Existen poblaciones que tienen sabor a salitre y a verano, Lloret de Mar es una de ellas. Ubicada en la Costa Brava, a unos 75 kilómetros de Barcelona, es un retiro perfecto durante todo el año, pero cuando cobra vida y se vuelve más chispeante es en verano. Los viajeros adoran su luz, sus más de siete kilómetros de playas familiares y calas salvajes, la animación de las terrazas, sus buenos restaurantes, el Gran Casino Costa Brava y los paseos por entornos espectaculares como los caminos de ronda. Es, en resumidas cuentas, una villa para conocer y disfrutar despreocupadamente de su amplia oferta de ocio.
Qué tienes que ver en Lloret de Mar
Aunque en lo primero que pienses cuando llegas a Lloret de Mar es en irte a la playa, te pedimos paciencia porque su casco urbano tiene mucho que ofrecer. Sus principales visitas se encuentran enlazadas mediante una red imaginaria a la que llaman MOLL (Museo Abierto de Lloret). La idea es que el visitante pueda recorrer, como si de un museo al aire libre se tratase, distintos exponentes monumentales de interés. La propuesta es comenzar en el Museo del Mar, ubicado en la antigua vivienda de Can Garriga, una familia que obtuvo una gran fortuna con el comercio marítimo en la América del siglo XIX. Muchos otros lloretenses dejaron su hogar para buscar fortuna allende los mares, por lo que no son pocas las huellas de los llamados indianos en la ciudad. No dejes de entrar para ampliar tus conocimientos sobre navegación y comercio marítimo. Desde el museo puedes seguir el itinerario marcado y visitar otros catorce lugares de interés.
Por su llamativa fachada, una construcción que no pasa desapercibida en el recorrido es la iglesia de Sant Romà. Fue levantada a comienzos del siglo XVI con estilo gótico catalán y cuenta con algunos elementos propios de las fortificaciones, como una puerta levadiza. Durante el siglo posterior hubo de realizarse alguna ampliación y se incorporaron capillas laterales. Entra para admirar el altar mayor realizado a mediados del siglo XVI por Pere Serafí.
Aunque pueda parecer un poco tétrico, no dejes de entrar en el cementerio por su estilo modernista y porque conserva un gran legado indiano. Se reformó en el siglo XIX gracias a las donaciones de aquellas familias que “habían hecho las Américas”, es decir, que se habían enriquecido con los negocios de ultramar.
Seguimos el circuito invitándote a conocer el edificio de Es Tint, que ahora alberga la cofradía de pescadores, pero que antes era el lugar donde se teñían las redes. En el pasado era habitual que en cada población existiese un espacio para añadirles color, ya que de este modo se incrementaba su durabilidad y se camuflaban mejor en el agua. En la Costa Brava solo quedan éste y otro situado en Calella de Palafrugell.
A unos cinco kilómetros de la población también merece la pena conocer Sant Pere del Bosc, un monasterio benedictino del siglo X que actualmente funciona como hotel y alberga un restaurante.
Castillo de Sant Joan
Tras unas horas recorriendo Lloret de Mar, te sugerimos desplazarte hasta el castillo de San Joan, situado entre las playas de Fenals y Lloret de Mar. De la construcción original de comienzos del siglo XI apenas queda nada, salvo su torre del Homenaje y algo de muralla. El mayor daño lo sufrió al ser bombardeado por la armada británica en 1805. Durante muchos años no fue más que un montón de ruinas pero, tras una profunda reforma, se puede visitar tanto la torre como el recinto. Merece la pena visitarlo por su significado histórico y por sus increíbles vistas. Si realizas alguna actividad náutica, también tendrás la oportunidad de admirarlo desde el mar sobresaliendo de entre los pinos.
Los Jardines de Santa Clotilde
Este hermoso vergel es el resultado del encargo del marqués de Roviralta a Nicolau Maria Rubió i Tudurí, un joven arquitecto y paisajista, en 1919. El terreno elegido por el noble fue un acantilado donde había una plantación de vides. Las vistas eran espectaculares desde esta ubicación, pero el arquitecto tuvo que ingeniárselas para salvar los desniveles naturales del terreno con escaleras y rampas. La abrumadora belleza de los Jardines de Santa Clotilde se la debemos, en parte, a la corriente novecentista de moda en aquel momento, con la que se pretendía recuperar el estilo clásico cuidando las simetrías y las proporciones. Las esculturas de personajes mitológicos, las fuentes, las flores y los árboles –sobre todo pinos, cipreses, tilos y alberos– crean un espacio idóneo para el relax y la ensoñación. Se pueden concertar visitas guiadas.
Playas de Lloret de Mar
Lloret de Mar tiene 9 kilómetros de litoral que acogen cinco hermosas playas que ostentan el distintivo de la Bandera Azul que acredita su calidad. La más extensa es Lloret de Mar y está situada en el centro de la población. Tiene un kilómetro de larga y su arena es gruesa y dorada. Es perfecta si vas en familia porque cuenta con todos los servicios y, además, tiene el aparcamiento muy próximo. Vecina a esta, se encuentra Sa Caleta, la más fotografiada por la bonita estampa que representa su agua transparente y la casa-castillo neogótica del industrial gerundense Narcís Plaja. Si eres aficionado a pasear, desde aquí parte uno de los caminos de ronda que recorren el litoral.
Otras playas que merece la pena recordar son Canyelles, la más alejada del núcleo urbano, que alberga el único puerto náutico de la población; Fenals, de aguas cristalinas y resguardada en una bahía; Santa Cristina, protegida del viento y de las olas, a la que se accede desde la ermita del mismo nombre; y De Treumal, rodeada de una espesa vegetación.
Cala Boadella
Mención aparte merece Sa Boadella integrada en un paisaje donde las coníferas se deslizan hasta la playa, la arena es dorada y el agua no puede ser más cristalina. Aunque solo tiene unos 250 metros, merece la pena desplazarse en coche hasta la carretera que lleva a la ermita de Santa Cristina y caminar 200 metros por un sendero de tierra para disfrutar de este maravilloso regalo de la naturaleza.
Además de las playas mencionadas, Lloret también cuenta con tesoros poco accesibles que esperan a ser descubiertos. Localiza en tu mapa: la cala Morisca, la cala Banys, la caleta d’en Trons y la cala dels Frares.
Un plan divertido: Parque acuático Water World
Si realizas un viaje en familia, un lugar que no podrás obviar es Water World, que está considerado uno de los parques acuáticos más grandes de Europa. En sus 140.000 m2 se reparten todo tipo de atracciones que harán las delicias de niños, jóvenes y adultos. ¿Por dónde vas a empezar? ¿Por el tobogán, la piscina de olas o los ríos rápidos? Lo idóneo es reservar un día completo para esta actividad porque en las instalaciones hay restaurantes, parques y zonas donde relajarse.