Asturias es, sin duda, uno de los santuarios de arte paleolítico más grandes de Europa. Se cree que hace 100.000 años los primeros pobladores se establecieron en el litoral cantábrico. El terreno fértil y el acceso al agua hizo que Ribadesella fuera uno de estos importantes focos prehistóricos. Aunque no fue hasta el 40000 a.C., durante la Edad de Piedra, cuando la cultura se desarrolló alcanzando formas de vida evolucionadas e, incluso, propiciando el nacimiento del Arte.
En 1912, los espeleólogos comenzaron las excavaciones en las cuevas de la zona, pero no fue hasta 1968 cuando se halló una de las joyas de la corona: la cueva de Tito Bustillo.
Tito Bustillo, el gran yacimiento de Ribadesella
La cueva de Tito Bustillo, que cuenta con pinturas del 33000 al 10000 a.C. es uno de los yacimientos más impresionantes del mundo. La calidad de sus pinturas y su valor arqueológico la han situado a la altura de Altamira o Lascaux.
Las pinturas fueron descubiertas por el grupo espeleológico Torreblanca que inspeccionaba la gruta. Hoy en día la entrada está al final de la cueva, ya que en 1970 se hizo un túnel para facilitar el acceso. Inicialmente, los espeleólogos habían accedido a la caverna por una chimenea vertical, recorriendo 700 metros de galerías, salas y formaciones geológicas.
Se cree que estas galerías estuvieron habitadas durante un periodo muy extenso, ya que los objetos y materiales encontrados en las diferentes galerías de la caverna así lo constatan. Las pinturas de la galería Antropomorfos son del 33000 a.C. Sin embargo, las pinturas del Gran Panel, donde se hallaron puntas de flecha y arpones, se datan entre el 7000 a.C. y el 15000 a.C. En la antigua entrada de la cueva, tapada a causa de un derrumbamiento prehistórico, se encontró cuarcita, sílex, raspadores y piezas decoradas de hueso. La más destacable es una cabeza de cabra tallada en un asta de ciervo.
Las representaciones han ido evolucionando según el periodo de ocupación y mezclándose entre sí. En total hay 11 conjuntos, entre grabados y pinturas, que se pueden dividir en dos fases: una donde predominan los signos rojos y otra donde las formas de animales toman el protagonismo.
Visita el interior de la cueva de Tito Bustillo
Una pasarela de adoquines, suspendida por pilares, facilita la entrada a través de la gruta. El camino discurre a través de varias galerías y está señalizado con pasamanos. A pocos metros, en el lado derecho, hay varias vulvas de color rojo representadas como símbolo de fecundidad. Aunque esta no es la única representación sexual en Tito Bustillo, los símbolos fálicos aquí encontrados constituyen la primera muestra conocida del sexo masculino.
Las estalagmitas de la cueva de la Lloseta, una caverna que se encuentra en la parte superior de Tito Bustillo conectada por un agujero abierto, contiene numerosos esbozos de penes prehistóricos. Entre todos ellos destaca una estalagmita de 1,5 metros de alto pintada de color rojo con muchas capas, lo cual le da grosor y refuerza el motivo sexual, según los investigadores.
Siguiendo el recorrido, unos 550 metros, hay un cruce de tres caminos. A la derecha se encuentra la galería de los Caballos, en la que hay unos grabados en la roca de diferentes caballos, renos y lo que parecen uros (una especie de toro salvaje), o quizás, bisontes (de la época de la glaciación). Pese al deterioro de las pinturas, a causa del paso del tiempo y las crecidas del río que corre por el fondo de la cueva, se pueden diferenciar los trazos, colores y técnicas utilizadas.
Por el camino de la izquierda se llega al Gran Panel o sala de las Pinturas, en las que se han encontrado numerosas representaciones de animales: caballos, ciervos, renos, vacas, bisontes, etc. Algunas de ellas son de más de 2 metros de longitud, superando su tamaño real. Además, se puede apreciar la cabeza de un caballo en línea negra y dos caballos de color violeta. La mayoría de las pinturas están repasadas con grabado y varias presentan diferentes colores y tonalidades: rojo, tierra, violeta y negro primordialmente.
En la parte más profunda e inaccesible de Tito Bustillo, se encontró en el año 2000, la imagen de una figura humana, una mezcla de hombre y mujer, cuya pruebas han revelado que se trata de la pintura más antigua de la cueva (33000 a.C.).
Junto a la cueva se encuentra el Centro de Arte Rupestre de Tito Bustillos, donde la exposición permanente muestra a los visitantes cuándo se produjo el descubrimiento de la cueva, su valor geológico, quiénes la habitaron y cómo son las muestras de arte rupestre que conserva en su interior. Cuenta con 6 áreas y su entrada no está incluida en la visita de la cueva.