El palacio de Revillagigedo se levanta imponente en su privilegiada situación en pleno centro de Gijón: junto al puerto deportivo, en el encantador barrio de pescadores de Cimadevilla –y la estatua de Don Pelayo mirándole de frente– y muy cerca de la plaza Mayor.
Esta construcción barroca es, sin duda, uno de los edificios más relevantes de la ciudad de Gijón, data del siglo XVIII, aunque se edificó sobre una torre medieval que ya tenía algunos siglos. A pesar de que las dos torres almenadas parecen gemelas, lo cierto es que una de ellas fue erigida en el siglo XV. El marqués de San Esteban del Mar de Natahoyo fue quien impulsó las obras del palacio, pero su nombre se le debe al conde de Revillagigedo, su último propietario noble.
- El palacio de Revillagigedo y el barroco asturiano
- Revillagigedo como centro cultural
- Una ruta por el centro de Gijón
Actualmente el palacio es propiedad de Cajastur-Liberbank, pero ya había sido declarado Bien de Interés Cultural en 1974. Tras una profunda restauración, debido a los daños recibidos durante la guerra Carlista, permanece abierto al público desde 1991. Está situado junto a la colegiata de San Juan Bautista y funciona como centro cultural. Si vas por la noche, no dejes de detenerte unos segundos para admirar su fachada iluminada, cortesía de la Fundación Hidroeléctrica del Cantábrico.
El palacio de Revillagigedo y el barroco asturiano
Arquitectónicamente, el palacio de Revillagigedo se compone de cuatro alturas sobre una planta rectangular. La construcción está dividida en cinco partes simétricas, con cinco arcadas que forman una galería porticada en la planta baja, cinco balcones en la planta primera y cuatro ventanas en la tercera; además de dos torres gemelas en los laterales. La última planta no estaba en los planos originales sino que se añadió con posterioridad.
Además de componer un conjunto con la colegiata de San Juan Bautista, el palacio está adosado a la muralla romana que antiguamente protegía la población. Y una vez cruzado el umbral de la entrada, el palacio es tan interesante como lo es desde el exterior. Actualmente, la distribución es circular, alrededor del patio, lo que ha conseguido dotar a todas las salas de exposiciones de luz natural así como de la posibilidad de estar comunicadas entre sí.
Como todo buen palacio, Revillavigedo tiene sus leyendas: se cuenta que la misma reina Isabel II se alojó en el palacio en una de sus visitas al norte, lo que no hace sino sumar atractivo a este bello edificio, símbolo del barroco asturiano.
Revillagigedo como centro cultural
Corrían los años 70 cuando su último dueño, Álvaro Armada y Ulloa, vendió el palacio de Revillagigedo a la Caja de Ahorros de Asturias por un precio simbólico (tan sólo 25 millones de las antiguas pesetas) para que sus instalaciones fuesen destinadas a finalidades públicas.
Tras su restauración, el palacio se convirtió en un centro de arte internacional, una de las principales salas expositivas de la ciudad de Gijón, junto a la Universidad Laboral o el Centro Internacional Óscar Niemeyer. Durante un tiempo, acogió exposiciones temporales de artistas nacionales e internacionales de primer orden (Goya, Chillida, etc.), aunque últimamente y desde la disolución de la fundación hace unos años, acoge otro tipo de muestras, más bien exposiciones de corte popular (como los ‘Inventos de Leonardo Da Vinci’, la nostalgia ochentera de ‘Yo fui a EGB’ o ‘Construcciones de Lego’, por citar tres de ellas.
El edificio, además, cuenta con espacios para ofrecer cursos, conferencias, obras de teatro, espectáculos de danza o conciertos, así como visitas y talleres didácticos. Cuenta, también, con sala de lectura y con cafetería y, durante los meses estivales, también se programan espectáculos al aire libre.
Una ruta por el centro de Gijón
Su situación privilegiada, presidiendo el barrio histórico y marinero de Gijón, hace que la visita al palacio de Revillavigedo pueda completarse con una ruta turística por el barrio de Cimadevilla. Casi obligatorio es hacerla a pie para no renunciar a gran parte de su encanto y que en el recorrido figuren, al menos, los siguientes puntos de parada:
- La plaza Mayor y el Ayuntamiento, centro neurálgico de la vida de la ciudad.
- El monumento a Don Pelayo, primer rey astur, frente a la fachada del palacio de Revillagigedo.
- La colegiata de San Juan Bautista, anexa al edificio del palacio.
- El puerto deportivo de la ciudad
- La cuesta del Cholo y el resto de las calles, que conservan su esencia de barrio de pescadores, con sus típicos edificios que poco a poco van remozando sus fachadas (algunos forman parte del patrimonio cultural de la ciudad yc al menos 200c están protegidos por un plan especial).
- El Elogio al Horizonte, de Eduardo Chillida, la enorme escultura de hormigón que prácticamente ha adquirido el título de símbolo de la ciudad y que corona el cerro de Santa Catalina.
- Las termas romanas y el museo aledaño.
- El museo Casa Natal de Jovellanos, sito en la plaza homónima.
- La torre del Reloj, alzada sobre las ruinas de una antigua torre romana y que hoy acoge el museo Arqueológico y el archivo Municipal.
- Y, no menos importante, los bares de Cimadevilla, algunos de los locales más concurridos de Gijón y que se animan, aún más si cabe, al caer la noche.