- Información para la visita
Historia de la catedral
Antes del soberbio monumento que hoy contemplan quienes visitan la catedral de Oviedo hubo aquí otras construcciones, algunos de cuyos materiales se reutilizaron para levantar el templo actual. La principal fue la basílica prerrománica promovida por el rey astur Fruela I en honor a San Salvador y los Santos Apóstoles, en el siglo VIII. Su intención fue preservar las reliquias sagradas e históricas, fundamentalmente el Santo Sudario, que hoy se preservan en la Cámara Santa.
Ese templo fue destruido por los musulmanes y posteriormente reconstruido, a partir del año 796, durante el reinado de Alfonso II. Dicha construcción estuvo en pie durante casi cuatro siglos.
Como ya hemos comentado, la vigente catedral de Oviedo se comenzó a levantar a finales del siglo XIV, por orden del obispo Guillén de Verdemonte. Las obras se prolongaron hasta mediados del siglo XVI. Eso explica la existencia de diferentes estilos arquitectónicos en este complejo: del Gótico al Gótico tardío y el Renacimiento.
Luego, durante el siglo XVII se afrontó la ampliación del complejo catedralicio con nuevos elementos: la girola en torno a la cabecera del templo, la capilla dedicada a San Ildefonso, la desaparecida capilla barroca aneja a la Cámara Santa, la capilla funeraria del obispo Juan Vigil de Qiñones, la de Santa Bárbara o la de Santa Eulalia de Mérida.
Durante el siglo XVIII se acometió la reforma de lo que había sido el panteón real (prerrománico) para pasar a ser la capilla de Santa María del rey Casto, acogiendo los sepulcros que aún se conservaban de los monarcas asturianos y sus familias.
Un episodio importante en la historia de la catedral de Oviedo tuvo lugar durante la llamada Revolución de Asturias, en 1934, cuando fue dinamitada la Cámara Santa y, como consecuencia, se destruyeron parte de las reliquias históricas. El templo también sufrió notables daños durante la Guerra Civil (1936-39), entre ellos la desaparición de sus vidrieras.
La catedral de San Salvador y su torre gótica
Esta torre, calificada como “poema romántico en piedra”, fue uno de los últimos elementos que se añadieron a la catedral de Oviedo durante su construcción. Era el año 1587, ya en los comienzos del Renacimiento, cuando sus autores, Rodrigo Gil de Hontañón, y Juan de Badajoz, la dieron por finalizada. Está compuesta por cinco cuerpos que se van retranqueando y que invitan a mirar al cielo. Desde la plaza de la Catedral de Oviedo se divisa la silueta en su totalidad. Atención: podemos aprovechar la ocasión para disfrutar de la estatua de La Regenta, situada en este mismo espacio.
El claustro de la catedral
Uno de los espacios más singulares del templo es su magnífico claustro, que comenzó a construirse en el año 1300 y hubo que esperar 141 años para darlo por concluido. Es toda una joya del arte gótico que sustituyó al románico del siglo XII. En el siglo XVIII el artista Francisco de la Riva Ladrón de Guevara añadió al claustro un piso superior de estructura barroca. En la actualidad, existe un jardín central y a su alrededor se pueden observar diversos sepulcros.
El Archivo Capitular
Constituye el depósito de la memoria de la catedral de Oviedo. En el Archivo Capitular se conservan importantes códices, como el testamento de Alfonso II el Casto. El documento más antiguo data del año 803 y tiene que ver con la “Donación de Fakilo”. A lo largo de los años ha sufrido numerosos expolios, especialmente durante la ocupación francesa de 1808 y durante la guerra civil española. Este espacio tiene salida al exterior por la denominada puerta de la Limosna, donde el Cabildo, tradicionalmente, ejercía la caridad con los pobres de Oviedo. Aquí también se guarda lo que queda de la vieja sillería gótica flamígera del templo.
El retablo Mayor de la catedral de Oviedo
Es uno de los grandes atractivos de la catedral. El retablo Mayor, que representa escenas de la vida de Cristo, lo comenzó Giralte de Bruselas en el año 1512 y, con la ayuda de colaboradores, lo dio por finalizado cinco años más tarde. ¿El estilo? Gótico tardío o hispano-flamenco. Dicen que es, junto con los de Toledo y Sevilla, uno de los mejores retablos de ese periodo. En los laterales, se encuentran los sepulcros de los obispos Juan Arias y Jerónimo de Velasco.
La Cámara Santa de la catedral
Fue Alfonso II el Casto quien mandó construir esta cámara Santa, formada por dos capillas superpuestas. La inferior es la cripta de Santa Leocadia y la superior, la de San Miguel, por estar adosada a la torre de San Miguel, uno de los pocos vestigios que sobreviven del antiguo palacio de los reyes de Asturias. Aquí se conserva el Santo Sudario que, según la tradición, se corresponde con el que fue colocado sobre el rostro de Cristo en el descendimiento de la Cruz. También se pueden contemplar las cruces de los Ángeles y de la Victoria y otras muchas reliquias, como el impresionante arca de las Ágatas, rematada por una placa de oro carolingia del siglo X. Ésta es la razón de que a la catedral de Oviedo se la denomine la “Sancta Ovetensis”.
Visita a la catedral de Oviedo y a su museo
Inaugurado en el año 1990, el museo está situado sobre el claustro gótico de la catedral de Oviedo. Cuenta con una espectacular colección de objetos religiosos procedentes de la catedral y de casi un centenar de parroquias asturianas: orfebrería, ornamentos sagrados, libros litúrgicos, piezas excepcionales de pintura y tallas religiosas. Estos fondos artísticos están distribuidos en varias salas.
Información para la visita
La catedral de Oviedo abre de noviembre a febrero de lunes a sábado de 10 a 13 horas y de 16 a 17 horas. Los meses de marzo a mayo y el de octubre la apertura se amplía hasta las 18 horas de lunes a viernes, permaneciendo con el mismo horario los sábados.
En junio, abre una hora más (hasta las 19) de lunes a viernes. Y en verano (julio y agosto) el templo abre de lunes a viernes de 10 a 19 horas en horario ininterrumpido, igual que el sábado, que permanece abierto de 10 a 17 horas. Durante el mes de septiembre, también en horario ininterrumpido, la catedral abre a diario de 10 a 18 horas y los sábados hasta las 17.
Los domingos solo permanece abierta durante las misas y no está permitida la visita turística. Cierra también los días 1 y 6 de enero, 15 de agosto, 8 y 21 de septiembre, 1 de noviembre y 8 y 25 de diciembre. Los horarios difieren respecto a los habituales en Semana Santa, durante el Jubileo de la Santa Cruz (del 14 al 21 de septiembre) y los días 24 y 31 de diciembre.
Conviene aclarar que la visita guiada a la torre no está incluida en el pase general al complejo catedralicio: hay que adquirir una entrada aparte, que cuesta 10 euros, y reservar la sesión oportuna.