La Ciudad Condal se presenta ante el viajero como un verdadero muestrario de reclamos turísticos. En ella, los aficionados a la arquitectura quedan embelesados ante las fantasiosas construcciones de Antoni Gaudí. No nos referimos solamente a la Sagrada Familia y a las icónicas edificaciones del passeig de Gràcia (las casas Batlló y Milà), hablamos también de todas aquellas viviendas que, pese a ser menos conocidas, sorprenden a quienes pasean por el barrio de Eixample, obligándolos a detenerse y alzar la mirada hacia los elegantes balcones y galerías modernistas.
Barcelona es mar y montaña, playa de la Barceloneta y Tibidabo, cultura y contracultura, gastronomía y museos, amplias avenidas rebosantes de luz y callejones oscuros del Born. Por si esto fuera poco, la capital catalana es también la sede de un equipo de fútbol cuyos aficionados aseguran que es més que un club. Se trata del Fútbol Club Barcelona, lo lidera un tal Leo Messi y su estadio, el Camp Nou, reúne semana tras semana las miradas del planeta fútbol, pues los espectadores saben que las posibilidades de ver magia en Can Barça son realmente elevadas. ¿Se le puede pedir más a una ciudad?
Del antiguo estadio de Les Corts al Camp Nou
Como sucede habitualmente con todos los clubes deportivos en sus inicios, el FC Barcelona jugó en diferentes campos desde su fundación, en 1899, hasta 1922, cuando se mudó a Les Corts, que fue el primer estadio en propiedad del equipo. Tras las remodelaciones de 1943 y 1945, el estadio de Les Corts tenía capacidad para 48.000 espectadores (es decir, un aforo muy superior al de la mayoría de campos de la actual liga española), sin embargo, el rápido aumento del número de seguidores tras la Guerra Civil hizo que el mismo se quedara pequeño y, por tanto, que se empezara a pensar en la edificación de un nuevo feudo.
Algunas teorías sostienen que el empujón definitivo a la hora de lanzar el proyecto fue la inminente llegada al club blaugrana de Ladislao Kubala —una vez confirmado el fichaje del futbolista húngaro— y los dos títulos de liga consecutivos que el Barça cosechó en las temporadas 1947/48 y 1948/49. Sea como fuere, tras un intenso debate sobre el emplazamiento definitivo (pues había quienes defendían que debía erigirse al final de la avenida Diagonal, y no en los terrenos de la zona de la Maternidad donde finalmente se situó), el Camp Nou se construyó entre 1955 y 1957, ascendiendo su coste total a los 288 millones de pesetas, cantidad que significó un endeudamiento considerable del club en los años posteriores a su ejecución.
El proyecto estuvo dirigido por los arquitectos Francesc Mitjans Miró y Josep Soteras Mauri, con la colaboración de Lorenzo García Barbón, y tenía un aforo inicial de 99.053 espectadores. Sin embargo, la cifra alcanzaría las 115.000 localidades coincidiendo con el Mundial del 82, cuyo partido inaugural se celebró en el Camp Nou. No obstante, a finales de los años noventa el aforo volvió a situarse en torno a los 99.000, pues la nueva normativa prohibió la existencia de localidades de pie.
Pese a que popularmente los culés siempre han llamado al estadio Camp Nou o Nou Camp, por contraposición al viejo estadio de Les Corts, su denominación originaria era Estadio del FC Barcelona, hasta que en 2001, durante la presidencia de Joan Gaspart, los socios decidieron mediante una encuesta por correo, que obtuvo un 68.25% de los votos a favor, oficializarlo.
En la actualidad, el campo del Barça cuenta con la categoría 4 según la clasificación de estadios de la UEFA, lo que significa que cumple todos los requisitos para albergar finales de la Liga de Campeones y de la UEFA Europa League, las dos competiciones futbolísticas más importantes a nivel de clubes europeos. Sus instalaciones son de primer nivel, incluyendo palcos, salas VIP, platós de televisión y hasta una capilla a la que se accede desde el túnel de vestuarios. Sin embargo, los culés ya esperan ansiosos la espectacular reforma anunciada por la directiva, la cual correrá a cargo del japonés Nikken Sekkei y de los arquitectos catalanes Joan Pascual y Ramon Ausió, y lo dotará de una fachada transparente, al tiempo que aumentará su aforo a los 105.000 espectadores.
Barça Stadium Tour & Museum: visitando el estadio del FC Barcelona
La mejor forma de visitar el Camp Nou es asistiendo a un partido del FC Barcelona y disfrutando en vivo del fútbol desplegado por uno de los clubes más laureados del planeta. Sin embargo, el Barça Stadium Tour & Museum —o Camp Nou Experience— es un plan perfecto para quienes deseen visitar el Museo del FC Barcelona y conocer los rincones por los que pasan antes y después de cada encuentro los cracks del primer equipo.
Existen diferentes recorridos, que te permitirán acceder a la zona mixta —donde tienen lugar las entrevistas postpartido—, pasear junto al terreno de juego, entrar al vestuario del equipo rival e incluso sentarse en el banquillo utilizado puntualmente por figuras de la talla de Leo Messi. Por su parte, el Museo del FC Barcelona posee una completísima colección de objetos vinculados al club azulgrana, entre ellos, balones, camisetas o botas antiguas, así como novedosos medios audiovisuales que permiten al seguidor rememorar algunos de los goles y jugadas más emocionantes y significativos para la historia de su equipo.
Ya sea viviendo en un partido en directo o realizando el tour, el Camp Nou, al igual que otros estadios míticos, como la Bombonera (en Buenos Aires) o Wembley (en Londres), es uno de aquellos escenarios que todo futbolero debería visitar, al menos una vez en su vida.