Considerada la capital interior de Cataluña, Manresa está a 67 kilómetros de Barcelona y luce una impactante fachada monumental. Tiene 76.000 habitantes y es la cabecera de la comarca del Bages. La ciudad ha tenido una gran pujanza gracias a su gran actividad industrial (textil, metalúrgica y química) y su territorio se extiende sobre una planicie rocosa  ubicada sobre los ríos Llobregat y Cardener.

Su historia parte de lejos pues se remonta a épocas prerromanas, pero hoy presume de contar con muchos atractivos monumentales y turísticos. Entre ellos, sobresalen la Seu en lo alto, el puente sobre el río Cardener y el conjunto arquitectónico que contiene la Santa Cova, también conocida como la Cueva de San Ignacio. Y es que San Ignacio es una de las grandes referencias históricas y culturales de la ciudad, ya que vivió un año en Manresa antes de emprender peregrinación a Tierra Santa.

En realidad, Manresa está delimitada por dos grandes zonas: la parte antigua, donde se concentra el comercio de la ciudad, y el gran bulevar central de la parte moderna, donde se concentran los focos de diversión y ocio de los manresanos.

Qué ver en Manresa

Como son muchos los lugares de interés que ofrece Manresa, vamos a trazar una ruta que ha de comenzar, necesariamente, por la Seo o catedral, cuya silueta es prácticamente la seña de identidad de la ciudad antigua. Su nombre oficial es el de Colegiata-Basílica de Santa María, un templo que fue levantado entre los siglos XIV y XV sobre la cima del cerro Puigcardener, que se corta como un tajo ante el paso del río.

Excelente ejemplo del gótico catalán, La Seo de Manresa tiene unos vitrales que sorprenden por su viva policromía y la profusión de imágenes. También es espectacular su colección de esculturas. Sobre el altar se puede ver la imagen de la Mare de Déu de l’Alba, que en realidad es una copia de la talla original en madera policromada que fue destruida en 1979.

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Manresa

Es interesante contemplar el retablo de l’Esperit Sant, pues se trata del mayor de los retablos góticos que se conservan en Cataluña. Pero hay otros en los que también merece la pena fijarse: los de Sant Marc (siglo XIV), de Sant Miquel i Sant Nicolau (siglo XV) y el de la Santíssima Trinitat (siglo XVI).  Hay que decir que la Seo se construyó sobre un templo románico anterior, del que se conserva aún un claustro erigido en el siglo XI y que su autor es el mismo de la célebre iglesia de Santa María del Mar, de Barcelona. Además, su Museo Histórico alberga valiosos objetos litúrgicos, tallas románicas y una importante colección de pintura gótica catalana.

Junto a la Seo, se halla el Palau de Justicia, del siglo XVI, que fue concebido originalmente como palacio episcopal de un obispado que nunca tuvo la ciudad. Y a dos pasos, la Plaza Major con la Casa de la Villa, un vistoso edificio del siglo XVIII.

La Cueva de San Ignacio o Santa Cueva

Otro de los grandes atractivos turísticos que hay que ver en Manresa es la Cueva de San Ignacio o Santa Cueva. Aquí se retiró el santo de Loyola para meditar y redactar sus célebres “Ejercicios espirituales”. Está en la orilla del Cardener, sobre el puente románico. La pequeña gruta se transformó entre los siglos XVII y XVIII en una capilla decorada con suntuosidad, junto a la cual se levantó posteriormente una espectacular iglesia y un convento de estilo barroco. Hoy es uno de los más importantes lugares ignacianos y uno de los referentes universales del mundo jesuítico.

Quien quiera conocer bien la historia de la ciudad tiene que dirigir sus pasos hacia el Museo Comarcal de Manresa, porque aquí encontrará espléndidas colecciones de arte barroco, cerámica medieval, piezas arqueológicas locales y obras de arte contemporáneo. Está justo en el antiguo edificio del colegio de Sant Ignasi, del siglo XVIII.

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Manresa

Al igual que Terrassa, otra de las grandes capitales industriales de Cataluña, Manresa cuenta con un buen catálogo de edificios modernistas que son un imán para el turismo. Se hallan fundamentalmente en torno al paseo de Pere III, uno de los focos comerciales y sociales de la ciudad. Aquí abundan las terrazas, los restaurantes y los bares, además de las tiendas más importantes. Hay que destacar, entre los edificios singulares, los del Casino (1906), la Torre Lluvià (1908) y el Teatro Kursaal (1927). En la plaza de Sant Domènech, también hay inmuebles modernistas, como el Teatre Conservatori (1878), la casa Torrents (1905), el quiosco Fius i Palà (1917) o la espectacular Torre Jorba, un ejemplo único en Cataluña de art decó.

Qué hacer en Manresa

Además de visitar los numerosos enclaves monumentales y turísticos del centro de Manresa, la ciudad ofrece otros atractivos para el ocio. Uno de los más importantes es, a las afueras de la ciudad, el Parc de la Sèquia, donde se encuentra el Parc de l’Agulla y un lago artificial con capacidad para 200 millones de litros de agua, que entró en funcionamiento en 1974. Su objetivo: garantizar el abastecimiento de agua a Manresa y a otras poblaciones del entorno.

En el parque de l’Agulla, trabajan diferentes asociaciones que son las responsables de gestionar actividades como la pesca regulada, el alquiler de kayak y canoas, el bar restaurante, el parque infantil y las actividades del centro de interpretación  del parque.

En este gran espacio verde hay zonas delimitadas para juegos infantiles, se pueden dar agradables paseos en bicicleta, hacer deporte o practicar el senderismo, porque hay un larga ruta lineal conocida como Camí de la Sèquia, que tiene aproximadamente 26 kilómetros.

Durante la fiesta mayor de Manresa, se hace aquí el espectáculo de fuegos artificiales.

Por fin, y para abrir boca, diremos que una visita a Manresa no estaría completa sin probar uno de los platos célebres de la gastronomía catalana cuya cuna se halla aquí. Es el bacallà a la manresana, que tiene la particularidad de tener entre sus ingredientes, además de bacalao, espinacas, piñones y ciruelas secas.