La Fuente Mágica de Montjuic es considerada una de las mayores joyas turísticas de Barcelona. Ubicada al pie de la montaña de la que hereda el nombre, su origen se remonta a la Exposición Universal de 1929, cuya celebración supuso para la capital catalana un gran desarrollo urbanístico. La fuente y sus coreografías acuáticas son solamente el elemento más destacado del completísimo conjunto de juegos de luz y agua que se despliega a lo largo del eje María Cristina, comprendido entre la Plaza de España y el soberbio Palacio Nacional. Visitada anualmente por más de dos millones y medio de curiosos, no por casualidad la fuente se ha visto integrada, con el pasar de los años, en numerosos eventos de importancia capital en la ciudad —Juegos Olímpicos de 1992, el Piromusical de las fiestas de La Mercè, o las Campanadas de Nochevieja—.
Los espectáculos que acoge tienen lugar todos los jueves, viernes y sábado del año (salvo contadas excepciones), y son, sin lugar a dudas, una de las mejores opciones de ocio disfrutable tanto por adultos como por niños. Si os animáis a visitarla, tened por seguro que en ella encontraréis un espectáculo sinigual de luz, color, agua y música.
Las virtudes de la Fuente Mágica de Montjuic
1929 fue el año de las grandes exposiciones en España. Mientras Sevilla celebraba por todo lo alto su Exposición Iberoamericana, en Barcelona tenía lugar la ya mencionada Exposición Universal: todo un despliegue urbanístico y tecnológico puesto en marcha a fin de proyectar en el exterior una imagen renovada de la industria catalana. De entre todo aquel maremágnum de edificios y pabellones de nueva construcción surgió la Fuente Mágica de Montjuic, como una apuesta de los organizadores por distinguir su exposición de todas las demás celebradas hasta la fecha.
El resultado, para asombro de barceloneses y barcelonesas, fue una gigantesca fuente elipsoidal de 65 metros de diámetro en su parte más ancha, dotada además de un motor hidráulico capaz de eyectar un caudal de 2600 litros por segundo. Una verdadera obra de ingeniería puesta al servicio del espectáculo más novedoso, haciéndose definitiva su forma actual a mediados de los años 80 con la instalación de un sistema de sonido capaz de sincronizar música, luz y agua en directo. Hoy la Fuente Mágica de Montjuic es todo un símbolo barcelonés, cuya espectacularidad esconde también un compromiso firme con la lucha contra el cambio climático, con la instalación reciente de tecnología LED y el uso exclusivo de aguas freáticas para llenar sus estanques.
Como curiosidad, en su momento el lugar que ocupa la fuente sirvió también como solar para cuatro robustas columnas de estilo jónico que simbolizaban la bandera catalana. Fue el dictador Primo de Rivera quien en 1928 las mandó derribar, preocupado por la excesiva impronta regionalista que estas pudieran dejar en los asistentes a la Exposición. Tras el regreso de la democracia a España, varias voces pidieron su reconstrucción, la cual llegó finalmente en 2011, cuando estas volvieron a ser levantadas justo enfrente de la fuente.
Cómo visitar las fuentes de Montjuic
La Fuente Mágica de Montjuic es la más grande de Barcelona, y también la más popular. Por ello, si queremos acercarnos a contemplar su espectáculo, deberemos tener en cuenta las grandes masas de gente que habitualmente se congregan a su alrededor.
Con horarios ligeramente cambiantes dependiendo de la temporada, lo único seguro es que la Fuente Mágica da comienzo a sus coreografías al caer la noche, todos los jueves, viernes y sábados del año. Su programación es de lo más variada, siendo la música elegida la que marca el carácter del espectáculo. Melodías de Disney, música clásica, bandas sonoras de películas, o hits de los años ochenta y noventa, son sólo algunos de los géneros más habituales en esta fuente que sirvió como escenario para Freddie Mercury y Montserrat Caballé durante los Juegos Olímpicos de Barcelona.
El Piromusical que acoge durante las fiestas de la Mercè —fiesta mayor de Barcelona— merece un punto y aparte. Se trata de un gran castillo de fuegos artificiales sincronizado, no sólo con la Fuente Mágica, sino con todos los demás surtidores de agua que descienden por el Eje María Cristina hasta la Plaza de España.
El precioso enclave en el que se inscribe la Fuente es el último de los motivos por los que nadie debería perdérsela. Además de servir como mirador desde el que contemplar la ciudad de Barcelona, en sus alrededores también es posible explorar los vestigios vivientes de la Exposición Universal de 1929. Toda una serie de palacios y jardines, construidos en diferentes estilos arquitectónicos según el país que los presidiese, que hoy acogen la Fira de Barcelona —una de las instituciones feriales más importantes de Europa—.