A muy escasos kilómetros de los Picos de Europa —las cumbres más altas de Asturias—, se celebra cada primer sábado de agosto el Descenso Internacional del río Sella, una fiesta popular netamente asturiana “disfrazada” de competición de piraguas. Practicada desde 1929 a través del tramo fluvial existente entre los pueblos de Arriondas y Ribadesella, la bajada del Sella —o como cariñosamente la llaman los asturianos, “Les Piragües”— ha ido ganando fama con el tiempo y, a día de hoy, atrae a competidores de hasta 15 nacionalidades diferentes.
Como no podía ser de otra forma, hace tiempo que esta competición estival encontró su particular réplica popular en la asistencia masiva de viajeros y aficionados durante todos los meses del año. Hoy en día, el descenso del Sella presume de ser el acontecimiento de turismo activo que más público atrae en la región —solamente en 2013, 350.000 personas descendieron el río en canoa—. A su vez, este evento relanza la economía asturiana durante los meses de verano, gracias a la actividad incesante que empresas de alquiler de canoas, restaurantes y hoteles llevan a cabo. Si nos sigues, te contamos un poco más acerca del origen de esta prueba deportiva y su peculiar fiesta, así como algunos consejos a la hora de realizarla tú mismo.
El origen de la bajada del Sella
El origen de esta prueba deportiva va intrínsecamente unido al nombre de Dionisio de la Huerta. Barcelonés de padre asturiano, su amor por el deporte le llevó a comprarse en la década de los años veinte una canoa con la que explorar los ríos de Asturias, su tierra de veraneo. Entre 1929 y 1931, Dionisio, acompañado de un grupo de amigos, acometió numerosos intentos de descender el río Sella desde Arriondas hasta Ribadesella.
En 1932 lo consiguió, quedando así delimitados, de manera definitiva, los puntos de partida y meta del recorrido que un año más tarde se convertiría en prueba deportiva a nivel regional. A partir de entonces, la fama del Descenso del Sella tan sólo crecerá. Primero a nivel nacional, con la participación de deportistas de todas las provincias españolas; y a partir de 1951 también a nivel internacional, con la primera participación de un palista extranjero en la competición.
En la actualidad, este evento cuenta con la participación de más de un millar de piragüistas, y cada año el número aumenta.
Descenso del Sella: recorrido
Como decíamos antes, el recorrido tradicional abarca los veinte kilómetros de vía fluvial existentes entre Arriondas, un pueblo del interior asturiano, y Ribadesella, un pueblo costero donde se produce la desembocadura del río Sella en el mar.
Entre medias, los participantes encuentran multitud de “hitos”, como puentes y pasarelas, que les ayudan a descifrar la distancia recorrida. La pasarela de Fuentes, por ejemplo, indica al competidor los 4,5 kilómetros realizados. Por su parte, el puente de Toraño marca el kilómetro 8, y la pasarela de la Uña, el 11. Finalmente, el puente de Ribadesella, colmado de público que anima y vitorea la llegada de los participantes, es el encargado de anunciar el final de la carrera.
Una curiosidad es que, puesto que el recorrido fluvial se presta a ligeras variaciones en función de las mareas, su trazado nunca resulta el mismo en cada nueva edición.
La fiesta de las Piraguas, el lado más popular del evento
Además, alrededor de la prueba deportiva se viene gestando la llamada “fiesta de las Piraguas”, una de las fiestas populares más emblemáticas de toda España. Declarada en su momento Fiesta de Interés Turístico Internacional, su celebración tiene lugar la noche del viernes en Arriondas, y la del sábado en Ribadesella. Pero no hay por qué preocuparse, no hace falta elegir una y renunciar a la otra. El jolgorio es omnipresente en la zona, y así lo hace posible el “tren fluvial” que conecta ambas localidades mientras sigue, en paralelo al río, el transcurso de la carrera.
Como toda fiesta que se precie, dispone de un pregón propio durante el cual, un personaje ligado al mundo de las piraguas recita las célebres palabras que un día enunciara el fundador Dionisio de la Huerta: “Guarde el público silencio y escuche nuestra palabra. De orden de Don Pelayo, después de medir las aguas, se autoriza nuevamente en Arriondas la carrera de piraguas”.
Y tras la llegada del tren (y de los piragüistas, por supuesto), la fiesta estalla en Ribadesella, con caravanas de coches engalanados, cantos regionales y exóticos vestuarios, y sidra y charangas por doquier. Los Campos de Oba, en Lloviu, son los encargados de acoger una romería multitudinaria en la que la comida típica asturiana se intercala con la entrega de los premios.
Consejos para hacer el descenso del Sella con niños o amigos
Uno de los grandes atractivos de esta prueba deportiva es la posibilidad de realizarla, a nivel aficionado, cualquier día del año. Es perfecta para hacerla con amigos o incluso en familia. Saliendo de Arriondas, el interesado puede elegir un descenso de 6, 10 o 14 kilómetros de recorrido, según su condición física, sus circunstancias personales o su disponibilidad horaria. Incluso, cabe la posibilidad de pactar con alguna de las empresas de alquiler de canoas de la zona una recogida opcional a mitad de trayecto.
Normalmente, se recomienda acudir al descenso del Sella con cierto equipamiento: ropa deportiva o bañador, chubasquero y calzado cómodo, toalla y muda, crema solar y gorra, así como una bolsa hermética donde mantener a buen recaudo el teléfono móvil, la cartera y las llaves.
Por su parte, existen multitud de empresas en la zona que organizan y alquilan todo el material necesario para acometer la aventura del Sella. Las mismas siempre proporcionan la canoa y el remo, así como el chaleco salvavidas y el bote estanco donde guardar las pertenencias. De manera complementaria, en la mayoría de estas empresas encontraremos la posibilidad de contratar tanto un picnic, como un taxi que nos devuelva de Ribadesella a Arriondas.
Algunas empresas recomendadas son Jaire Aventura y la Escuela Asturiana de Piragüismo-RanaSella, ambas localizadas en Arriondas.